el guardián de una de las cuatro puertas de León
Don Pelayo, desde el balcón del Arco de la Cárcel, vigila el viejo León. Lo hace con su espada, que ha perdido varias veces por las inclemencias del tiempo, y desde el disfraz de la estatua nueva que sustituyó a la original, cansada ya de batallar con el paso de las décadas. Pero el héroe de la Reconquista sigue campando sobre la ciudad.