Diario de León
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León

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alfonso garcía

La escritura como secreto y como realidad, con dos planos que se complementan en el entramado narrativo y vital, son el eje del relato de esta novela original, intensa, deliciosa. Julio Llamazares en estado puro, con esa mirada única y la prosa tan personal que identifica su voz en el concierto de la literatura contemporánea. Manuel Castro, «que fue mi maestro en el periodismo» —cuenta César, el narrador, en primera persona— había escrito una novela, de joven, Vagalume —qué símbolo más hermoso este de «luciérnaga»—, prohibida por la censura y destruidos sus ejemplares. Sin embargo, cuando el narrador vuelve a aquella ciudad —«la ciudad de mi juventud»— después de muchos años para asistir al funeral de su maestro y amigo, alguien le hace llegar de manera anónima un ejemplar de aquella novela de juventud que todos, incluida su familia, creían desaparecida. «Desaparecido Manolo Castro, nada me unía ya a aquella ciudad salvo los recuerdos, por lo que posiblemente nunca volviera».

A esta sorpresa inicial se sucederán otras, que abren no pocos interrogantes buscando «el misterio de la vida de Manolo»: ¿quién le dejó la novela?, ¿llevaba el periodista una doble vida?, ¿siguió, aislado en su mundo, escribiendo a escondidas, amparado en algún seudónimo?... Sorpresas y misterios encadenados que marcan un ágil ritmo narrativo cuyo suspense atrapa al lector desde el primer momento al adentrarnos en esa vida secreta que todos tenemos, pero también una reflexión sobre la necesidad de escribir, que se sobrepone a todo. No desvelaré, lógicamente, el final, sorprendente. Solo diré que, como el propio Manolo Castro confiesa, la escritura ayuda a llenar un vacío y sobrevivir a la pena. Una magnífica y sugerente novela que a este lector le ha llenado de gozo, de sensaciones. Por la intensidad, además del hilo argumental, con que incardina elementos y reflexiones al relato, tan lleno del sentido y del valor de la escritura. Por los personajes, definidos con frecuencia con breves apuntes, suficientes para adquirir sentido en la historia. Por esa prosa tan personal, llena de logros, que permite el desarrollo de la acción con frescura y fluidez. Una lectura muy gratificante.

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