«A EE UU le gustan el racismo y los polis»
l Colson Whitehead se ha mete de lleno en una trama policíaca con ‘El ritmo de Harlem’
pilar martín / efe
El dos veces ganador del premio Pulitzer, el estadounidense Colson Whitehead ha hecho un «cambio excéntrico» en su literatura y se ha metido de lleno en una trama policíaca con El ritmo de Harlem, la primera entrega de una trilogía donde se sumerge en el mundo criminal de este barrio neoyorquino en los años 60. Con ocho novelas ya publicadas, Colson Whitehead (Nueva York, 1969) vuelve a dar un giro a su trayectoria y, tras ganar el Premio Pulitzer con dos obras «serias», como El ferrocarril subterráneo (2017) y Los chicos de la Nickel (2020), buscaba no hacer lo que se «esperaba» de él con el objetivo de «no perder la frescura», ha dicho en Madrid. Y lo ha hecho, porque El ritmo de Harlem (Random House) es una lectura ágil no exenta de su habitual brillante mirada para devolver a la memoria la historia negra americana, la de sus antepasados, ésos que siguen siendo protagonistas de actos racistas en el Nueva York que habita. «A EE UU le gusta el racismo y le gustan los policías, hay mucha brutalidad policial y cada ve que se intenta hacer algo contra la policía no dura mucho, lo he visto durante toda mi vida, desde muy joven; siempre ha habido cosas de estas que captan la atención del público. Nunca ha habido un intento serio de poner en práctica ninguna reforma en la policía y no creo que lo vaya a haber», ha lamentado.
Pero Whitehead no pierde el foco y apunta de manera certera en esta trama en la que el presente está mezclado con el pasado, porque al final la vida es cíclica. En concreto, El ritmo de Harlem cuenta la historia de Ray Carney, hijo de un miembro de la mafia afroamericana, que al crecer monta una tienda e muebles para alejarse de la delincuencia de su vida de niño. Pero pronto se dará cuenta de que ser honrado no da dinero y comenzará a vender objetos robados y emprender otros robos de mayor calado, como el del famoso hotel Theresa, el Waldorf de Harlem.
«En principio iba a ser una única historia y se ha convertido en tres, que ocurren en 1959, 1961 y 1964. Cuando haces dos tienes que acabar la trilogía y he ido siguiendo al personaje por la ciudad en cada década. Empieza con 30 años y acaba con 50 y tiene un destino que está circunscrito a la ciudad», ha explicado.
«Lo escribí en la pandemia, cuando no podíamos salir de casa, la ciudad estaba desierta, tengo fotos de Times Square vacía, y eso reflejaba un poco lo que estaba escribiendo, porque en los años 60 Nueva York estaba en la ruina, había crímenes, surgió el Hip Hop, la música disco, y me daba la sensación de formar parte de esa regeneración de la ciudad», ha explicado. Ése escenario en el que se mueve Ray Carney, quien «tiene una cara y luego tiene la espalda, que es más oscura»: «esto mostraba un poco su psicología, de niño era pobre, su padre era delincuente pero él quería algo mejor para su vida y hay dos impulsos que luchan el uno con el otro, dos lados opuestos».
«Yo creo —ha añadido— que todos tenemos que ver con él, todos reprimimos nuestras tendencias antisociales para poder ser miembros de la sociedad y no parecer asesinos».
El también profesor en las universidades de Columbia y Princeton ha reconocido su apego a la ciudad donde nació y vive, pero a la hora de ver paralelismos en la ciudad que describe en esta novela ha reconocido que entonces él tenía seis años y no pudo ver en directo a algunos de los artistas cuyas melodías suenan en el libro, como Los Ramones o Blondie.
Tampoco conoció ese Nueva York, pero tampoco le preocupó porque lo que intentó fue «recoger el dinamismo» de esta ciudad que ama. A la espera de que la segunda entrega de la trama salga en julio en inglés, Whitehead ha adelantado que ya está finalizando la tercera entrega y que ha mantenido varias reuniones para llevarla al cine.