Diario de León

Perfil bajo en la celebración de una década de Francisco

El papa pide «la paz» como regalo por estos diez años de pontificado

Fieles en la Plaza de San Pedro. FABIO FRUSTACI

Fieles en la Plaza de San Pedro. FABIO FRUSTACI

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Jorge Mario Bergoglio optó por mantener un perfil bajo en la celebración este lunes del décimo aniversario desde que fue elegido Papa. A primera hora de la mañana, el Pontífice, de 86 años, presidió una misa en la Casa Santa Marta, la residencia vaticana donde vive, a la que estaban invitados los cardenales que forman parte de la Curia romana. La Santa Sede insistió en que se trataba de una ceremonia privada y no quiso dar a conocer el contenido de la homilía pronunciada por Francisco, aunque se filtraron algunas partes de su alocución, en la que aprovechó para agradecer la ayuda de los purpurados.

«Vosotros cardenales no os jubiláis nunca y también después de los 80 años vuestro consejo es siempre bueno», dijo el papa durante la misa, organizada por iniciativa del decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, según informó la agencia Ansa. «Estad animados por tres sentimientos: compasión, misericordia y ternura», les recomendó Francisco a los presentes, insistiendo en que «siempre os necesito a vosotros y a vuestros consejos».

La peculiar concesión que se concedió Bergoglio para celebrar esta efeméride vino con su participación en la grabación de un ‘podcast’ con Vatican News , el portal oficial de noticias del Vaticano. En ese documento sonoro, Bergoglio respondió sin ambages a cuál sería el regalo que le gustaría recibir por este décimo aniversario. «Paz, necesitamos la paz», comentó, asegurando que no esperaba que le hubiera tocado vivir una ‘Tercera Guerra Mundial a trozos’ como la que, a su juicio, está en curso. «Pensaba que lo de Siria era una cosa singular. Pero luego estuvo lo de Yemen. Después vi la tragedia de los rohinya en Myanmar, cuando estuve allí», confesó el papa, para quien la culpa de esta situación «diabólica» la tiene la industria de las armas. «Me decía un técnico que sabe de estas cosas que si durante un año no se fabricaran armas, terminaría el hambre en el mundo. Esto es terrible. Me hace sufrir ver a los muertos, ver a estos muchachos que no volverán, sean rusos o ucranianos, no me interesa. Es duro».

Entre los miles de viajes, visitas y audiencias mantenidas durante esta última década, Francisco confesó con cuál se queda: el encuentro que mantuvo el 28 de septiembre de 2014 con los abuelos en la plaza de San Pedro del Vaticano. Es, para él, «el momento más hermoso» hasta ahora. «Los ancianos son sabiduría y me ayudan mucho. Yo también soy viejo, ¿no? Pero los ancianos son como el buen vino».

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