Una de venenos, por favor
daniel roldán
Los grandes personajes de la historia no lo serían tanto si no fuera por los misterios y leyendas que les rodean. Agrandan sus figuras, sin contar con las acciones que realizaron para pasar a los libros de Historia. La muerte de Napoleón en la isla de Santa Elena es uno de estos casos con diferentes teorías. Algunos investigadores sostienen que el emperador francés murió intoxicado por el arsénico que contenía la pintura verde de la casa en la que vivía exiliado. Una idea alimentada porque este elemento se encontró en su cuerpo tras ser exhumado para su traslado a Los Inválidos. «Su cadáver se enterró en una tierra rica en arsenicales y por eso se impregnó. Lo más probable es que Napoleón muriera de cáncer de estómago como su padre. De ahí la posición característica de su brazo», explica Roberto Pelta Fernández. Este alergólogo y divulgador repasa la historia de los tóxicos y la forma de usarlos para matar en Puro veneno (La Esfera de los Libros). También habla sobre los grandes personajes de la historia afectados por las ponzoñas.
El doctor Pelta analiza las principales herramientas para ayudar a la parca en sus funciones y los orígenes de los productos —animal, vegetal, mineral o química—, que se usaron en Grecia, Roma —Tito Livio recuerda a las «veinte damas» que envenenaron a decenas de personas— o el Renacimiento, donde el uso de los venenos se convirtió en un verdadero arte. El viaje, además, sirve para aclarar leyendas como la de Napoleón o la de Cleopatra. Es casi imposible que la reina egipcia muriera por una picadura de áspid y, en cambio, es más probable que falleciera por culpa de otra sustancia. «Poseía un jardín con plantas venenosas que probaba en condenados a muerte».