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El estudio pone el foco en los jabalíes como vector de la tuberculosis. jesús monroy

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León

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La Universidad de León (ULE) y el Instituto de Ganadería de Montaña (IGM, centro mixto del CSIC y la propia ULE) han publicado un trabajo en la revista ‘Transboundary and Emerging Diseases’ que analiza cómo la posible interacción entre el ganado bovino y los jabalíes en algunas zonas del norte de España puede estar contribuyendo a mantener la tuberculosis.

En una información que ha sido dada a conocer por la Agencia para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología (Dicyt), se explica que la tuberculosis bovina «genera importantes pérdidas económicas y, por lo tanto, está sujeta a un programa nacional de erradicación». En ese contexto, la ULE ha estudiado áreas de Asturias con alta prevalencia, también llamadas ‘hot-spots’.

«Nuestro objetivo fue estudiar la interacción entre el jabalí y el ganado bovino en esas áreas, con el fin de evaluar si el jabalí ayuda a mantener la tuberculosis en estas localizaciones», ha explicado Ana Balseiro Morales, autora principal del artículo, en declaraciones realizadas a la agencia.

Para evaluar la interacción entre ambas especies, jabalí y ganado bovino, los investigadores utilizaron collares GPS para determinar el área de campeo y uso de hábitat del jabalí en relación con el ganado bovino en tres ‘hot-spots’. Además, analizaron las cepas de Mycobacterium bovis (agente etiológico responsable de la tuberculosis) aisladas en jabalí y en ganado bovino en esas zonas desde 2014 hasta 2020, con el fin de identificar similitudes.

Los resultados obtenidos en el estudio muestran un contacto indirecto entre ambas especies. Asimismo, las cepas identificadas tanto en jabalíes como en ganado bovino fueron idénticas. «Esto sugiere, en un principio, una transmisión de la bacteria desde el ganado bovino hacía el jabalí, pero también, que en un futuro el jabalí podría transmitir la bacteria al ganado bovino», ha destacado Ana Balseiro.

La mayor prevalencia de tuberculosis obtenida en jabalí resulta esperable, al ser una especie no sometida a un plan de erradicación, al contrario que en el caso del ganado bovino.

La transmisión entre diferentes especies es indirecta y por vía oral. En este sentido, la bacteria es muy resistente, incluso en condiciones extremas, pudiendo sobrevivir en charcas, pasto o alimento durante meses. El mayor problema es que si M. bovis se ha excretado vía exudado nasal, saliva o heces, permanecerá viable en el medio ambiente y otro animal susceptible, de la misma o diferente especie, podrá infectarse. La investigación confirma que la tuberculosis animal es una enfermedad multihospedador. «En Asturias ya sabíamos, gracias a estudios previos, que el tejón era parte de los hospedadores susceptibles y responsables del mantenimiento de la tuberculosis en los ‘hot-spots’ y este estudio añade al jabalí a ese grupo de hospedadores capaz de mantener la tuberculosis en estas áreas», ha explicado la autora del estudio.

Balseiro recuerda que la tuberculosis animal es una zoonosis, lo que implica que «puede transmitirse de los animales al ser humano, pudiendo causar infecciones y enfermedades en determinados casos». No obstante, «en países desarrollados como España los casos anuales de tuberculosis zoonósica son extremadamente raros, por lo que no es un motivo de alarma».