Millones de personas en el mundo carecen de dirección postal
«Hay cientos de millones -¿tal vez incluso mil millones?- de personas sin dirección postal, o al menos sin nada que se parezca a una dirección típica de un residente en Europa o Estados Unidos», ha dicho a EFE la estadounidense Deirdre Mask, autora de «El Callejero», un ensayo a medio camino entre el reportaje y el estudio sociológico.
Lo peor de esa situación es que, según Deirdre Mask, abogada y escritora que estudió en Oxford y Harvard, es que disponer de una dirección postal es una de las formas más rápidas y fáciles de salir de la pobreza porque «una dirección abre muchas puertas; es difícil hacer operaciones bancarias u obtener créditos sin una dirección».
Carecer de ella «también puede dificultar mucho votar u obtener documentos de identidad; y para las ciudades sin dirección es difícil imponer impuestos justos a sus residentes, y los impuestos son muy importantes para hacer de las ciudades lugares provechosos para los negocios», ha explicado la autora de «El Callejero», publicado en España por Capitán Swing.
La mayor sorpresa que le ha deparado su investigación fue constatar «lo mucho que le importa a la gente su dirección» y cuenta que en Suráfrica, por ejemplo, encontró «a una periodista que en su día trabajó como abogada para el Tribunal Supremo y que aseguraba que un caso relacionado con los nombres de las calles era uno de los más conflictivos que había visto nunca».
«Y en ese caso se trataba de un tribunal que había tratado casos de gran envergadura sobre el ‘apartheid’, la pena de muerte y el matrimonio homosexual», ha añadido, para insistir: «En todo el mundo la gente discute sobre los nombres de las calles, y eso es un asunto fascinante».
Sobre si el nombre de una calle puede determinar la raza de sus habitantes, ha respondido que no se trata tanto de determinar como de «reflejar o sugerir la composición racial de los residentes; las calles que llevan el nombre de Martin Luther King, por ejemplo, suelen ser calles importantes en y para las comunidades negras de Estados Unidos por razones obvias, y porque durante mucho tiempo los habitantes de los barrios blancos rechazaron ese nombre para sus calles».