El espinazo moral de la Transición
miguel lorenci
El periodismo y la literatura son las pasiones de Jorge Alacid. Al primero, al que ha dedicado toda su vida profesional, es también el motor de su primera novela, Los seres queridos (Los aciertos & Pepitas). Una intriga «muy literaria» en torno a unos inquietantes suicidios que el director de un diario de provincias con tanto oficio como olfato, Viberti, investiga durante la Transición. «He querido retratar el espinazo moral de la España de entonces, de un país en blanco y negro, un territorio de frontera con una narrativa propia, y para eso me venía muy bien no ser demasiado específico», justifica su decisión de situar la novela en una ciudad castellana que nunca se nombra. Alacid debuta en la narración con esta apasionante historia, «que más que negra es gris, como la España inhóspita y precaria que retrata, y que evita ser roja». Se apoya, sí, en el canon policíaco para ir más allá y huir de la sangre y la casquería tan abundante en el género policíaco. «El crimen en la novela es un accidente que permite explicar el sustento moral de los personajes», dice su autor, «Desde Hammett hay mucha novela negra teñida de rojo y no quería regodearme en el morbo», asegura. Y se anda con pies de plomo para evitar lo truculento al abordar un tema tan peliagudo como el suicidio. «Caí en la cuenta de que el suicidio puede ser un crimen extraño, de contornos difusos y múltiples vertientes morales. Que puede ser un homicidio por otras vías o un asesinato por otros medios, aunque nunca sabremos la última razón del suicida ni si invadimos su intimidad al investigarlo», acota. Cree Alacid que periodistas y novelistas tienen mucho de «cazadores» y en esta ópera prima pone a su sabueso Viberti a investigar esos desasosegantes suicidios. «Tiene una moralidad líquida, a ratos gaseosa, que se revela muy poderosa. Comprometido hasta el tuétano con su oficio «si naciera mil veces, mil veces sería periodista» se ufana. «El periodismo es el relato de la vida y quienes en el futuro quieran saber cómo fue nuestra época, deberán ir a las hemerotecas».