Las claraboyas del pensar

josé enrique martínez

Indagador constante del entorno poético de la escritura, con estudios decisivos de carácter teórico y crítico, Alfredo Saldaña es también un destacado poeta, y obras como Palabras que hablan de la muerte del pensamiento (2003), Humus (2008) o Mal país (2015) han sido objeto de atención en estas páginas de Filandón. La escritura de Saldaña, tanto crítica como poética, es la expresión de un pensamiento rebelde frente a lo acomodaticio y los discursos autoritarios; su poesía es, asimismo, una honda reflexión sobre el lenguaje. Lo corroboran poemas que hablan de la labor de un poeta consciente del instrumento que maneja y quiere «desinstrumentalizar»: desempolva aquello que la roña / del lenguaje ha ocultado bajo el lodo / y airea los vocablos que no se inclinan / ante el más gregario delos sentidos. / Escarba hasta dar / con lo que se halla encubierto / bajo la pétrea coraza de la apariencia…/ Rescata palabras / del naufragio de la historia / y las sostiene ahí, en el poema, / a la intemperie, para que sean ellas / las que desde el fondo atemperen / casi todo el silencio y el frío de la nada.

No resulta extraño que alimenten su pensamiento poetas como el argentino Roberto Juarroz, que sondeó los límites de la palabra, en constante indagación y búsqueda y en cuyos versos suele anidar lo enigmático y lo paradójico. A Juarroz dedicó Alfredo Saldaña un ensayo magistral, de título significativo, Romper el límite (2022); y en el poemario que reseño, uno de los poemas se titula R. J.: en él ahonda en el valor del silencio, con la voluntad de «dar con la palabra sin palabra»; son contradicciones aparentes que apuntan a conceptos como el vacío o el abismo que crean las palabras, proponiendo en otro poema respirar / en el espacio que se abre / entre la pregunta y la respuesta o como expresa Celia Carrasco en el espléndido prólogo al poemario, «en la herida que se abre entre los nombres y las cosas, entre lo decible y lo indecible…, entre el pozo y la estrella juarrocianos». Muchas ideas quedan en el tintero. Subrayo que, frente a tanta poesía inane, en la de Saldaña hay un pensar que no ahoga su lirismo; como expresa un poema, conviene mantener abiertas / las claraboyas del pensar»; «rozar con el pensamiento la realidad / liberándola de los nombres que la ahogan»; pero su reflexión sobre el lenguaje lo es también sobre la vida, recordando que «apenas fuimos / la materia de un sueño puesto en pie / sobre un endeble escenario.