Seis mil años de huellas del pastoreo en Babia
Científicos del CSIC realizan una ruta guiada este sábado por los hallazgos
Un pequeño abrigo propicio para el pastoreo en las inmediaciones de la laguna de las Verdes, en Torre de Babia, es uno de los restos más antiguos que muestran esta actividad ganadera en la prehistoria. El equipo que dirige David González Álvarez, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que trabajan en el Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) de Santiago de Compostela, ha datado estos vestigios en unos seis mil años de antigüedad.
Esta construcción es una de las 25 que han excavado entre las más de dos centenares localizadas desde 2017 en las cabeceras de los valles de Cabrillanes y San Emiliano en la investigación pionera que el Incipit lleva a cabo para conocer cómo el pastoreo ha incidido en la historia cultural y en la formación del paisaje que hoy está reconocida como Reserva de la Biosfera.
Los investigadores han vuelto a Babia por dos semanas para proseguir las excavaciones en la zona de Fuentes del Sil, en La Cueta de Babia. En esta ocasión, aprovecharán para dar a conocer en una ruta guiada que se desarrollará este sábado en colaboración con el Club Deportivo de Montaña Babia los restos excavados en la zona de los Calderones, zona próxima a las cumbres que dan sombra al nacimiento del río Sil, salió a la luz una cabaña que fue ocupada en época tardoantigua, hace unos mil trescientos años.
Los científicos han comprobado que existe una continuidad en el pastoreo desde los siglos VII y VIII hasta ahora. Han encontrado restos de cabañas ocupadas en tiempos medievales, «cuando Alfonso X ‘el Sabio’ favoreció la fundación del Honrado Concejo de La Mesta de Pastores», precisa el investigador. Sin embargo, hay un periodo de tiempo vacío que aún es una incógnita sobre el pastoreo en Babia, desde la época prehistórica hasta la Edad Media. Queda un «hiato» o periodo vacío desde la prehistoria hasta la época tardomedieval sin que por el momento se hayan encontrado restos, «lo que no quiere decir que no existen». Con el uso de drones y otras tecnologías avanzadas de geofísica se pretende descubrir estructuras que han podido quedar ocultas por la actividad geológica «viva» de Babia.