Todos somos raros
Hace unas semanas se celebraba el día internacional de las enfermedades raras, quiero dedicar mi pequeño espacio para recordar precisamente lo extraordinario. Su sombra siempre es de oro.
Quiero reivindicar el derecho a no ser juzgado por las circunstancias que rodeen la vida. Reivindico el derecho a que la vida no sea infravalorada, que no sea nunca disminuida y que no se la rodee de olvido. Reivindico el derecho a dar valor a la vida de las personas, independientemente de las circunstancias que le vengan dadas o se vaya encontrando por el camino.
Reivindico el derecho a la solidaridad que toda persona merece tener a lo largo de su vida, porque ningún ser humano, ninguno, es una isla. Quiero poder estar cerca de quienes son un ejemplo diario de lucha y alegría.
Reivindico la necesidad de cambiar el metro con el que medimos el valor de la vida; especialmente las circunstancias especiales de las personas. A no infravalorar la felicidad de ninguna vida por mucho que no la comprendamos; no es una felicidad menor ni deficiente. La felicidad no entiende de circunstancias, siempre es una opción.
Reivindico el derecho a poder afirmar que lo raro tiene mil facetas por descubrir. Reivindico el derecho a la visibilidad de las rarezas con que la vida se presenta, que nos las encontremos en el parque, en el cole, de viaje. Nada que le acontezca al ser humano carece de valor. Nada que le afecte nos puede ser indiferente.
Reivindico el derecho a no ser silenciado. Me gusta la vida, las sonrisas, la luz, el sol los sonidos de lo extraordinario. Me gusta verte y que me veas. Me gusta oírte y que me oigas. Quiero estar y que estés. Quiero que la vida extraordinaria de las personas se muestre tal cual es, que nada me quite el privilegio de aprender a su lado.
Reivindico como ciudadana que la construcción del Estado de Bienestar facilite las circunstancias de las vidas extraordinarias. Que ellas sientan que son una parte más de esta sociedad solidaria que construimos entre todos.
Reivindico el derecho a que las personas con enfermedades raras rodeen mi vida y se sientan escuchadas Cada vida es diferente. Todos somos raros y todos únicos. Todos, además, insustituibles.