Primeros cambios de sexo en León con la ley trans
Un hombre trans es la primera persona en solicitar el cambio registral de sexo y nombre
El Registro Civil ya dispone del formulario para hacer el trámite de acuerdo con la Ley Trans, que elimina el tratamiento como requisito, después de que en la primera jornada de entrada en vigor de la ley se remitiera a las personas interesadas a que volvieran dentro de un mes por carecer de instrucciones el funcionariado.
Un hombre trans que prefiere permanecer en el anonimato es la primera persona que ha presentado el cambio registral de sexo y nombre en León. El pasado jueves rellenó el formulario en el Registro Civil de León en el que «manifiesta su disconformidad con el sexo mencionado en su inscripción de nacimiento». La rectificación se realiza en base al artículo 43.1 de la ley 4/2023 de 28 de febrero para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.
Desde 2004 el número de personas que se han cambiado de sexo en España ha pasado de la anecdótica cifra de tres a los 1.306 casos del año pasado. En este periodo de tiempo, un total de 7.012 personas se han cambiado de sexo en España —el Ministerio de Justicia no dispone de datos desagregados por provincias—. Todas ellas han tenido que acreditar un mínimo de dos años de tratamiento hormonal para poder hacer la rectificación registral.
Ahora ya no es necesario. El cambio registral de sexo y nombre es un derecho al que pueden acogerse todas las personas de nacionalidad española mayores de 16 años con tan solo rellenar un formulario, presentar su DNI, el certificado nacional de nacimiento y el de empadronamiento.
La autodeterminación de género cristaliza en un procedimiento que tiene su marco en el Registro Civil. Con la solicitud se inicia el procedimiento para la rectificación registral del sexo y, en caso de desearlo, también del nombre. Sexo y nombre ha pedido cambiarse la primera persona trans que hace uso en León de la nueva legislación.
Vive en el medio rural y aún no ha salido del armario. Al margen de las circunstancias particulares de este hombre trans, la representante de Rebelión Feminista subraya que «una persona trans no tiene por qué querer hormonarse». La nueva —asegura— hace posible «que la hormonación sea totalmente voluntaria».
Respecto a la primera experiencia de acompañamiento para acogerse a ley trans, subraya que «todo fue bien. Pero al compañero que acompañé le trataron durante toda la visita en femenino y al terminar les recordé que deben tratar a las personas por el género deseado», aunque todavía no se haya producido el cambio registral.
«En el Registro Civil de León nos dijeron que en 3 o 4 meses le llamarán para ratificar el cambio y luego tendrá que pasar otro mes para que el juez le dé la sentencia», explica Ariana Alonso Celorio, activista de Rebelión Feminista y Awen LGTBI+ que le acompañó como experta asesora.
«El procedimiento es más sencillo porque no te obligan a estar dos años de tratamiento pero ahora tenemos que luchar contra los bulos de los misóginos que dicen que se la gente se va a cambiar de género para beneficiarse de las leyes que amparan a las mujeres como la de violencia de género», apostilla.
Algo que la ley ha previsto y blinda en su artículo 46.1, que dice que «la rectificación registral relativa al sexo y, en su caso, el cambio de nombre, no alterarán el régimen jurídico que, con anterioridad a la inscripción del cambio registral, fuera aplicado a la persona a los efectos de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. «La ley ya está planteada para que eso sea imposible», recalca.
El artículo 46.4 especifica que cuando se cambie la mención registral del sexo masculino al femenino la persona «podrá ser beneficiaria» de la Ley de Igualdad de 2007 para «aquellas situaciones a partir de que se haga efectivo el cambio registral, pero no respecto a las situaciones jurídicas anteriores».
«Los bulos generan violencia contra las personas trans, alarma social y pueden inducir suicidios en menores», advierte. La activista leonesa hace hincapié en la alta de suicidios entre las personas trans.
Ariana Alonso recalca también que la ley trans no afecta exclusivamente al cambio registral y subraya su importancia en una comunidad como Castilla y León que carece de ley propia . «Hay muchas cosas que hacer, en primer lugar formación para el personal sanitario y las unidades de disforia de género tienen que desaparecer», afirma. Las personas que opten por la hormonación y procedimientos quirúrgicos «tienen la opción de contar con asesoramiento psicológico si lo desean, pero no tendrán que pasar por el psiquiatra porque las personas trans no están locas y no tienen por qué tener disforia de género».
«En Endocrinología tienen que hacer los análisis de sangre pertinentes porque el tratamiento hormonal empieza con bloqueantes y es importante que se den en las dosis adecuadas», añade.
Ariana Alonso señala que algunas personas se han sometido a cirugías «para conseguir ser aceptadas y recibir derechos humanos» de los que en muchas ocasiones son privadas «porque su género no se corresponde con su apariencia». Menciona el acceso a la vivienda y particularmente al empleo como dos de los ámbitos en los que las personas trans sufren más discriminación. «Las tasas de desempleo son muy altas, hay más riesgo de caer en la prostitución».
Respecto a la situación que se puede generar en las prisiones, la activista señala que «se obvia en estos debates basados en bulos que las cárceles españolas tienen módulos mixtos. De hecho, hemos observado que las personas trans están todas en módulos mixtos».
Durante un año ha trabajado en el centro penitenciario de Mansilla de las Mulas para crear un grupo de apoyo a las personas trans.
Entre los aspectos que han quedado excluidos de la ley, menciona a las personas no binarias —no esta opción en el cambio registral— y en cierta medida a las personas intersexuales, así como a los menores de 16 años.