Diario de León

JULIO ALBERTO MORENO

«Con dinero puedes comprar una casa, no un hogar, amigos y amor»

J. NOTARIO

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La vida del futbolista Julio Alberto Moreno ha sido una montaña rusa de la que salió despedido en varias ocasiones. Milagrosamente, sobrevivió y, como dijo ayer a los jóvenes del segundo congreso ‘Lo que de Verdad Importa’,  «he aprendido a vivir con poco, entre la naturaleza y los perro. De niño no le gustaba el fútbol, ni tenía quien le llevara a hacer deporte. Aprendió a esconderse en el armario, mientras su hermano lo hacía debajo de la cama, cuando sus padres se peleaban, hasta que les retiraron la tutela y fue a parar al orfanato de la Minería de Asturias, su tierra natal, con tan solo seis años. Fueron siete años sin contacto con la familia, sin sentir que le quisiera nadie y abusado sexualmente en un campamento. «Tuve que vivir con eso hará que tenía 40 años, no se lo podía contar a nadie. Lo peor es que viví con ese sentimiento de culpa toda mi juventud». Julio Alberto relató cómo consiguió reunirse con su madre tras robarle 900 pesetas a su padre en uno de los restaurantes que poseía en Candás y decidió tirar de una familia que vivía en una pensión gracias a la caridad. Primero se hizo paseador de perros, luego botones de un banco y, tras presentarse a unas pruebas, empezó su carrera de futbolista con 17 años en el juvenil del Atlético Madrid aunque a los pocos meses Luis Aragonés se fijó en él y pasó al «equipo grande». Fueron años de gloria. Máximo goleador de la liga de Castilla, fichó por el Barça, ganó tres copas del Rey, una supercopa, dos copas de la Liga, la Recopa, el Mundial 86... Hasta que la cocaína se apoderó de su destino. Sfrió dos sobredosis y una parada cardiaca, intentó suicidarse.... «Si no me pega el coche intentaré salir adelante», se dijo en un momento de desesperación cruzando la calle con el semáforo rojo. Tras pasar por Proyecto Hombre, entró en el proyecto social del Barça y ahora tiene una fundación con la que rescata a menores de la calle. «Con dinero puedes comprar una casa, pero no un hogar; ni un amigo, ni el amor», dijo a los jóvenes como consejo final.

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