Pioneras en León: «Que una mujer sea bombero debería normalizarse»
Marusela Fanjul es la primera mujer que consigue una plaza de bombera en el Sepeis de León
Ha faltado poco para que llegue una leonesa a la Luna antes que los parques de extinción de bomberos de la provincia incorporaran a una mujer . Ni León, ni Ponferrada cuentan con mujeres en sus parques de bomberos . Pero la oposición para el Servicio de Prevención y Extinción de Incendios y Salvamento (Sepeis) de la Diputación ha roto la maldición. Siete mujeres, entre 700 candidaturas, optaron a una de las 40 plazas. Una la ha conseguido y otra entró en la bolsa de empleo .
Marusela Fanjul Belloso, asturiana de nacimiento aunque vinculada a León desde que vino a estudiar Veterinaria en la capital, obtuvo el puesto 24 en el proceso selectivo para las 40 plazas de funcionario y funcionaria que se ha desarrollado desde marzo del año pasado en León.
Después de seis años y tras haberlo intentado en los parques de bomberos de Gijón, Camargo, Diputación de Zamora y Ayuntamiento de León ha conseguido su plaza. Y aunque no es nada del otro mundo ella se resiste a admitir que ser la primera mujer en conseguirlo sea un hecho extraordinario.
«Siento que el hecho de que entre una mujer a trabajar como bombero debería de normalizarse y creo que desde los medios de comunicación se le da más importancia de la que tiene, ya que ni por parte de mis compañeros ni de mi entorno noto ninguna diferencia», afirma esta mujer de 31 años.
Una cosa es la percepción personal y otra la realidad social. Los datos dicen que menos del 1% de la plantilla de cuerpos de bomberos de España es ocupada por mujeres. Lo que viene a significar que de más de 20.000 bomberos tan solo unas 170 son mujeres.
En Castilla y León no hubo mujeres en los parques de bomberos hasta 2020. Palencia fue la primera con la incorporación de dos bomberas dicho año. Aragón, Euskadi y Cataluña son las comunidades que cuentan con más mujeres en sus parques de bomberos, con un 1,5% de sus plantillas.
Marusela Fanjul ingresó en 2021 en el parque de Bomberos de Benavente. «Desde Abril de 2021 hasta empezar en Diputación de León estuve cubriendo una vacante en el servicio del Ayuntamiento de Benavente, mientras seguía opositando, que es un parque con pocos medios y personal pero en el que me he sentido muy a gusto y del que guardo un gran recuerdo».
Julia Frutos Albo, nacida en Gijón, quedó en el puesto 62 de la oposición para cubrir las 40 plazas del Sepeis. Forma parte de la bolsa de empleo de 35 personas cuya creación estipulaba la convocatoria. La prueba final le perjudicó al estar centrada en la experiencia profesional. «Como no tengo experiencia pasé de la 24, que estaba con el teórico y las físicas a la 62 y otra gente ni si quiera aprobó», señala. «Trabajar, trabajaré seguro, pero no pararé hasta conseguir la plaza», añade.
Julia empezó hace cinco años su carrera para convertirse en bombera. «Me apunté a una academia en octubre de 2018, pero tardé en ponerme en serio realmente hasta que salió la oposición de León», explica. El verano pasado trabajó como forestal en Tabuyo del Monte. La entrada de mujeres en los servicios de extinción de incendios forestales ha sido anterior a los parques de bomberos municipales o provinciales en Castilla y León. El verano pasado, el 8% del operativo de incendios en la provincia fueron mujeres. Sin embargo, salvo determinados puestos, como agentes medio ambientales o cuadro técnico, la mayoría son trabajos temporales. De esa cantera es previsible que salgan más bomberas en los parques urbanos y rurales en próximos años.
Ninguna de las dos mujeres que se estrenarán en breve como bomberas en los parques comarcales de la Diputación ha tenido referentes en casa, ni masculinos, ni desde luego femeninos, para decidirse por esta profesión que está entre las más masculinizadas por ahora. «Quise serlo sin ningún referente, pero es verdad que un amigo que es bombero fue el que me ayudó a apuntarme a la academia y dejar las inseguridades que tenía», asegura Julia Frutos.
Marusela Fanjul tenía «algunos conocidos bomberos que me animaron y me ayudaron mucho al principio a empezar con la oposición, que siempre es un momento duro», subraya. En el camino, ha sido «muy importante el apoyo de mi entrenador Raúl del Cau de Oviedo, mi pareja que también es bombero y mis compañeros de estos dos últimos años en Benavente, Manu y Miguel», apunta.
¿De dónde les vino la vocación? «Es algo que me llamaba desde hacía años, y un buen día me acabé animando a apuntarme a una academia y empezar. Me parece el mejor trabajo que puede haber: salvas vidas, ayudas a personas y es un trabajo activo y que nunca es igual», confiesa Julia.
«Al empezar la universidad ya era una idea que me rondaba la cabeza pero como ya había empezado la carrera de Veterinaria decidí acabarla. Cuando la terminé finalmente me decidí a empezar a prepararme para las oposiciones», explica Marusela.
Una elección que no produjo ni frío ni calor en su casa. «En un principio ni me animaron ni me dejaron de animar pero con el tiempo si que fueron mostrando más apoyo al ver que era un objetivo importante para mí».
En el caso de Julia, el apoyo familiar ha sido determinante para afrontar el proceso. «En casa me animan y sobre todo apoyan económicamente, porque opositar a bombero supone sacarse carnet de camión, tráiler y a veces licencia de navegación o patrón de navegación básico, más los gastos de instancias que a veces son 6 euros pero otras son 60 y desplazarse al lugar las veces que sea con el reconocimiento médico, que también suma».
En el caso de la Diputación de León los y las aspirantes debían tener permiso de conducción de clase c+E y licencia de navegación (6.1). Las pruebas físicas establecían diferentes baremos para hombres y para mujeres. Las mujeres obtenían 10 puntos (máxima puntuación) con 37 o más pectorales y los hombres la misma puntuación con 40 o más. Los hombres obtenían 10 puntos con 25 o más dominadas (flexiones de brazo sobre barra) y las mujeres con 18 o más. En la trepa de cuerda lisa, una mujer tenía que hacerlo en un tiempo igual o inferior a 15 segundos y un hombre en 12 o menos.
Todas las pruebas físicas tenían marcadores diferentes según el sexo. Salto horizontal (2,65 metros para hombres y 2,30 para mujeres); carrera de 100 metros lisos (12,49 para la máxima puntuación en hombres y 13,49 para mujeres); para la carrera de mil metros, de resistencia: menor o igual a 3. 04.99 para máxima puntuación en hombres y menor a o igual 3.25.99 para máxima puntuación en mujeres. Por último, en natación (cincuenta metros estilo libre y buceo) la diferencia era de cinco segundos entre hombres y mujeres.
Cuatro de las siete mujeres que concurrieron a las oposiciones de la Diputación superaron las pruebas físicas. Pero en la práctica tampoco fueron determinantes. La que obtuvo mejor puntuación en este apartado, un 6,6 sobre el 8,75 de máxima que obtuvo un hombre, no obtuvo plaza ni tampoco entró en la bolsa de empleo.
«En la mayoría de sitios las pruebas físicas, con mayor o menor acierto, están baremadas», explica Marusela Fanjul. «Hay sitios en los que pienso que incluso los baremos nos otorgan ventaja a las mujeres, y también otros en los que nos perjudican. Creo que esto viene de la falta de unificación de las pruebas en los diferentes sitios que sí es un verdadero problema», añade.
Para quien, le guste o no ocupar este puesto, ya es la primera bombera de León el problema de la falta de mujeres en los cuerpos de bomberos no estriba en que se reserven plazas o se aumenten los baremos. Fanjul ve una relación directa entre la práctica o no de deporte. «Quizá sea por falta de referentes y también opino (aunque creo que esto está cambiando) que puede ser porque hasta mi generación no había cultura de inculcar el deporte a las mujeres».
Su experiencia personal es elocuente. «Recuerdo que en mi clase solamente dos chicas hacíamos deporte mientras que todos los chicos como poco jugaban a fútbol. Obviamente las pruebas de bombero son duras y eso hace que una persona que empiece a entrenar ya de adulto para prepararse le va a costar mucho, independientemente de que sea hombre o mujer».
A las niñas
«Que se animen. Es el mejor trabajo del mundo; genera relaciones muy fuertes aunque sea duro»
Julia Frutos también considera determinante el deporte para llegar a ser bombera. «Me gusta el deporte y eso es parte de un bombero», asegura esta mujer de 28 años que ha llegado a la vocación de bombera tras hacer el bachillerato de Ciencias de la Salud, estudiar Dietética y Técnico de Animación en Actividades Físicas y Deportivas; el certificado de profesionalidad de Actividades Físicas y Deportivas con soporte musical, y cursos de pilates, zumba, step, spinning, entrenamiento personal nivel 1 y 2. De hecho, comenta, trabajó unos años de monitora. «Me siento uno más, salvo cuando hay que usar un vestuario o baño que lo tenemos para dos personas», asegura.
Julia anima a jóvenes y niñas que se les pase por la cabeza ser bomberas, con condiciones. «Si están dispuestas a sacar carnets, entrenar y estudiar, adelante sin pensarlo». Marusela también da motivos a cualquier niña a pensar en este oficio como parte de su futuro: «Que se anime. Para mí es el mejor trabajo del mundo. La necesidad de trabajar en turnos de 24 horas genera unas relaciones personales muy fuertes con los compañeros y a la hora de trabajar; aunque a veces te toque ver cosas un poco duras, es muy gratificante».
Respecto a los parques comarcales de bomberos en los que van a servir en León, Fanjul, que en principio se incorporará al de Valencia de Don Juan, señala que «es un servicio necesario para la provincia, ya que hasta ahora estaba repartida únicamente entre los parques de León y Ponferrada, lo que hace que haya tiempos de respuesta en ocasiones de hasta 2 horas»
Sin diferencias
«Me siento uno más, salvo cuando hay que usar el baño o el vestuario que son distintos»
Esta situación resulta injusta a ojos de esta bombera. «Todos los ciudadanos tienen el mismo derecho a ser atendidos en una situación de emergencia vivan en la ciudad o en un pueblo de montaña. Julia Frutos piensa que este nuevo servicio permitirá principalmente «atender a las llamadas en un tiempo de respuesta «razonable». Aunque media hora, que es el tiempo razonable estipulado, ya «es demasiado». «Hacen falta los parques 3a que apoyen a los tipo 2 aparte de por el tiempo de respuesta, porque tres efectivos son muy pocos».En los simulacros de las prácticas que han realizado en las últimas semanas ha visto que para tres «es todo un mundo».