Diario de León

Las mujeres también fueron gladiadores

l «Las luchas de mujeres eran un divertimento sexual», dice Juan Tranche

norberto

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León

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miguel lorenci

Es una intriga histórica «muy documentada», con amor y mucha acción, a la que Tranche ha dedicado tres años. Helena, Valeria y Domicia, en lucha por decidir sobre sus vidas, son sus protagonistas. «Quería hacer justicia y rescatar el nombre de las mujeres que compartieron su destino sobre la arena y que han sido obviadas por la literatura o el cine», plantea el escritor. Se lo propuso mientras trabajaba en ‘Spiculos’, su libro anterior, dedicado a los gladiadores en la Roma de Nerón. «Decidí que las desconocidas y sexualizadas gladiadoras merecían un libro», dice citando a Achilia y Amazona «dos de las más famosas luchadoras».

En el British Museum de Londres un bajorrelieve de mármol de Halicarnaso, datado a mediados del siglo II, testimonia un combate entre estas luchadoras. «Se aprecia que se han quitado el casco y quise averiguar por qué. Y parece obvio que querían dejar claro que eran mujeres», dice Tranche. «No obstante, me pregunté si la razón era otra y la investigación acabó en esta novela», aclara. Lejos de ser heroínas, para el populacho que disfrutaba de ellas «las gladiadoras eran escoria». «Estaban en lo más bajo del escalafón social, como las prostitutas y las esclavas», dice Tranche. «La doble moral romana pasaba por jalear dentro del anfiteatro a quienes fuera no consideraban ni personas, seres apestados apartados de la sociedad, incluso en sus cementerios», añade el autor.

Eran protagonistas de un espectáculo «que era un divertimento sexual». «Se han hallado lamparillas con hombres practicando sexo con mujeres vestidas de gladiadoras», explica Tranche. A pesar de que algunas fuentes apuntan a que luchaban con el pecho desnudo, el escritor no cree que fuera así. «En algunos mosaicos vemos a mujeres practicando deporte con un ‘mamillare’, una especie de sujetador. Yo creo que podrían llevar algo así. Los romanos eran muy pragmáticos y no parece cómodo luchar con el pecho al aire», reflexiona.

Luchadoras y luchadores despertaban, con todo, una intensa atracción sexual. «A la salida de los anfiteatros les esperaban prostitutos y prostitutas, ya que tras haber mirado de cara a la muerte en el combate, salían deseosos de sexo», asegura Tranche. Hubo más luchadoras en la época de Nerón, «pero las fuentes son muy escasas», explica el autor. «La primera referencia a las gladiadoras aparece dos siglos después de la primera sobre gladiadores. Es de Nicolás de Damasco y habla de las más bellas mujeres, no de las más valerosas. En el año 11 llegaría la prohibición de combatir para las mujeres libres», explica. «Marcial, escritor hispano, cuenta que lucharon un montón de gladiadores y gladiadoras en la inauguración del coliseo en Roma. Unos combates que eran un arma política para sus organizadores. «Prometían al pueblo las mejores luchas a cambio de votos, y quienes alardeaban de su riqueza y de su afán de innovar ofrecían gladiadoras», precisa.

Tranche ambienta su novela en la época de Adriano, «cuando las mujeres tienen más derechos en una Roma más oscura» Valeria, hija de un reconocido abogado, sueña con vencer a su destino como esposa y madre. Junto a su hermana, retará a quien se interponga en su camino. Recrea, además, la desgracia que supone pertenecer a la clase baja a través de los ojos de una esclava y de una prostituta. «Ellas tenían más mérito que los hombres porque no solo luchaban por su vida, sino contra las rígidas costumbres del imperio» sostiene. La trama se complementa con una intriga cercana al ‘thriller’ sobre el asesinato en serie de unas prostitutas mutiladas con saña en una Roma distinta «con calles muy peligrosas». Aborda además la historia de amor entre Adriano y su esclavo Antinoo, «una de las más bonitas y tristes de la antigüedad».

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