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‘Vacaciones en paz’ trae a León a 17 menores saharauis

Los niños y niñas de los campamentos llegarán a la provincia para disfrutar de dos meses y revisiones médicas

Algunos de los menores del programa del año 2018. JESÚS F. SALVADORES

León

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El programa ‘Vacaciones en Paz’ traerá este año a León a 17 niños y niñas de los campos de refugiados saharauis. Lo más significativo es el descenso de familias que se adhieren al programa y al área de León vienen sólo cuatro menores mientras que El Bierzo acogerá a 13. La crisis económica de 2018 y la pandemia han enfriado el entusiasmo de las familias por acoger a estos niños. «Esperamos que a partir de este año todo vuelva a la normalidad». Falta por concretar las fechas en las que los niños y niñas comenzarán sus vacaciones porque todavía quedan trámites administrativos por concretar y el visto bueno del Consejo de Ministros, para poder cerrar la contratación del vuelo en el que viajarán los menores. «Todavía puede variar el número de menores, que es posible que se incorpore alguno más», asegura el nuevo delegado saharaui en Castilla y León, Addalahi Jill. «Mantener un programa más de cuarenta años no es fácil».

El Consejo de Ministros aprobó ayer, a propuesta del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, y previo informe de los ministerios de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, del Interior y de Política Territorial, el programa ‘Vacaciones en Paz 2023’ por el que se prevé la llegada a España, este verano, de cerca de 2.800 menores de origen saharaui.

El programa contempla las instrucciones para autorizar la residencia temporal de los menores que permanecerán en España por un período de tres meses.

También se concederán visados de estancia a los monitores que acompañen a los menores durante su permanencia en España. Todos los visados de residencia temporal y de estancia serán tramitados por el Consulado General de España en Argel.

Los menores serán acogidos por familias pertenecientes a entidades que operan en las diferentes comunidades autónomas. Estas entidades deberán solicitar previamente a la subdelegación o delegación del Gobierno un informe previo al desplazamiento de cada menor, así como un informe del servicio autonómico competente en materia de protección de menores.

Este programa fue puesto en marcha en la década de 1980 y solo se vio interrumpido durante dos años debido a la pandemia de la covid-19.

Para el desarrollo de ‘Vacaciones en Paz’ colaboran, además de los ministerios de Inclusión, de Asuntos Exteriores, Interior y Política Territorial, las diferentes comunidades autónomas en las que permanecerán los menores, así como las entidades. Según destaca el Gobierno, este programa se enmarca en el compromiso de solidaridad de España con la población de los campamentos de refugiados saharauis.

Dos meses fuera

A través de esta iniciativa, los menores de los campamentos de refugiados saharauis pueden salir durante dos meses de las duras condiciones en las que viven, a 50 grados de temperatura; pueden acceder a reconocimientos médicos, recibir una mejor alimentación y establecer relaciones de amistad con niños y niñas españoles, tal y como señalan las asociaciones de amistad con el pueblo saharaui.

El programa consiste en la acogida temporal de niños y niñas procedentes de los Campamentos de Refugiados Saharauis en Tindouf, Argelia. «Trabajamos en España para que el pueblo saharaui pueda recuperar su libertad con labores de sensibilización. Además del programa ‘Vacaciones en paz’ organizamos una caravana para desplazar a la zona ayuda humanitaria y tenemos colaboración con los grupos de la Comunidad y con los Ayuntamientos».

Marruecos ocupó el Sáhara hace 46 años. Los habitantes de los campamentos viven desde entonces a la espera de un referéndum para decidir su destino, apoyado por la ONU pero que no tiene fecha de celebración. «¿Cuándo ha visto usted que la ONU resuelva algún conflicto?», pregunta Abdalahi Jill. «Nosotros tenemos nuestros propios medios con medidas de presión a la comunidad internacional, con aliados, un plan político y militar. No vamos a renunciar».

Ya son dos las generaciones que se han visto obligadas a malvivir, a expensas de la ayuda humanitaria, en carpas en medio del desierto. «Han nacido, vivido y crecido en un ambiente hostil, son los que ahora están defendiéndose, los médicos, los que distribuyen los alimentos».

La mayoría de las solicitudes de apátrida —que no se consideran de ningún estado— son de personas de origen saharaui. En el año 2022 se presentaron 1.034, lo que supone el 95,4% del total, según el informe de Cear (Comisión Española de Ayuda al Refugiado).

El 98,6% de las resoluciones favorables de apátrida corresponden a personas de origen saharauis.