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Luis Ángel de las Heras: «No imagino una Iglesia de multitudes, pero sí fuerte en pequeñas comunidades»

El obispo de León ha organizado el trabajo en la Diócesis en equipos encabezados por tres delegaciones en las que están al frente cuatro responsables. Jesús Miguel Martín, conocido entre sus compañeros como ‘Chusmi’, Juan José Andrés, María Jesús Carro y Francisco José Pérez son los ojos y los oídos del máximo responsable de la Iglesia en León, personas en las que se apoya para sacar adelante la pastoral.

Luis Ángel de las Heras, en el centro en la ventana que da al claustro del Obispado. A su derecha, el sacerdote Juan José Andrés y la religiosa María Jesús Carro. A su izquierda, el sacerdote Jesús Miguel Martín. J. NOTARIO

León

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El 21 de octubre de 2020, en plena pandemia de coronavirus, el papa Francisco oficializó el nombramiento de Luis Ángel de las Heras como obispo de la Diócesis de León. «Para poder llegar a las áreas pastorales, a toda la Diócesis, y conocer desde abajo las necesidades me hacen falta coordinadores». Ese fue su primer objetivo que anticipaba su forma de trabajar para la Iglesia. Y lanzó un mensaje: «Estamos en un tiempo en el que los liderazgos no son personales, necesitamos equipos, caminar juntos». Dicho y hecho. Ideó tres delegaciones episcopales, que sustituyen a las vicarías, en las que puso al frente a cuatro delegados, tres hombres y una mujer, que trabajan desde junio de 2021. Una labor en red de colaboración mutua organizada para que las propuestas lleguen desde abajo hacia arriba con ramificaciones en las que cuentan con colaboradores y personas voluntarias de distintos perfiles sociales y profesionales. Esta red prepara propuestas para el análisis y servirán para diseñar el Plan Pastoral que estará vigente en los próximos cuatro años.

Jesús Miguel Martín, conocido entre sus compañeros como Chusmi , Juan José Andrés, María Jesús Carro y Francisco José Pérez Paco son los ojos y los oídos del obispo, personas de confianza en las que se apoya para sacar adelante la pastoral y los servicios diocesanos.

Cuando este periódico propuso a Luis Ángel de las Heras visibilizar a su personal de confianza, el que trabaja ‘en la sombra’ para sacar adelante sus proyectos, no dudó en poner cara a su equipo estrecho de colaboradores, con los que cuenta para el diseño de la Iglesia que trata de adaptarse a la sociedad actual. «¿Qué cómo veo a la Iglesia de León dentro de diez años? Con menos sacerdotes, con un compromiso de laicos, desligada de algunas costumbres, como su participación en todas las fiestas civiles en las que no vamos a poder participar por falta de religiosos, que no llegan a todas partes.

Hay 750 parroquias y durante el verano nos cuesta llegar a todas las celebraciones religiosas. Para la Virgen en agosto pueden agruparse y acudir a un mismo lugar. Las fiestas grandes pueden mantenerse, incluso las romerías, pero en otras desaparecerán. Cambiará el concepto de lo que es religioso y espero que la Iglesia se sostenga en pequeñas comunidades que vivan fuerte la fe. No me imagino una Iglesia de multitudes».

Misión Samaritana

Francisco José Pérez, Paco para todo el equipo, está al frente de Misión Samaritana. «En esta delegación nos volcamos en el cuidado de los descartados del mundo, acogerles, ayudarles, dignificarles para que vuelvan a la comunidad». Sus colaboradores están atentos a las necesidades que surjan en áreas como Cáritas Diocesana, Manos Unidas, minorías étnicas, pastoral penitenciaria, migraciones y movilidad humana, misiones y cooperación con las iglesias, enfermedad, dolor, soledad, duelo, pastoral de la salud, áreas que ya se trabajaban antes aunque la mayoría con diferentes nombres.

La novedad en esta forma de organización es la incorporación de dos áreas como son Justicia, Paz e Integridad, agrupados en una, y Proyecto Repara León, para «dar acogida a las víctimas de abusos sexuales y de autoridad», explica Francisco José. «Cuando nos reunimos por primera vez con el obispo nos indicó que había que trabajar de manera coordinada, con la participación de todos, no de una manera vertical, sino más horizontal. Es una manera de trabajar que requiere cambios y reflexión, más complicada si cabe, pero con mejores resultados de funcionamiento».

La primera propuesta de estructura surgida en junio de 2021 se ha ido ajustando para conformar un equipo «que dé los mejores frutos y que desarrolla la capacidad de escuchar porque el diálogo no es sólo con la Iglesia, es con la sociedad civil. Los problemas son problemas que compartimos todos. Los abusos sexuales, los problemas de salud, la migración son problemas que queremos que se solucionen de la mejor manera».

«Mi gran preocupación era que trabajaran juntos», asegura Luis Ángel de las Heras. «Es un proyecto de humanización de la sociedad y explicarlo a todo el mundo con un lenguaje que sea accesible. Hay personas que no quieren comprometerse. Nuestro comienzo es presentarnos porque necesitamos paz y tranquilidad en esta sociedad llena de tensión. Proponemos actividades sencillas de ayuda de todo tipo, en el que contamos con los mayores, un movimiento de vida ascendente para salir de la soledad y el aislamiento. El compromiso depende de lo que cada uno elija libremente».

El obispo con su equipo en la sala de reuniones. J. NOTARIO

Además de las reuniones quincenales del Consejo de Gobierno presididas por el obispo, Luis Ángel de las Heras mantiene encuentros semanales con los delegados «y algunas semanas incluso más de una vez. Sin ellos mi tarea sería inabarcable», asegura. «La Iglesia de León es muy grande y hay que coordinar a mucha gente». Y hay que organizar actividades. Cada delegación tiene el peso de las suyas, pero todas las demás arriman el hombro y echan una mano desde sus responsabilidades.

Jornadas como la semana pastoral, trabajo decente, vocación, atención al culto, parroquias, retiros, cofradías, vigilias con adolescentes, la jornada de la juventud... o el XL encuentro interdiocesano pastoral de la salud que durante tres días aborda desde el lunes en León el cuidado de los mayores y el acompañamiento desde la fe.

«Queremos llegar a más gente, que todo el mundo tenga la oportunidad de escuchar el mensaje de la Iglesia, hacemos una invitación a los vecinos, a todos los ciudadanos, a las asociaciones y organizaciones sociales que no son Iglesia porque en León hay un voluntariado muy amplio». El obispo constata el desapego de una parte de la población hacia la Iglesia católica, bien porque tienen una espiritualidad que no buscan en el catolicismo «con los que podemos acercarnos», o, «porque no tienen ningún interés, o no tienen cultura cristiana».

Evangelización Misionera

«Es un flujo vital en el que estamos implicados todos». Así lo define Jesús Miguel Martín Chusmi , que está al frente de la Delegación de Evangelización Misionera, con once coordinadores distribuidos en las áreas de apostolado seglar, movimientos y asociaciones, enseñanza religiosa escolar y colegios católicos, catequesis, catecumenados y opciones vocacionales, cofradías y religiosidad popular, pastoral familiar, medios de comunicación social, juventud, universidad y diálogo fe-cultura, pastoral rural en contexto de despoblación, patrimonio histórico artístico y Camino de Santiago.

Jesús Miguel Martín pone el foco en las parroquias. «No se trata de ‘captar’ a gente. La parroquia es la fuente del pueblo, la gente va, bebe y sigue con su vida e intentamos que se encuentren con Jesucristo y lo que transmite. La sociedad tiene la semilla».

El obispo aprueba la participación de los colaboradores en cada delegación en función del conocimiento que tengan del área en la que van a participar. «Que sepan trabajar en equipo, que tengan sensibilidad y afinidad con el tema».

El último año de trabajo se ha destinado a la formación de los equipos y a la planificación de las primeras reuniones. «Cada equipo se ha reunido ya al menos dos veces».

El camino ahora se emprende desde abajo. «Hay que dar tiempo a la reflexión, desde abajo se formulan las necesidades. Antes se hacía desde arriba hacia abajo, se contaba con expertos y el obispo sancionaba las propuestas. Ahora es más lento. Hay que ver cuáles son las necesidades que se incorporan al Plan Pastoral. La tarea es la misma de antes, pero esta metodología de programas revisables es nueva», destaca Jesús Miguel Martín.

Paralelamente a la delegaciones, el obispo ‘recupera’ la aportación de los grupos sinodiales, con personas de diferentes vínculos, una convocatoria del papa Francisco. «El año pasado se lanzó la propuesta de trabajo sinodial. En León hay 230 grupos integrados por 3.000 personas. Este año se continúa para que planteen preguntas y cuestiones que sirvan para elaborar un plan».

Preguntas como la lanzada por Jesús Miguel Martín y de la que espera respuestas para incorporar a la reflexión. ¿Cómo tiene que ser el perfil del evangelizador en el momento actual? «Las respuestas indicarán por dónde tenemos que caminar».

Comunión Fraterna

El tándem de María Jesús Carro y Juan José Andrés atiende la delegación de Comunión Fraterna que agrupa las áreas de liturgia, celebración y sacramentos, sacerdotes y seminarios, diáconos permanentes, vida consagrada activa y contemplativa, laicos, propuestas y discernimiento vocacional, comunicación de bienes al servicio de la misión, cabildo de la Catedral y de San Isidoro, ecumenismo y diálogo interreligioso.

Cuentan con colaboradores sacerdotes, matrimonios, religiosos y religiosas de monasterios o de acción apostólica. «Son ellos los que, en sus respectivos lugares de vida, transmiten lo reflexionado en las reuniones».

En algo más de un año de esta nueva organización, los equipos se han volcado «en conocernos más profundamente desde las realidades a las que representamos. No es lo mismo cómo viven la vida en las congregaciones religiosas contemplativas que los matrimonios. Todas esas iniciativas cuentan. Estamos preparando el programa diocesano a través de textos y material para que se trabaje desde las parroquias y comunidades religiosas», explica Juan José.

María Jesús Carro, Dominica de la Anunciata con responsabilidades previas en funciones de gobierno de la comunidad religiosa, es el otro brazo de esta delegación. «Funcionamos en el deseo de ayudarnos y escucharnos, de reflexionar sin prisas, conociendo la realidad y caminamos en comunión».

María Jesús describe el trabajo colaborativo con Juan José como «un profundo diálogo para descubrir la riqueza de trabajar juntos. Es diferente trabajar en equipo que tomar decisiones uno solo aislado, que se puede equivocar. También nos podemos equivocar así, pero analizamos con apoyos la realidad y las carencias de la sociedad actual ante las injusticias y la violencia. Sólo si nos amamos como hermanos podremos avanzar en la vida».