Nicolás Castellanos: "Hombres Nuevos creará una escuela de líderes en Bolivia"
El obispo leonés, premio Príncipe de Asturias, regresa a su casa. El leonés Nicolás Castellanos habla en esta entrevista a Diario de León sobre la pobreza planetaria y la ‘receta’ que aplica para aplacarla desde la Fundación Hombres Nuevos en Bolivia después de 31 años de misión en el país
Antonio Nicolás Castellanos Franco (Mansilla del Páramo. 1935), premio Princesa de Asturias a la Concordia en 1998 por su labor en Bolivia, es el invitado de honor para la clausura del centenario de la Asociación de Antiguos Alumnos Agustinianos de León (1922-2022) este viernes 2 de junio. El misionero agustino, que estudió en el colegio donde hoy se ubica la parroquia durante tres cursos, impartirá, a partir de las 20.00 horas, la charla titulada ‘La pobreza, problema planetario; una respuesta desde Hombres Nuevos’ en la parroquia Nuestra Señora Madre del Buen Consejo de León (Gran Vía de San Marcos, 21). Con la Fundación Hombres Nuevos como medio, este obispo leonés que dejó la mitra de Palencia por los más pobres, irradia proyectos esperanzadores y transformadores desde el barrio marginal del Plan 3000 de Santa Cruz de la Sierra a todo el país. Su herramienta principal, la educación. Y su lema, «nada para los pobres, sino todo con los pobres» es su lema. Tan incansable con la pluma como con la acción, ha publicado seis libros desde 2010, el último Desde las periferias, en 2022, y próximamente saldrá a la luz su obra El arte del bien y del buen vivir .
—Vuelve a León y al lugar que fue su colegio, ¿después de cuánto tiempo?
—En León estuve en noviembre. Volví de Bolivia después de dos años por la pandemia. Del colegio de los Agustinos tengo un recuerdo muy entrañable y un fruto de esa educación que recibí en el colegioes que ahí empecé a vislumbrar estos ideales. este sentido de solidaridad y este sentido ético de la vida. Ahí nació mi vocación de crear un mundo más solidario y más justo y rendiré un homenaje a todas las personas de aquel tiempo.
—Va a hablar de la pobreza como fenómeno planetario. ¿Es igual la pobreza allí que aquí?
—Aquí tenéis un nivel de vida que es muy distinto del que tenemos allí. La pobreza son muchos millones de personas en el mundo que viven con dos euros al día. En Bolivia, por poner un ejemplo, el 85% de bolivianas y bolivianos tienen trabajo informal. Eso quiere decir que no pagan impuestos y que las carreteras y la educación son un desastre. Es muy distinta la situación del hemisferio norte al hemisferio sur.
—¿Cómo ha incidido la respuesta de Hombres Nuevos?
—El proyecto Hombres Nuevos ha demostrado que es posible una Bolivia moderna, democrática, donde se practique la justicia social. Cuando llegamos a Bolivia había un millón de niños y niñas bolivianos sin escuela. Hemos creado 100 escuelas y en el plan 3000 está la única escuela de teatro que hay con el techo académico de la Universidad Católica de Bolivia.
—¿Cómo pasaron la pandemia en el Plan 3000?
—En nuestro barrio, que es un barrio marginal, creamos 13 puntos de ollas solidarias. En cada punto teníamos 300 familias y cada tres semanas les dábamos una bolsa de alimentos porque, al no trabajar, porque había que estar recluidos en casa, no tenían ningún ingreso. Allí se sintió mucho y se sigue sintiendo tanto el covid-19 como la crisis económica mundial ahora.
—Allí no había el colchón social que se puso aquí con ertes y otras medidas.
—Claro, allí la gente vive al día y al no poder salir a trabajar no tenían ningún tipo de ingresos. Llegó la pandemia, dejaron de trabajar y estaban absolutamente sin nada.
—¿Cómo están ahora?
—Ahora la situación es precaria. La crisis económica se siente mucho. Todos los días los medios de comunicación hablan de que el pollo ha subido un boliviano, el pollo ha subido dos... La cesta familiar sube todos los días. Yo aquí no lo veo.
—¿Qué nuevas necesidades ha detectado Hombres Nuevos después de la pandemia y de los 31 años de misión en Bolivia?
—Hombres Nuevos siempre responde a necesidades reales y sentidas de la gente. Por ejemplo, ahora. en el parque natural Noel Kempf Mercado, que es una maravilla, sin carreteras, hay que llegar en avioneta, al terminar el bachillerato, chicos y chicas tienen que marchar si quieren estudiar. Hombres Nuevos está preparando un programa para crear una Escuela Profesional de tal manera que puedan formarse allí y no tengan que salir. Con estudios forestales, salud, agricultura, informática, etcétera. Ahora mismo nos estamos planteando que en Bolivia faltan líderes, líderes sociales y políticos. Estamos intentando montar una escuela para formar líderes. Hombres Nuevos siempre busca hacer donde está la necesidad. Cuando llegamos a Bolivia nos dimos cuenta de que había un millón de niños sin escuela y vimos que lo urgente y prioritario era hacer escuelas. Y hemos construido 100 escuelas.
—¿Dónde quiere montar esa escuela de liderazgo?
—En el plan 3000 pero abierta como tenemos la Facultad de Teatro, que tiene alumnos de Chile, Argentina, Brasil, Colombia y otros sitios. Nosotros somos de la tesis que tender puentes no del centro nacional a la periferia sino de la periferia al centro. La única Facultad de Teatro de Bolivia está en una periferia, en un barrio marginal, en el plan 3000.
—Han detectado esa necesidad en Bolivia. ¿Haría falta algo parecido en España?
—Que duda cabe que el liderazgo es imprescindible en todas partes. Hay que formar líderes que son los que van a ir cambiando un poco la realidad de injusticia social que se vive y desigualdades. Bolivia sigue es el país de mayor desigualdad de América Latina. Es un país muy rico y sin embargo está entre los más pobres después de Haiti.
—Después de 31 años, ¿ha cumplido sus expectativas?
—Totalmente. Estuve 13 años de obispo, hice lo que tenía que hacer, cumplí mis deberes aquí y me fui al Plan 3000 de Santa Cruz de la Sierra donde la labor que hemos hecho es única. Cuando llegamos era un barrio donde el 60% de la población era pobre y el 40% restante vivía de la miseria. Ahora la afirmación de toda la gente del barrio es que con Hombres Nuevos nació la esperanza en el barrio del Plan 3000. Ha sido devolver la esperanza a la gente porque ven que hay programas de integración social, promoción laboral y de la mujer y sobre todo de educación. El objetivo fundamental nuestro es la educación, dar las herramientas para que la gente llegue a ser protagonista de su propia historia y de su propio desarrollo.
—¿Cuál es el resultado de que un obispo leonés haya ido a un país en vías de desarrollo y funde una escuela de teatro?
—Hoy en día en todos los medios de comunicación todos los actores y actrices que se ven que se ven se han formado en esa facultad del plan 3000 y en todas las esquinas encontramos exalumnos de Hombres Nuevos. Un programa muy interesante que tenemos allí son las becas universitarias. Por 250 euros un chico o chica estudia en la universidad pública y le cubre la matrícula, el transporte, la alimentación, las fotocopias... Hemos formado así 5.000 profesionales. Allí con poco dinero se hace mucho. Aunque en estos países la corrupción lo arrasa todo.
—¿Eso tampoco ha cambiado?
—No, el gobierno que tenemos ahora es corrupto. Allí todos los gobiernos son corruptos y los políticos solo piensan en enriquecerse y hacerse millonarios a cuenta del pueblo, claro. Eso no ha cambiado.
—¿También con Evo Morales?
—Bueno, Evo Morales cuando llegó dijo: «Corrupción cero». Y es el gobierno más corrupto que ha habido en Bolivia. No se ha remediado nada. La corrupción campea todas las instituciones públicas. No hay institución pública que no robe. El narcotráfico, el contrabando y la corrupción lo invade todo.
—Con todo este panorama, ¿La pobreza se puede erradicar?
—De eso hablaré en la charla. Mostraré que la pobreza se puede erradicar. Hace falta voluntad política, voluntad ciudadana. Hace falta compromiso político para querer erradicar la pobreza porque está al alcance de la humanidad que nadie pase hambre ni pase sed y sin embargo hay tantos millones que pasan hambre y sed.
—¿Cuál es la receta?
—Indicaré pistas de la arquitectura que habrá que seguir para erradicar la pobreza en el mundo.
—Diga alguna de esas claves.
—Habría que llegar a los pactos sociales que habría que hacer. Un pacto natural, para cuidar la naturaleza; un pacto cultural, para que todo el mundo tenga educación. En Bolivia todavía hay medio millón de niños sin escolarizar, cuando nosotros llegamos eran un millón. En el Altiplano. los niños y niñas para ir a la escuela tienen que andar 6, 5 o 4 kilómetros desde la comunidad donde viven por la situación de pobreza. Gracias a las ayudas de la Junta de Castilla y León hemos hecho ocho internados y en estos centros viven toda la semana que el fin de semana van a sus casas. Son entre 100 y 200 por internado dependiendo de las comunidades que haya alrededor.
—Aparte de la educación y el cuidado de la naturaleza, ¿qué otros pilares son necesarios para erradicar la pobreza?
—La dimensión ética es fundamental. La aventura humana tiene que tener una dimensión ética, una dimensión moral y de honestidad. Abajo el narcotráfico, el contrabando, la corrupción...
—¿Va a pedir colaboración de la sociedad leonesa para seguir con el proyecto?
—La sociedad leonesa siempre ha colaborado con nosotros. La Diputación provincial, el Ayuntamiento y una asociación que se llama Alin y muchas instituciones han colaborado en todos los proyectos sociales que hemos hecho en Hombres Nuevos.
—¿Cómo vive en ese Plan 3000, desde donde los domingos da la misa que se puede ver por redes?
—En el proyecto Hombres Nuevos tenemos una pequeña fraternidad formada por veinte bolivianos que son el alma y los que dan la mística y el espíritu al proyecto Hombres Nuevos. Estoy muy bien. Eran niños, fueron creciendo con nosotros, les dimos carrera universitaria y hoy son bolivianos los que llevan el proyecto Hombres Nuevos. Hoy en día la iglesia tiene que volver a las pequeñas fraternidades, hay que volver a la iglesia primitiva.
—¿Por qué?
—La Iglesia cada día va a tener menos poder pero va ser más fermento siendo pequeñas comunidades sembradas en la sociedad donde se celebre la fe del Señor y se salga a las calles. Lo que pide el papa Francisco, que nos hagamos presentes en las periferias geográficas y humanas.
—¿Comunidades con hombres y mujeres?
—Efectivamente, una cosa que he defendido desde que era obispo es que no hay derecho que en la Iglesia la mujer esté marginada. En la Iglesia todas las decisiones las toman los hombres y además mayores. Este papa ha introducido algunos cambios, pero es un proceso muy lento. La mujer, el 50% de la población, tiene que sentirse en la misma humanidad, en la sociedad y en la Iglesia. Y tiene que tomar parte en las decisiones de la Iglesia.