La sonrisa se ensancha pedaleando en Aspace León

La sonrisa de Mouna se ensancha cuando entra en la sala de terapia del colegio especial La Luz. Con su vestido de gasa, y toda ella rosa, entra caminando a la sala. Mouna es de las alumnas que anda por su propio pie. La alegría salta de sus ojos vivarachos cuando, después de sentarla en una silla, Víctor, el fisio, le coloca los pies en los pedales del cicloergómetro. Para agarrarse al manillar, el fisio retira primero las férulas que lleva en sus manos para evitar que se deformen por la espasticidad. La mano derecha se ajusta sin problema a la manilla. Para la izquierda hay que acoplar un guante. Mouna, que acaba de cumplir 18 años, puede mover los pies y las manos con su propia fuerza. En la pantalla del nuevo aparato aparece un portero que va parando los balones a medida que avanza con el pedaleo y los giros del manillar. El juego atrapa su mirada y no deja de sonreír.

El cicloergómetro acaba de estrenarse en el colegio de educación La Luz de Aspace León ubicado en San Cayetano. Este aparato, cuyo coste ronda los 8.000 euros, se ha podido adquirir gracias al premio Telva Solidaridad en el que fue seleccionado el presentado por la entidad leonesa el pasado mes de febrero. La entrega oficial se realizará el 9 de mayo en Madrid, pero el premio ya ha puesto en movimiento a la veintena de alumnos y alumnas de 6 a 21 años que están escolarizados en este colegio concertado por la Consejería de Educación de la Junta.

Los fisioterapeutas de Aspace León explican que el cicloergómetro Tigo, de la marca Thera Trainer, «es un aparato similar a una bicicleta estática, pero adaptada a las necesidades de nuestros chicos pudiendo utilizarse desde una silla convencional, o desde su propia silla de ruedas».

El cicloergómetro tiene diferentes adaptaciones tanto para miembros inferiores, como superiores, que garantizan el correcto posicionamiento y agarre a los pedales y manillares. La pantalla interactiva con diferentes juegos basados en el feedback que la persona realiza entre sus movimientos y dicho juego. «Esto hace que sea una terapia muy atractiva consiguiendo un mayor tiempo de actividad para sus extremidades de una manera lúdica», subrayan.

Una de las ventajas de este aparato es su versatilidad y adaptación a prácticamente al cien por cien del alumnado. De esta manera conseguirán «que disfruten del ejercicio durante un tiempo más prolongado, aumentando su fuerza, resistencia y movilidad, además de habilidades cognitivas como la atención y la comprensión», añaden.

Con el cicloergómetro el alumnado mejorará su coordinación, fuerza y movilidad. El ejercicio se puede realizar tanto desde una silla normal como desde las sillas de ruedas que son el medio de movilidad de muchos de los alumnos y alumnas de Aspace. De esta manera, el centro dispone de un «nuevo recurso para que las personas con parálisis cerebral puedan mejorar de su calidad de vida», subrayan.

Paula es una de las alumnas que realiza el ejercicio en silla de ruedas. Tiene una tetraparexia y ha sido operada recientemente de la columna, así que en principio se le programa el ejercicio de forma pasiva. Es la máquina la que mueve los pedales y hace los giros de los manillares. La pantalla interactiva tiene incorporada una señal para que en caso de que la persona sufra un ataque de espasticidad a fin de evitar que el alumno o alumna se produzca algún daño.

El colegio tiene previsto establecer un horario para que todo el alumnado que no tenga impedimentos para usar esta máquina se rote. El colegio especial La Luz está concertado por la Junta de Castilla y León en la etapa de EBO (Educación Básica Obligatoria), que abarca la Primaria y la Secundaria Obligatoria, desde 6 a 16 años, con posibilidad de prolongar a 18 y en la etapa de Transición a la Vida Adulta, desde los 16-18 a los 21 años.

El colegio, además de los aparatos propios de la terapia que realizan los fisioterapeutas, dispone de juegos adaptados para facilitar el ejercicio de su alumnado, como una canasta gigante, una minicancha de tenis de mesa con protectores, cintas y otros aparatos que pueden ser usados en entornos inclusivos.

El colegio inició antes de la pandemia programas para acercar la realidad de la parálisis cerebral a los colegios ordinarios, con actividades como los recreos inclusivos. «Con la pandemia se cortó todo esto y ahora lo estamos retomando pero muy poco a poco por las características del alumnado», explica el director, Luis Segura. A lo largo de este curso y el próximo quieren reforzar estas actividades inclusivas en las que tanto los alumnos con parálisis cerebral como los de los centros que visitan siempre sorprenden por «su capacidad de adaptación mutua y lo bien que se lo pasan».

La mayoría del alumnado vive con sus familias, pero una pequeña parte está en la residencia por diversas circunstancias vitales.