El ‘ecodiseño’ de la UE favorece la reutilización
Las instrucciones buscan alargar la vida útil de los productos, especialmente en el sector textil, el cuarto más contaminante
Los países de la Unión Europea han acordado su posición negociadora sobre la nueva normativa de ecodiseño , que busca alargar la vida útil de los productos y fomentar su reparación con el fin de reducir su impacto ambiental, empezando por la industria textil.
La postura, aprobada por los ministros de Industria de los Veintisiete durante una reunión en Bruselas, servirá para negociar con la Eurocámara y la Comisión Europea la nueva normativa que introducirá requisitos para que el diseño de los productos, que determina el 80% de su huella ambiental, permita que estos duren más, sean fácilmente reparables, reciclables o reutilizables, y más eficientes en el uso de energía y recursos.
Para ello, amplía los requisitos que ya existen para 31 categorías de productos relacionados con la energía a casi todos los productos de consumo, empezando por aquellos de mayor impacto, como los textiles o los materiales de construcción.
Solo quedan excluidos de la norma alimentos, piensos, medicinas, productos veterinarios y vehículos de motor, en este último caso porque su impacto ambiental está regulado en otras legislaciones.
La UE introducirá además un «pasaporte digital» en el que deberá figurar la información sobre la sostenibilidad medioambiental del producto en cuestión e indicar claramente como repararlo o reciclarlo, con el fin de que los consumidores tengan más información para decidir sobre sus compras.
Las normas actuales permitieron ahorrar 120.000 millones de euros en energía a los consumidores europeos solo en 2021 y Bruselas calcula que, con el nuevo marco, el ahorro para 2030 ascenderá al equivalente a 150.000 millones de metros cúbicos de gas natural, casi el mismo volumen que la UE importa de Rusia.
Industria textil
Las nuevas reglas ponen el foco en la industria textil, la cuarta con mayor impacto sobre el clima —tras alimentación, vivienda y movilidad—, la tercera en uso de agua y tierras, y la quinta en consumo de materias primas.
El acuerdo político de los Veintisiete introduce la prohibición de que las empresas destruyan los productos textiles, ropa y calzado que no hayan vendido. Quedan excluidas de esta medida las empresas pequeñas, mientras que las medianas tendrán un plazo de 4 años para empezar a aplicarla.
El objetivo es reducir el impacto medioambiental de la ropa y accesorios que no llegan a usarse, sobre todo ante el auge de las ventas en internet.
«Esto es una pérdida de recursos económicos valiosos porque los bienes son producidos, transportados y después destruidos sin que lleguen a usarse», dijo el Consejo en un comunicado.
Las normas prevén también impulsar el uso de fibras recicladas y libres de productos químicos peligrosos en los productos textiles, ya que ahora solo un 1 % de los mismos tiene origen reciclado y cada europeo tira 11 kilos de ropa al año.
«Destruir los productos antes de que se haya usado ni siquiera una vez contradice claramente los principios de la economía circular», dijo durante el debate ministerial el comisario de Medio Ambiente, Virginius Sinkevicius, quien defendió que la medida debe evitar cargas administrativas.