Testosterona. ¿Descubren el chip contra la depresión?

Cuando se pronuncia la palabra testosterona en un ámbito no científico, lo primero que nos viene a la cabeza es la masculinidad, entendida ésta como la actitud vital de un varón en su plenitud sexual.

También la agresividad, asociada a la fuerza y el vigor del hombre.

La testosterona, claro que sí, tiene que ver con estos dos aspectos y, curiosidades de la medicina, el animal gracias al que se descubrió dicha relación fue el gallo.

Fue en la primera mitad del siglo XIX en la ciudad alemana de Gottingen, donde un veterinario se dio cuenta que al castrar a los gallos, éstos perdían agresividad y fuerza, mientras que si se les inyectaba esta molécula ambos atributos regresaban para cumplir sus funciones normales.

Autoinyecciones de testosterona

Del gallo al hombre, y en el mismo siglo, Charles-Édouard Brown-Séquard, conocido por sus estudios sobre la médula espinal, se inyectó un compuesto de fluido seminal, tejido vascular testicular y tejido testicular puro procedente de animales de laboratorio para estudiar qué efectos le producía.

Aunque el doctor francés describió “una sensación plena de bienestar y de vigor que desaparece a los pocos días de la inyección”, lo cierto es que con el paso del tiempo su reacción se atribuyó al efecto placebo.

Dos siglos después, la expectación ante los posibles efectos de la suplementación con testosterona no ha desaparecido.

Muy al contrario, la investigación sobre este asunto y las evidencias que van arrojando diferentes estudios realizados en todo el mundo, han llevado a llamar a la terapia de reemplazo hormonal el chip de la juventud o el chip sexual.

Y no faltan los motivos. Desde Neolife, centro pionero en medicina antienvejecimiento en España, vienen tratando a sus pacientes con esta terapia, que consiste en ir reemplazando los niveles que se van perdiendo con el paso del tiempo, siendo el uso de pellets (implantes subcutáneos) una de las formas más fisiológicas -y populares- de hacerlo.

Así influye la hormona de la sexualidad en el estado de ánimo

A partir de los 40, como edad orientativa, explica desde estos centros el doctor Alfonso Galán, se entra en la andropausia, fase masculina similar a la menopausia. Y no sólo se pierde apetito y capacidad de desempeño en la sexualidad, sino que el descenso de los niveles de testosterona se relaciona cada vez más con problemas depresivos y de diversa índole.

 

Que la falta de esta hormona tiene que ver con periodos de tristeza y atimia no es tampoco nuevo, pero se trata de una realidad que van constatando y definiendo diversos papeles médicos.

Valga como ejemplo el publicado en JAMA Psychiatry , de difusión y prestigio internacional, en el que, tras el estudio de 1.900 varones, y después de revisar  27 publicaciones, se comprobó que el tratamiento con testosterona duplicaba la posibilidad de mejorar los síntomas depresivos frente al placebo. De hecho, a mayor dosis de testosterona mayor efecto antidepresivo se producía.

¿Quiere decir esto que la testosterona es un tratamiento contra la depresión? No, al menos no de forma única, responde el doctor Galán. Significa que sus niveles bajos pueden contribuir al malestar psicológico, por lo que el estudio de los mismos, de manera personalizada, y el tratamiento para su reemplazo, es una nueva herramienta para reducir los trastornos del ánimo.

Comer mal, otro factor de descenso de la testosterona

Pero no sólo hablamos de hombres, de sexo, masculinidad y depresión. La testosterona también es cosa de mujeres. De hecho, es la hormona sexual circulante más abundante en la mujer. Por lo que, si se considera necesario, se les puede administrar también mediante los pellets antes mencionados u otros medios.

En cuanto a sus otras funciones orgánicas, las más importantes la relacionan con la salud cardiovascular,  la distribución de la grasa, la masa y fuerza muscular y la densidad mineral ósea. Para los más preocupados por el físico, también con el vello facial y corporal.

¿Qué puedo hacer para que un déficit de la considerada hormona sexual no merme mi calidad de vida? La recomendación de Neolife es complementar la terapia de reemplazo hormonal con una alimentación alejada de azúcares, productos refinados y grasas.

Más evidencias: una dieta proinflamatoria puede desencadenar deficiencia de testosterona.  Estos expertos del antiaging recurren de nuevo a los estudios: en una muestra de 4200 adultos -concluye el Journal of Urology , de la American Urology Association-, aquellos que comían peor, quienes tomaban alimentos de baja calidad nutricional, tenían aproximadamente un 30%  más de posibilidades de presentar deficiencias de testosterona.

Así que, en esto de la testosterona, como parece que en todo en la salud, se comienza con una buena dieta. Después, hay que ponerse en manos de los especialistas. Y, como se ve, no se trata sólo de sexo, aunque bien merece, en ese caso, la pena.