LA HEREDERA DE RANIA
Amán se engalanó con banderas y flores para la gran boda real del príncipe heredero jordano Husein bin Abdalá II con la arquitecta saudí Rajwa Al Saif. Una celebración para recordar...
El hijo mayor de los reyes Abdalá y Rania de Jordania y heredero al trono, Hussein, contrajo matrimonio el jueves con Rajwa Al-Saif en una ceremonia tradicional a la que asistieron representantes de la práctica totalidad de las casas reales de todo el mundo. Entre ellas, la española. La boda, de hecho, propició el reencuentro de don Juan Carlos y doña Sofía, que desde que el emérito fijó su residencia en Abu Dabi, empujado por sus escándalos financieros, solo se han visto en la breve visita de Juan Carlos I a Zarzuela —tras su inoportuno viaje a Sanxenxo del año pasado— y los funerales de Isabel II y Constantino de Grecia.
Las cámaras de la televisión jordana captaron a los eméritos saludando a los reyes Abdalá y Rania en el Palacio de Zahran, donde los padres del novio ejercieron de anfitriones de los 140 invitados a los que recibieron, uno a uno, mientras sonaba la música interpretada por la banda de las Fuerzas Armadas del país hachemita.
Al enlace también asistieron miembros de otras casas reales europeas, como los reyes de Holanda Guillermo y Maxima, junto a su hija mayor, Amalia, y los príncipes herederos de Noruega, Dinamarca y Suecia, entre otros, además de la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden.
Pero si hubo unos herederos al trono que acapararon todas las miradas estos fueron Guillermo y Catalina de Gales. Junto a ellos pudo verse a Victoria y Daniel de Suecia, Federico y Mary de Dinamarca y Haakon de Noruega.
Una vez que todos tomaron asiento llegó el novio, vestido con el uniforme de gala militar, quien, tras saludar a sus padres con un abrazo, se sentó a esperar a la novia. Rajwa apareció en un Rolls Roice acompañada por los tres hermanos pequeños del príncipe Hussein. Las princesas Iman y Salma fueron las encargadas de colocar la cola del vestido de su cuñada, justo antes de que comenzara a caminar hacia donde le esperaba su futuro marido. Lo hizo del brazo del príncipe Hashem. La arquitecta escogió un vestido de escote asimétrico de manga larga, drapeado y entallado que resaltaba su figura. Un diseño de Elie Saab con una cola troquelada que salía desde la cintura, de varios metros de longitud. Completaba el conjunto un velo con detalles florales sujeto por una tiara de diamantes al igual que los pendientes. Entre los detalles que llamaron la atención, los zapatos, ya que apostó por calzado plano.
Durante la ceremonia, oficiada por el imán de la corte, la pareja se mostró por momentos nerviosa, emocionada, sonriente y muy cómplice. Junto a ellos, el orgulloso padre del novio, el rey Abdalá de Jordania, y en la primera fila las madres de los contrayentes. La reina Rania eligió para la boda de su primogénito un vestido de la colección de alta costura otoño-invierno de 2022-2023 de Dior en color negro con bordados dorados en los puños, el cuello y la espalda. También fue muy comentado el vestido de Catalina de Gales, una creación del libanés Elie Saab de gasa rosa, con cuello alto, mangas afaroladas y bordados en el cuerpo y en los puños.
Terminado el servicio religioso, varias mujeres realizaron el tradicional zaghrata, grito de alegría por los novios. Después, los recién casados saludaron a cada uno de sus invitados antes de marchar hacia el Palacio Al Husseiniya, donde tuvo lugar el banquete. Los novios se trasladaron en un coche descapotable escoltado por otros ocho vehículos armados de color rojo y varias motocicletas. Un desfile nupcial que estuvo acompañado por caballos blancos y jinetes vestidos con chaquetas también rojas, a modo de escolta de los futuros herederos del trono hachemita..
La procesión roja es la tradición más destacada de los festejos nacionales jordanos.