NI FÁBULA NI LEYENDA, BERRUETA
La biznieta de Mariano Domínguez Berrueta explica en este artículo las razones por las cuales considera que su antepasado no fue un colaboracionista con el franquismo y destaca que la purga de libros de la biblioteca Sierra Pambley no la realizó él sino que se limitó a buscar los textos «pornográficos y de propaganda anarquista y comunista»
El Diario de León del 18 de febrero publica un artículo sobre D. Mariano Domínguez Berrueta en el que se plantea una serie de cuestiones sobre su persona. Primeramente, afirma que sus descendientes y los historiadores de la Universidad han cruzado las espadas para dirimir el espinoso asunto de si fue o no un colaboracionista franquista y si su carrera estuvo amparada por el franquismo. Dice: «La polémica está abierta».
Irremediablemente, me subió el azúcar. ¿Colaboracionista? ¿Polémica? ¿Cruzar las espadas? No. No vamos a entrar en ello, no vamos a defender su persona, no lo necesita y más, ahora y antes, cuando todo leonés sabe perfectamente quién era, cómo era y el agradecimiento que hubo y hay en el pueblo leonés a su labor cultural. No hay polémica, ni la va a haber.
Está de moda entre determinadas personas crear leyendas negras sobre hechos históricos y sobre determinadas personas, y le tocó a D. Mariano. Nada más. Sus argumentos se caerán por su propio peso, sin entrar en sus polémicas. Sin embargo, para lo que requieran, aquí me tienen. Soy bisnieta de D. Mariano y a mucha honra. En La Guerra de la Independencia en León, obra que Mariano Domínguez Berrueta deja inédita, encontramos una dedicatoria a la provincia de León: «La mejor ofrenda que puede rendirse a una tierra noble es la de la Verdad. Ni fábula ni leyenda: ni novela ni canto épico: la Verdad a la luz de documentos…. A ellos (los leoneses) todo el rendido homenaje: a la tierra que los engendró o en la que vivieron y destacaron su vida y su personalidad, el obsequio de la Verdad, manjar de dioses, flor que apenas se conoce ya de puro escondida o disfrazada…Verita liverabit vos». Como bisnieta de D. Mariano y como leonesa que me siento, debo de hacer mías sus palabras y exponer la verdad, una vez más, sobre lo narrado en el artículo: ¿fue o no un colaboracionista? ¿Estuvo parte de su carrera amparada por el régimen franquista? Pues, qué quieren que les diga, entonces estuvo su carrera amparada por el régimen de Alfonso XII, por la Regencia, Alfonso XIII, La Dictadura de Primo de Rivera, la II República española y por el régimen franquista.
Perteneció a la llamada Generación del 98, comenzando a escribir en 1897 en el periódico El Lábaro salmantino, junto a sus hermanos Martín (tutor de García Lorca en Granada) y Juan, bajo la tutela del Padre Cámara. En el segundo número, se muestra un artículo digno de mención, y que viene muy bien al caso, acerca de la causa de la lectura de periódicos: «El periódico ahorra, si así se puede hablar, el trabajo de discurrir. Hay que reconocer que para la mayoría de las gentes, el periódico es muy barato: Por cinco céntimos les da sustancia para la conversación de todo el día». «Si quieren ustedes conocer a muchos hombres, no les pregunten por sus ideas. Averigüen cuál es el periódico que leen. Hombres que se proclaman libres, son obedientes y esclavos de una hoja de papel que el viento se lleva. Lector discreto o amable lectora que pugnas por interrumpirme para preguntar por qué habrá tantos periódicos malos: oye esta última observación. Los periódicos a veces defienden las malas ideas, pero con más frecuencia defienden los pícaros céntimos». Y lo dice en un periódico.
En 1902, El Adelanto, periódico salmantino, ya publicitaba su obra El Padre Manovel y El Conde de Francos. Y ya Iscar Peyra le consideraba costumbrista y romántico y decía de él: «Mariano Domínguez Berrueta, costumbrista, a la manera de Maldonado, con la diferencia que puede haber entre un naturalista y un romántico, fue el primero, puede que el único, que tuvo la audacia de llamar a las cosas por su nombre, sacando a relucir las humanas pasiones que se ocultan bajo esa literatura momificada que no ve más que virtudes en la aldea, como si las criaturas que habitan las alquerías salmantinas, saliesen de la hornada especial donde se amasan los héroes y los santos».
En 1899, publica Universalidad del Magnetismo. En 1901 publica El Carro, El Miserere y en 1908, Valdejimena, cuento novelesco de costumbres y en 1909, su obra teatral Por los suelos, crítica de la de Jacinto Benavente «Por las nubes», con tal éxito que terminaron por representarse juntas, entre otros textos que vieron la luz antes de 1936.
Por ello, no pudo hacer «su carrera profesional» amparado en un régimen autoritario, primero, porque ya la tenía realizada. En 1936, tenía 65 años y era catedrático del Instituto en León desde 1903. Se jubilaba dos años después. El objetivo de D. Mariano, entonces, era finalizar las obras comenzadas hace años, como buen jubilado, sobre la Catedral, La guerra de la Independencia en la provincia de León, que quedaron inéditas, el Paso Honroso, y sobre todo, su obsesión era traer los restos de Guzmán el Bueno a León, su amada ciudad.
En El cancionero leonés vemos claramente su trayectoria costumbrista entre otras obras. Y un costumbrista no entra en polémicas ni protagonismos políticos. Estudia a las gentes y recorre los pueblos, a burro, para conocer sus costumbres, su habla y su entorno. Su romanticismo y su sensibilidad marcaron toda su vida. Era un soñador. Su hermano Juan así lo manifestaba: «... Yo soy muy soñador. Siempre lo fui. He heredado esto de mi madre, que era muy sensible y muy romántica. Ella me enseñó a buscar el alma de las cosas. Nos imbuía fantasía a mis hermanos y a mí, y esto yo creo que es muy necesario para elevarse sobre la materialidad del cotidiano vivir. Era admirable mi madre.» (texto extraído de Miguel y Javier Domínguez-Berrueta de Juan, Salamanca Revista de Estudios, número 33-34. Ediciones de la diputación de Salamanca— 1994, pag. 246). Su gran sensibilidad le llevó a la muerte en 1956. Su hija Águeda, bibliotecaria de la Biblioteca Regional que llevaba el nombre de su padre y que hoy han quitado con muchas excusas, heredó esta sensibilidad y creo, con toda humildad, que un poco de ello tengo yo también.
Y no tenía que darle coba a la Iglesia como cuestiona el Diario de León, ni menos a la leonesa, pues le conocían de sobra y sabían cómo era. En «Ante una campaña injusta», en 1925 alega: »Yo tengo entre mis amigos, amigos que forman en las filas de congregaciones religiosas y ellos saben mi pensamiento, libremente cristiano, igualmente distante de la anarquía mental y de la repugnante beatería». Acudían a las tertulias literarias, que se celebraban en su casa, Antonio González de Lama y Filemón de la Cuesta, entre otros amigos escritores. Si hay algo que caracterizaba a los intelectuales de aquella época era el sentido de amistad unido a un gran respeto entre ellos, sin tomar en cuenta sus ideologías políticas o sus creencias religiosas.
Por otro lado, en reiteradas ocasiones, he manifestado que D. Mariano no llevó a cabo ninguna purga de libros. ¡Sólo faltaba!
El gobernador civil, que era militar, designó a los miembros de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial de León, cumpliendo lo previsto en el Decreto de 2 de mayo de 1931 (BOE número 2) reflejándose en el Acta de la Sesión Extraordinaria celebrada el Día 22 de Agosto de 1936 de la Diputación Provincial de León: comunicando el cese de la Comisión Gestora y nombrando a los nuevos miembros, 7 personas, entre ellos, Berrueta. El señor González Luaces fue nombrado presidente de la Diputación. Por lo tanto, fue diputado 2 meses por voluntad del gobernador civil de turno. ¡Toda una carrera! Luego, tuvo que descansar…, pero de la que se libró. Hablamos de agosto de 1936. El BOP del 26 de agosto, el Gobierno Civil de la provincia de León, a través de Circular señala que «Vienen asimismo obligados los maestros a entregar a las autoridades locales aquellos libros de estas mismas tendencias (libros pornográficos y de propaganda anarquista y comunista) tales como Lecturas Históricas, de Albert Thomas, traducción de Llopis, etc. Berrueta en su Informe, hace referencia a Llopis.
Según el BOP 29 de agosto de 1936, por Circular del Gobernador Civil de León, Ignacio Estévez, se consideraba que en la Biblioteca Azcárate, que forma parte de dicha Fundación, fueron encontrados numerosos libros pornográficos y de propaganda anarquista y comunista. Por Orden de 1 de septiembre de 1936 (BOP de 7 de septiembre) al destinarse los bienes fundacionales de la Fundación Sierra Pambley al fomento de ideas y teorías disolventes, la Junta de Defensa Nacional resuelve aprobar la destitución de sus miembros y entrega dicho Patronato a la Comisión Gestora de la Diputación Provincial de León.
En el extracto de la Sesión de 10 de septiembre de la Comisión Gestora de la Diputación de León, podemos observar el siguiente acuerdo: «Aprobar las gestiones preliminares hechas con motivo de la toma de posesión del Patronato de la Fundación Sierra-Pambley, y nombrar una Comisión Directriz formada por los Sres. Gestores residentes en la capital, con atribuciones para investigar, inquirir y resolver los problemas que se presenten…». Por su parte, en el Acta de 28 y 29 de septiembre de la Fundación Sierra Pambley se señala que acuerda la Comisión Directriz: «Designar a Don Mariano Domínguez Berrueta para que proceda a la revisión y censura de las Bibliotecas que dependen de la Fundación para que una vez ello efectuado se remitan los catálogos de las obras autorizadas a sus encargados».
Así, podemos ver como la Comisión Gestora de la Diputación le encomendó a Berrueta llevar a cabo la revisión de los libros existentes en la Biblioteca de Sierra Pambley para que buscara y relatara los textos pornográficos y de propaganda anarquista y comunista que había encontrado el gobernador civil. Y ¡vaya si los encontró!
Entre otros, cita en su Informe, sólo en la letra M del fichero encontrado, obras de muchos más de 10 autores, cuyos títulos puedo mencionar, a título de ejemplo: Los rebeldes, Más allá del comunismo, La Revolución española, Pablo Iglesias, educador de multitudes, Los jesuitas (crítica feroz a los mismos), El fin del Zar, Socialismo o Monopolismo, el Estado socialista, La aldea soviética, el Capital, Rusia, La sociedad soviética y la democracia soviética, Anarquía o jerarquía, etc. Tras entregar dicho Informe a la Comisión Gestora de la Diputación Provincial, consigue cesar en el cargo impuesto como gestor. Igualmente, la misma Comisión le designa como juez instructor para suspender de empleo y sueldo al practicante de la Residencia de Niños, por abandono del destino y él presenta renuncia a ello alegando estar entregado a sus ocupaciones, siendo admitida su renuncia en sesión de 30 de septiembre (BOP de 28 de noviembre). Queda claro que no quiere participar en ninguna gestión pública, ni mucho menos hacer la función de juez instructor de una persona de la que pueda depender el sustento de su familia. Por otro lado, por su propia autoridad, no hubiera podido ni entrar en las instalaciones de la Fundación. La purga la realizó, en todo caso, el gobernador civil o el presidente de la Diputación, González Luaces o la Comisión Gestora de la misma que aprobó dicho Informe. Si purgaron o no dichos libros, después de su renuncia, no era de su responsabilidad, ni tenía potestad. Sólo describió los libros encontrados, que supuestamente, entraban en conflicto con las orientaciones marcadas por el gobernador civil o la Junta de Defensa Nacional como, igualmente, fueron censurados libros en otros sitios de temática católica o similar.
Afirman, constante y reiteradamente, que D. Mariano organizó el Desfile de la Victoria de 1936. El Desfile de la Victoria lo organizó la Falange Española y la Sección Femenina. Él no tenía potestad para ello. No era ni falangista ni mujer. Se basan en el libreto de Páginas de Homenaje en el Centenario del nacimiento de Don Mariano Domínguez Berrueta, publicado en la Revista Tierras de León, en 1971. Único lugar donde aparece.
Creación de la Diputación Provincial al organizar su Centenario. En él aparecen dos errores:
1— en el apartado Cargos y distinciones de Honor dice que «Organizó el desfile de la Victoria en 1939». Este texto no figura en el original entregado por la Biblioteca Regional a la Diputación.
2— En el apartado Premios, el texto señala que en 1901 recibió el primer premio en los Juegos florales de Salamanca por sus obras: Alma Charra y El Ama.
Es físicamente imposible que una persona sola, sin ningún tipo de poder público, organice un desfile de tamaña magnitud. Se sale de la lógica.
La prensa de Castilla y León del día 23 de mayo de 1939 y multitud de escritos que se han publicado posteriormente sobre tal acontecimiento, señalan que el Desfile de la Victoria lo organizó la Falange española. Cito como ejemplo, el artículo de Peio H. Riaño titulado El último día del escuadrón de la muerte, publicado en el periódico Público el día 9 de octubre de 2011. En esta prensa española, se puede leer con claridad que participaron en la organización de dicho desfile por la ciudad, tanto el Ayuntamiento de León, la Diputación provincial, la Falange e incluso el Obispado de León, así como el Gobierno civil y el militar de la ciudad. Pero D. Mariano no pertenecía a ninguna de estas Instituciones, ni a ninguna otra: estaba jubilado como catedrático de Instituto y, como quien dice, se fue a su casa, a escribir.
Eloísa Otero en el artículo titulado La Colección de fotografías de la «Gafa de Oro, expresa cómo «la Sección Femenina de Falange preparó un desfile donde estaban representadas todas las comarcas de la provincia, que enviaron representantes ataviados con sus trajes típicos».
Desfile de Falange
Nadie puede pensar que a D. Mariano le cabe «el honor» de organizar un desfile por León de tal magnitud que sea capaz de coordinar toda una Legión Condor, formada por 5.000 hombres. Día en el que deambularon y bailaron por las calles 4.600 personas vestidas con sus trajes típicos, venidas de las comarcas leonesas, la presencia de Franco con todo su aparato militar, de gobernadores civiles y de los embajadores de Italia y de Alemania.
Es lógico pensar que hubo una comisión que se ocuparía de ello bajo la dirección de la Falange española que fue quien lo organizó junto a la Sección Femenina de la Falange.
En segundo lugar, es cierto que recibió el premio por Alma Charra, pero, quien recibió el premio de Honor por El Ama fue su amigo Gabriel y Galán. Y, quede claro, nunca escribió poesía. Ni siquiera a su mujer, que era «su alma charra» particular. Por otro lado, no recibió el primer premio, recibió dos premios por dos relatos cortos. Vean la obra de Esperabé: Efemérides salmantinas. Historia de la ciudad en la época contemporánea. 1933, pág. 158 y ss.
Una vez vistos estos dos grandes errores del texto publicado por la Diputación de León, uno utilizado en la actualidad en contra de su persona, incluso por la propia Diputación que fue quien cometió dichos errores y el otro que, si bien, no muestra más que ignorancia por parte de quien modificó el original, este último, ya sólo él, sí nos sirve para cuestionar el texto, puesto que si sólo hubiera un error, podría haber dudas, pero atribuir una obra a un autor siendo de otro, no deja el camino a la duda.
Mariano Domínguez Berrueta no tiene que pasar por el juicio de la Historia, porque no era ni político, ni juez ni militar. El que desee leer sus libros, que los lea y al que no le gusten, que no los lea. Como literato le pueden juzgar, les puede gustar o no. Aquí no hay pasajes oscuros: como escritor abre su corazón a través de su pluma al lector.
La calle que los leoneses le dedicaron fue en reconocimiento a labor como docente y como divulgador de la cultura leonesa. En la placa aparecía un libro y una pluma. La Medalla de Plata otorgada por el Ayuntamiento de León, lo fue por haber «enaltecido a León con su pluma e influido en la formación de la juventud en sus años como profesor» (Sesión Extraordinaria del Ayuntamiento de León. Pleno del 23 de septiembre de 1955).