La poesía es consolación
alfonso garcía
LLa poesía es consolación», afirma Antonio Pereira en el cierre de esta Poesía Completa, un recorrido por sus andanzas creativas del género tituladas El poeta hace memoria. La poesía es una continuación de su personalidad, su «huerto íntimo», utilizando sus propias palabras. Eso sí, subrayando, como refería Ricardo Gullón, las evidentes relaciones entre su poesía y su cuentística.
El propio Pereira escribe que la primera «me proporcionó recursos impagables para el relato». Esta difícil frontera entre los géneros añade, creo yo, otra singularidad del escritor que siempre huyó de toda influencia y de las teorías: «Me fui soltando de los mentores —escribe—, y un día vi claro que las teorías no eran lo mío, que acudía a la poesía compulsivamente cuando una idea –o mejor, un sentimiento- alcanzaba en mí una maduración que podría decirse obsesión, y que para liberarla no había otra receta que tirarse a la piscina de la página en blanco».
Esta actitud, o actitudes sitúan también al Pereira poeta lejos de cualquier clasificación.
Pero, eso sí, cada poema suyo –son palabras de Juan Carlos Mestre en el prólogo- «es un metódico refugio para al abandonado huésped de la tierra, los signados con la huella de la ironía y la tristeza, los que saben que al otro lado de la imaginaria línea crece un bosque de silbidos donde verdea el misterioso tallo de la teatralidad humana, la dulzura y los acervos frutos del fracaso ante el espectador de sombras.
Todo lo demás es fidelidad y pasión por la desnuda belleza, sendas por las que no transita el hombre indiferente, sino el individuo decente y el cómplice asiduo, el súbito que en su cualidad de amor sostiene el hilo de la cometa en las esplendentes aldeas de la escritura».
Esta magnífica edición de tapa dura, conmemorativa del centenario del escritor villafranquino, es una oportunidad para leer, o releer, el don de su dimensión poética.