CUIDADOS QUE ABRIGAN TU PIEL
Con la llegada del invierno, las bajas temperaturas pueden hacer mella en el estado y aspecto de la piel. Especialistas en cosmética natural explican cómo mantener nuestra lozanía cutánea durante los meses fríos
La piel es el mayor órgano de nuestro cuerpo y nos conecta con el exterior a través del sentido del tacto y, al mismo tiempo, nos protege de los agentes externos, siendo nuestra primera barrera defensiva. Este envoltorio orgánico, que está continuamente expuesto a las inclemencias ambientales, sufre especialmente con la llegada de las temperaturas gélidas. «El invierno afecta a todo nuestro organismo. Es conocido como afecta al sistema respiratorio y a los huesos, pero no hay que olvidarse de la piel», explica la doctora Nayra Patricia Merino de Paz, del grupo hospitalario Quirónsalud (www.quironsalud.es).
«Las zonas más sensibles al frio de nuestra piel son las mejillas, los labios, el cuello, el escote y las manos», apunta. «Con las bajas temperaturas pueden aparecer, desde labios agrietados o descamación en la cara, hasta piel seca. Los meses más fríos del año afectan severamente a nuestro rostro», advierte por su parte, Ana Araque, fundadora de la marca cosmética natural vegana Naturlab (https://natur-lab.es/es). «El frío provoca un adelgazamiento en ciertas zonas haciendo que se vea más seca y se produzca inflamación y descamación. Es necesario cuidar nuestra piel para paliar estos cambios agresivos», explica Araque.
Agrega que en el invierno, al igual que en otros cambios de estación, debemos modificar nuestra rutina de cuidados, ya que «la piel está expuesta al entorno cada segundo del día, percibe los cambios inmediatamente y reacciona». «Durante el otoño y el invierno, nuestra piel produce menos aceites naturales, lo que implica que necesita una hidratación más profunda y frecuente que debemos intensificar cuando comienza el frío y hay menos humedad», añade.
«Las zonas corporales que más sufren el frío están en el rostro, al ser las más expuestas», recalca Araque, quien propone una serie de consejos básicos para preparar y mantener nuestra cara en las mejores condiciones «a partir del momento en que empiecen a bajar las temperaturas, cuando el aire es más seco y los vientos son más fuertes».
El aire es mucho más seco en invierno, lo que puede eliminar la humedad de la piel. Para combatir esta situación es recomendable hacer funcionar un humidificador en los distintos ambientes donde permanezcamos más tiempo: nuestra casa y el trabajo si es en interior.
LA HIDRATACIÓN ES CLAVE
Para Araque «es fundamental mantener una hidratación adecuada, abundante y frecuente de la piel, además de aportarle cremas hidratantes que protejan las células epidérmicas y restablezcan su función de barrera cutánea». «Hay que hidratar tras darnos una ducha, pero en ocasiones es necesario repetir la aplicación varias veces a lo largo del día», añade. Es importante dedicar un especial cuidado a los labios con un bálsamo, formulado con aceite de coco ecológico, orizanol, que protege frente a los rayos UV-A y UV-B y emulsionantes y vitaminas vegetales que aporten suavidad y protección a los labios. Algunos protectores labiales llevan un aroma natural a regaliz o frambuesa que «los hace irresistible y los protege», añade.
Deshacernos de las células muertas de la piel ayudará a que los humectantes funcionen mejor y hará que la piel sea más suave en general», según Araque. Recomienda incorporar a nuestra rutina de cuidado semanal el uso de un exfoliante con pequeñas gotas o partículas que no sean demasiado fuertes para nuestra piel y usarlo unas cuantas veces a la semana después de la ducha»