Sin hogar, sin estigma
María Luz Lozano es la responsable del Hogar Municipal del Transeúnte
ana gaitero
LEÓN
Un total de 516 personas, con 3.528 estancias, son el balance numérico del año 2022 en el Hogar Municipal del Transeúnte que gestiona San Juan de Dios en la capital leonesa. Pero más allá de los números está la acogida hospitalaria de manera individualizada porque «nos importa cada persona de forma única y atender a cada una de las que entran por la puerta sin juicios de valor, con cariño y, cuando es necesario, con firmeza», asegura la responsable, María Luz Lozano.
El Hogar Municipal del Transeúnte es, por ahora, un servicio exclusivamente para hombres. En 2022 se atendió a 140 personas nuevas, cuyo perfil mayoritario son hombres de mediana edad aunque «alarmantemente cada vez hay gente más joven en los albergues», subraya Lozano.
Personas que han perdido el trabajo, divorciados con problemas económicos y otros hombres con cuadros de adicciones o enfermedad mental llegan en busca de techo y calor a este centro ubicado en la calle Panaderos número 5 de la capital que no tiene que ver con el comedor social de la Asociación Leonesa de Caridad (Asleca), aunque trabaja en red con esta entidad al igual que con Cáritas y Calor y Café, el albergue para personas sin hogar de la Sociedad San Vicente de Paúl o Cruz Roja, al igual que con la policía Local y Nacional.
«Muchas de estas personas intentan reinsertarse con la ayuda que les prestamos y el trabajo en red. «En el comedor social desayunan, comen y cenan por 1 euro al día; si no tienen recursos, les derivamos a Cáritas; en Cruz Roja hay clases de español para extranjeros, que son un 30% de nuestros usuarios». Las personas sin hogar de procedencia árabe son las que más predominan entre los extranjeros. Cada vez hay menos perfiles de personas en la calle itinerantes.
El Hogar Municipal del Transeúnte «es un recurso del Ayuntamiento de León que gestionan los hermanos de San Juan de Dios para quitarles horas de calle y darles opciones». El espacio cuenta con una sala de lectura, que por la mañana da servicio para la búsqueda de empleo, elaboración de curriculum y búsqueda de habitación. «Nuestro objetivo principal es animarles y reforzarles como personas. Vienen rotos y en la calle nadie les mira, incluso la gente les tiene miedo». señala Lozano. Eliminar el estigma que sufren las personas sin hogar es parte de la tarea de acogida. «El sinhogarismo es un situación que nos puede pasar a cualquiera. No debemos hacer juicios cuando vemos a alguien en la calle. Conocer sus necesidades e historias sirve para canalizarles a otros recursos». La responsable del hogar destaca la labor de la trabajadora social municipal en este terreno.
Se trata de empoderarles para que «salgan cuanto antes de la calle: ayudarles a pensar y tomar conciencia de que hay otras cosas». Los resultados se notan: «Se producen cambios y hay personas que salen de la calle, bien porque encuentran trabajo, entran en un recurso para tratar su adicción o pasan a un piso tutelado o en habitación compartida».