España en el celeste imperio
alfonso garcía
China tiene, tuvo especialmente la capacidad de provocar permanentemente la curiosidad, quizá por el desconocimiento que existía sobre el país. El académico Juan Gil, gran conocedor de la aventura española en ultramar, vuelve a presentarnos un viaje apasionante, con todas las claves históricas que lo propiciaron. La política china mantuvo una línea de tradicional xenofobia, a pesar de los esfuerzos y proyectos para la presencia española, fundamentalmente por Juan González de Mendoza, en el Celeste Imperio.
Como bien nos cuenta Mendoza en su Historia…, los españoles llegaron a China en 1575, gracias al ataque inesperado que lanzó contra Manila el pirata Limahón. El corsario fue hecho prisionero y los chinos aceptaron la entrada de los frailes agustinos si desde Manila se les enviaba a Limahón vivo o muerto. Fue la oportunidad que dio paso al viaje de Juan Salcedo y otros religiosos, pero la huida del corsario frustró por completo las esperanzas que habían abrigado los españoles sobre el establecimiento de relaciones formales con China.
Ante este ambiente hostil, Mendoza regresó a España en 1582 y fue enviado a Roma: el Papa Gregorio XIII le impulsó a escribir este libro, cuya mayor parte de contenidos pertenecen a otros autores, aunque los esfuerzos del agustino por recabar información sobre China, ajustar entre sí relatos muy dispares y, sobre todo, dar unidad estilística al relato merecieron todo tipo de alabanzas. El texto, tras una primera parte en la que trata de la geografía, su división administrativa y el perfil de sus habitantes, pasa a expresar Mendoza su religión, así como sus usos referidos al matrimonio y las exequias. En la tercera parte, la más extensa, nos adentra en su historia, economía, milicia, administración, además de revisar sus costumbres y alabar su capacidad para desarrollar inventos tan asombrosos como la pólvora y la imprenta. Por último, incorpora las relaciones de los frailes que viajaron a China en orden cronológico. La obra tuvo un fulminante éxito editorial y no solo contó con varias traducciones a otras lenguas, sino que fue también fuente de inspiración para muchos escritores.