Vuelve la reina de la novela negra
l Camilla Läckberg presenta ‘La secta’, novela que ha creado junto al mentalista Henrik Fexeus
álvaro soto
Camilla Läckberg (Fjällbacka, 1974), la escritora sueca más popular, se ha buscado un socio para sus nuevas novelas: el mentalista Henrik Fexeus (Örebro, 1971). Juntos han creado una nueva saga que ahora presenta su segundo libro en España, La secta (Planeta), que continúa con los personajes de la anterior entrega, El mentalista, e introduce en el mundo de las sociedades cerradas de poder a los dos protagonistas, Vincent Walder y la metódica policía Mina Dabiri, de alguna forma, los alter ego de los escritores.
En La secta, la desaparición de un niño en un parque infantil, con similitudes con otro caso que tuvo un final trágico, se enreda entre códigos numéricos y mensajes en clave. «Para un padre, no hay nada que dé más miedo que la posibilidad de que un hijo sea secuestrado. Yo, que tengo cuatro hijos, lo sé muy bien y quizá por eso me ha resultado fácil indagar en estos temores», cuenta Läckberg, que ha vendido 30 millones de libros en 60 países en sus 20 años de carrera, que ahora festeja. A su lado, su amigo Fexeus, al que conoció hace más de 15 años y una celebridad en Suecia gracias a sus espectáculos. El ilusionista confiesa que el libro ha sido «una terapia» para acercarse al desasosegante mundo de los sucesos infantiles. Suyas son las trampas lógicas que hacen avanzar, o a veces retroceder, al libro. «Los mentalistas no tenemos poderes especiales, pero nuestra principal cualidad es que somos buenos observadores y sabemos entender cuáles son los anhelos o las preocupaciones de las personas», apunta Fexeus.
En el argumento aparecen los problemas matrimoniales y paterno-filiales de los protagonistas, una excusa para hablar de otra institución central en cualquier novela negra. «La familia es un nido de amor, pero también de conflicto y un lugar peligroso», detalla la autora. «El que está más cerca de ti también puede ser quien te haga más daño».
Heredera del género, Läckberg es ahora, junto con el noruego Jo Nesbø, la cara más visible de un fenómeno que arrasa el mundo desde hace dos décadas, la novela negra escandinava. Heredera de un estilo literario que Stieg Larsson y Henning Mankel prestigiaron, la escritora enumera las claves que, a su juicio, explican el éxito del género: «Tenemos una larga tradición de novela negra que se remonta a los años 70 y antes incluso y Suecia es un país muy seguro: las historias dramáticas que ocurren en países seguros llaman más la atención que las que suceden en otros lugares en los que los crímenes son más comunes». «Además», continúa, «en Escandinavia la gente escribe mucho y llegan centenares de manuscritos a las editoriales, que tienen donde elegir. Y finalmente, los extranjeros creen que nuestras sociedades son ideales, perfectas. ¡Pues no! Como veis en las novelas, son territorios en los que también ocurren cosas horribles», argumenta Läckberg, que visualiza a sus lectores «en el sofá, tomándose una taza de té, mientras se acercan a historias horribles».
La secta transcurre en Estocolmo, la ciudad de los Nobel, pero la autora está segura de que nunca recibirá el premio más importante de las letras mundiales, que todavía no tienen en su palmarés a un escritor de novela policiaca. «No voy a ganar el Nobel. Mis libros no son el tipo de obra que consigue un galardón así, que reconoce una literatura diferente. Yo soy muy buena entreteniendo con mis tramas y mi mejor premio son los lectores», destaca.