«El Caule está a la vanguardia para tratar el cáncer pero adolece de falta de recursos humanos»
ana gaitero
LEÓN
—La incidencia del cáncer ha aumentado. ¿Se ha tocado techo o seguirá la tendencia?
—Me temo que seguirá en aumento. Los datos (web IARC) muestran tendencias en progresivo aumento. La previsión es que España aumente el número de casos de los 282.000 registrados en 2020 a los 330.00 en el 2030 y a los 375.000 en el año 2040. En parte se debe al incremento y envejecimiento progresivo de la población, pero también al persistente y progresivo deterioro de los factores de riesgo asociados a este tipo de enfermedades, sin olvidar el efecto que sobre la incidencia tienen siempre el diagnóstico precoz.
—¿Cómo está León en incidencia y mortalidad? ¿Cómo lo valora con relación al resto del país?
—Los datos de incidencia son solamente estimativos porque no hay un registro poblacional de cáncer para León, solo disponemos del Registro de Tumores hospitalario que lógicamente arrojan cifras menores. La estimación que se ha hecho para la provincia de León durante el año 2021 fue de unos 3.500 casos, que se enmarcan en los aproximadamente 18.000 que se produjeron en Castilla y León en ese mismo año. Las tasas de incidencia por 100.000 habitantes se sitúan en los 790 casos por cada 100.000 habitantes. Si la comparamos con la media de Castilla y León, que es de 751 casos por 100.000 habitantes, León se sitúa en los rangos superiores de incidencia de la Autonomía. Hay que decir que Castilla y León es la segunda CC.AA. en tasas de incidencia en España, solo superada por Asturias. En cuanto a mortalidad, León se sitúa en los 339 fallecidos por cada 100.000 habitantes, un poco por encima de las tasas medias que muestra Castilla y León globalmente, para este parámetro. Estas cifras se mueven en la lógica del envejecimiento poblacional, sin poder descartar factores de riesgo de mayor presencia en nuestra provincia. León es la segunda provincia con mayor edad media de la Comunidad, solo superada por Zamora. La distribución etaria por quinquenios también muestra ese envejecimiento. León presenta los porcentajes de mayor población por encima de los 60 años.
—¿Cuáles son los datos más esperanzadores en curación? ¿Y los menos optimistas?
—Los avances terapéuticos, efectivamente, son importantes y se reflejan en un mayor porcentaje de pacientes que están libres de enfermedad a los 5 años del diagnóstico o que a pesar de tener una enfermedad activa, siguen vivos tras 5 años del diagnóstico. Cuando comparamos los datos de mortalidad por cáncer en el quinquenio 2002-2007 con los del 2008-2013, se detecta una reducción de las tasas de mortalidad del 3,3% en varones, con efectos significativos en 15 de 27 neoplasias analizadas y del 2,6% en mujeres con efectos significativos en 16 de 29 tumores analizados. Ningún tumor, ni en hombres ni en mujeres, incremento su letalidad. Las mejoras observadas son reflejos, no solo de un diagnóstico más precoz, sino también de avances en las estrategias de tratamiento y la colaboración entre diferentes especialistas. Hay que hacer notar que esos periodos aún no están mostrando el efecto que, sobre la supervivencia están teniendo los avances que se han producido en los últimos años con la mejora de técnicas diagnósticas, avances en el conocimiento genómico, la eclosión de la inmunoterapia y en diseño de fármacos altamente dirigidos.
—El cáncer de pulmón es el que presenta mayores tasas de mortalidad. ¿Qué nuevos tratamientos se están experimentando para mejorar la respuesta?
—El cáncer de pulmón es el que más muertes produce, pero no es el más letal. Existen tumores en los que la letalidad es mucho más alta, pero efectivamente, como el número de casos es muy elevado, las cifras parecen escandalosas, siendo la neoplasia que más fallecimientos produce en todo el mundo. La mortalidad por esta neoplasia se ha estancado en los varones, pero el número absoluto crece por un aumento de la incidencia y mortalidad entre las mujeres. Diversos factores de riesgo, con el hábito tabáquico a la cabeza, explican este fenómeno. Quizá el cáncer de pulmón sea el tumor en el que los avances diagnósticos y terapéuticos han sido palmarios y relevantes en los últimos años. Ahora sabemos que el cáncer de pulmón no es una enfermedad sino una amalgama de varios subtipos de procesos, cada uno de ellos con una evolución, un pronóstico y un abordaje diferenciado y contra los que disponemos de fármacos dirigidos contra dianas terapéuticas bien reconocidas que, a su buena tolerancia, suman su alta eficacia, facilitando que no pocos pacientes puedan alcanzar esa barrera de los 5 años tras el diagnóstico, algo impensable hace una década. El cáncer de pulmón ha sido el territorio oncológico en el que desembarcó hace unos años con más fuerza y éxito la inmunoterapia, la cual ha aportado a otros subgrupos de pacientes una clara mejoría en sus síntomas y en su evolución. La investigación continúa con el desarrollo de nuevos fármacos, nuevos abordajes terapéuticos y nuevas estrategias de diagnóstico.
—¿Qué avances se han introducido en el Caule en tratamientos de otros tipos de cáncer?
—El Caule se sitúa a la vanguardia de los medios tecnológicos necesarios para abordar la mayoría de las patologías oncológicas, disponiendo de acuerdos con otros centros de la Comunidad para el apoyo en algunos procedimientos, como son el uso del PET, la cirugía torácica o el abordaje de algunas técnicas muy específicas de cirugía oncológica abdominal. El desempeño y la calidad científico-técnica de los profesionales, médicos, técnicos y profesionales de enfermería implicados en la asistencia sanitaria de los pacientes oncológicos, está con las mejores de Castilla y León, siendo Hospital de referencia para algunas técnicas. A mi juicio, uno de los avances más importantes en el campo de la Oncología es la creación de los Comités de Tumores, que aseguran que todos los pacientes con un cáncer son atendidos en un marco de multidisciplinaridad, coordinación y excelencia, lo que asegura los mejores resultados posibles. El leonés no tiene que buscar en otros ámbitos sanitarios mejores profesionales o técnicas más avanzadas, porque el Caule dispone de todas las que han demostrado ser eficaces. Sin embargo, hay que señalar que, siendo el Caule una organización sanitaria de alto nivel profesional y tecnológico en materia oncológica, adolece de una falta de recursos humanos, cuando comparamos las ratios con otras áreas de salud de la Comunidad. En León tenemos 10 oncólogos en la plantilla orgánica frente a 12 en Salamanca. Todos los equipos directivos que han pasado por el Caule han señalado sistemáticamente esta deficiencia. Afortunadamente la profesionalidad y dedicación del personal suplen esas carencias con esfuerzo y dedicación.
—¿Qué innovaciones destaca?
—Por su importancia, destaco la cirugía robotizada para el tratamiento quirúrgico de neoplasias digestivas, ginecológicas y urológicas; la disponibilidad de nuevas técnicas de diagnóstico anatomo-patológico entre las que destacan la conocida como NGS, tecnología capaz de detectar secuencias en el genoma con alteraciones susceptibles de ser tratadas con fármacos dirigidos y que contribuye a una Oncología personalizada y de precisión. A estas se une el reciente refuerzo en potencia y calidad de los medios de imagen radiológica y como no, la ampliación del Servicio de Oncología Radioterapia con nuevas dotaciones tecnológicas que facultan a sus profesionales de máquinas de alta potencia y gran efectividad. Hay que tener en cuenta que el concurso de la Radioterapia en el tratamiento del cáncer, siendo siempre piedra angular, ha aumentado sus indicaciones en los últimos años, contribuyendo al impacto en la supervivencia de muchas neoplasias. En Oncología Médica se incorporan día a día todas aquellas innovaciones farmacológicas que demuestran eficacia, seguridad y eficiencia en el marco de la Investigación Clínica. Nuestra CC.AA. funciona de forma ágil y eficazmente, por lo que el Servicio de Oncología del Caule puede dar respuesta rápida a casi todas las circunstancias. El Servicio de Oncología dispone también de una Unidad Hospitalaria de Cuidados Paliativos dedicada en exclusividad a los pacientes oncológicos que requieren de su concurso, atendida actualmente por dos profesionales coordinados con la Atención Primaria y las Unidades de Cuidados Paliativos domiciliarios del Área de Salud que prestan una inestimable ayuda a los pacientes y sus familiares en las fases finales de la enfermedad en el domicilio. Su sostenimiento y ampliación es más que necesaria.
—¿Qué carencias señalaría?
—Como no, existen deficiencias que pueden ser mejoradas si se las presta atención e interés. Uno de los pilares del desarrollo e implementación de la innovación tecnológica en Oncología es la Investigación básica, traslacional y clínica. Todas, pero sobre todo ésta última, es fuente de beneficios para el paciente y para el sistema sanitario en general, porque contribuye a disminuir la carga de la enfermedad que soporta. Pero para su mantenimiento, crecimiento y organización requiere de dotación en recursos humanos, materiales e inversión finalista. Hay que tener en cuenta que la investigación clínica se enmarca en la actividad asistencial del profesional, lo que supone una carga de trabajo más, pero además una carga de trabajo con connotaciones muy especiales. Mantener las estructuras de investigación clínica requiere un cambio de mentalidad en la gestión sanitaria, porque supone, por un lado, colocar a la misma altura la asistencia sanitaria y la investigación clínica, aumentar la dotación en recursos humanos tanto médicos como enfermeros que además deben de tener formación específica en ensayos clínicos, junto con el fortalecimiento de las estructuras administrativas que soportan el flujo de datos y su manejo. Tiempo, espacio físico, así como recursos humanos y administrativos son cimientos sobre los que se construyen la Investigación Clínica. En este sentido, existen numerosos modelos de colaboración público-privada que pueden contribuir a ese mantenimiento a través de donaciones e inversiones.
—La atención psicológica, ¿cómo está en León?
—Sin duda los aspectos psicológicos de la enfermedad cobran especial énfasis en el ámbito del cáncer. Aunque el desarrollo de la Psicooncología es ya una realidad, es necesario aumentar su cobertura con más personal y más medios. Un apoyo resuelto y profesionalizado del paciente con cáncer, tanto en las primeras fases de su diagnóstico como en el proceso de tratamiento y en la fase de seguimiento es crucial si nuestro objetivo no solo es curar, sino también prevenir secuelas y reincorporar al paciente a sus actividades sociales y laborales. En este sentido deben también reforzarse las estructuras de apoyo y asesoramiento sociolaboral, así como todo lo referente a la Rehabilitación de las secuelas físicas consecuencia del tratamiento.
—¿En qué ensayos e investigaciones trabaja el servicio de Oncología?
—La Unidad de Investigación del Servicio de Oncología tiene abiertos varios ensayos clínicos en diversas patologías oncológicas con grupos de investigación nacionales internacionales. Destacan, por su importancia, relevancia y número, los que se desarrollan en cáncer de mama, pulmón, tumores ginecológicos y genitourinarios. Prácticamente todas las patologías con alta incidencia disponen de ensayo clínico. Pero la Investigación Clínica en Oncología no solo se refiere al desarrollo de Ensayos Clínicos. Es una parte nuclear, pero la investigación debe abarcar también la medición de resultados en la práctica clínica, para hacer bien lo que se debe hacer bien y no hacer lo que no se debe hacer. Medir resultados es el eje del proceso de mejora de una institución como la sanitaria que basa su existencia y compromiso en la calidad y satisfacción del paciente y su entorno familiar. De nada sirve implementar tecnología si no sabemos si la misma va a rendir los mismos beneficios en la vida real. Medir resultados implica la introducción de medios informáticos adecuados al objetivo y recursos humanos para desarrollarlos.
—¿Es posible extender cribados de mama, cuello de útero y colon a otros tumores?
—Es cierto que la prevención secundaria, es decir, la detección de la enfermedad en fases subclínicas favorece la aplicación de medios terapéuticos con mayor capacidad curativa. Esto es cierto en el cáncer de mama en el que los nuevos diagnósticos son en su mayoría formas muy localizadas de la enfermedad que se curan en el 95% de los casos. Lo mismo hay que decir del cáncer de cuello de útero, donde la mayoría de los diagnósticos se hacen en fase muy precoz. Últimamente se ha incorporado la prevención secundaria al diagnóstico precoz del cáncer colorrectal, mediante las pruebas de detección de sangre oculta en heces lo que supondrá que en algunos años veremos diagnósticos en fases muy tempranas. Sin embargo, la detección precoz no es sinónimo en todos los caso de un descenso en la mortalidad, algo que desarrollaré más abajo.
—¿Se trabaja suficiente en la prevención?
—Yo creo que sí se trabaja, pero no lo suficiente. La prevención primaria es la estrategia más valiosa en cáncer porque el mejor cáncer es el que no se tiene. Actualmente sabemos que los factores ambientales y el estilo de vida contribuye a casi el 80% de los factores de riesgo de padecer un cáncer, por lo que casi el 80% de ellos serían prevenibles. Somos lo que comemos, por lo que si la comida es de baja calidad nuestras estructuras celulares también lo son. La alimentación excesiva y de baja calidad contribuyen a la obesidad y a la enfermedad. La obesidad está presente como factor de riesgo en casi todos los tumores estudiados. Una buena educación sanitaria en materia de alimentación, asociado a un marco jurídico agresivo que persiga fraudes y obligue a facilitar una buena comprensión del contenido de lo que ingerimos serían medidas urgentes de mejora.
Junto a la alimentación, el sedentarismo es otro de los azotes sociales. Es verdad que la cultura del fitness o práctica deportiva ha crecido exponencialmente en los últimos años y es una buena noticia, pero se necesita aún más, como también se requieren más esfuerzos en convencer a la población de que fumar es un factor de riesgo de numerosos tumores. Muchos dirán que hacer campañas antitabaco y utilizar el tabaco como medio recaudatorio de impuestos son incompatibles, y es posible que en parte tengan razón, pero la libertad individual de decidir debe primar, a mi juicio, sobre la coacción.En definitiva, que cada ciudadano disponga de conocimientos e información veraz, accesible y comprensible que le permita empoderarse, ser responsable y comprometerse con sus cuidados, debe ser el objetivo institucional de la prevención, si queremos seguir haciendo sostenible el sistema sanitario.