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La escuela itinerante de oficios de Mansilla de las Mulas

Homo Faber cumple diez años en la villa del Esla con 60 cursos de oficios tradicionales, más de 600 alumnos de ámbito nacional e internacional y un profesorado de alto nivel que viene a León desde Italia, Frrancia y otros países de la mano de Paco Azconegui y Mónica Martín

fernando otero

León

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Los artesanos que construyeron templos y catedrales, los maestros que realizaron retablos y artesonados en la Edad Media y el Renacimiento itineraban por los pueblos con sus cuadrillas de obreros. Una fórmula parecida ha replicado Homo Faber siglos después desde Mansilla de las Mulas en la última década.

La villa del Esla fue el lugar al que regresaron Paco Azconegui y Mónica Martín después de varios años fuera de León. El fundador de los talleres de empleo del Inem que dio lugar al Centro de los Oficios de León se enamoró de una chopera y de la casa que había a su vera, en el límite de la muralla de Mansilla.

«Hay miles de años de conocimiento detrás. Por eso es importante que haya gente enseñando», comenta un joven de Vitoria que hizo un módulo de FP de Construcción y quiere tener un «pilar firme» como albañil

La arboleda fue talada pero la casa se convirtió en el foco de Homo Faber para irradiar el conocimiento de los oficios olvidados en el siglo XXI. Desde mayo a noviembre, si el tiempo lo permite o hay trabajo de interior, desarrollan su actividad desde hace diez años.

La última semana han formado a un grupo de 11 personas en la técnica enfoscados y estucos de cal sobre un proyecto real en una casa de campo en Villarroañe. Vienen desde Talavera de la Reina, Madrid, Vitoria, Portugal, Zamora, Roma, Galicia, Girona, Valencia y Gordoncillo. Es la tónica habitual. La mayoría de los 600 alumnos y alumnas que han pasado por los talleres en esta década vienen de fuera de León y no son pocos los que hcen viaje internacional para acercarse a esta sabiduría práctica. «Tenemos tres grandes bazas: contamos con los mejores profesionales nacionales e internacionales (Danilo Dianti, Patrick Tranquart, Philippe Bertone, Abderraman Idsslimanne y Hamin et Atmani...) y una nómina de mujeres artesanas inigualable (Rocío Merlos, Nuria Casadevall, Antonella Manca, Paloma Folache, Alba Ramírez Arteaga, María Brown, Anna Castillo Vila y Amara Carvajal); los cursos son lo más parecido a una obra real, no una pequeña obra que sea perfecta y el ambiente: la paella de Paco es la guinda», apostilla Mónica Martín entre risas.

«Me siento feliz enseñando técnicas tradicionales que son de kilómetro cero y están olvidadas porque hemos equivocado el rumbo. Es necesario dignificar los oficios. Hoy día ganan más dinero que los ‘cuadros’»

Estucos de cal planchados en caliente, suelo trabadillo, revestimientos ornamentales en tierra, introducción a la cerámica: del Raku a la porcelana, que comienza este lunes, policromías de artesonados (17 al 21 de julio), cubiertas vegetales sobre carro chillón (del 31 de julio al 4 de agosto), estucos esgrafiados (del 7 al 11 de agosto), cal en relieve (técnicas tradicionales inglesas con crin de caballo), del 14 al 16 de agosto; tadelatk (del 21 al 25 de agosto) y bóvedas tabicadas (28 de agosto al 1 de septiembre) son algunos de los cursos de este verano.

En septiembre, octubre y noviembre hay programados otros 12 cursos (homofabercursos.com) a falta de confirmación de fechas de los tres previstos en noviembre. Antonio Gandano será el maestro el curso de cubiertas vegetales, que se realizará con un carro chillón de Babia, y Philippe Bertone, especialista en yeso, cal y cemento natural, estará al frente de la construcción de un horno de yeso en Cuenca en noviembre. «Somos una escuela itinerante, hemos hecho cursos también en Gordoncillo, Sandoval y León», comenta Mónica Martín.

«La gente que se dedica a la obra en León tiene trabajo para dos años y proyectos parados porque no encuentran gente. Mi sueño es crear una Escuela de Arquitectura Tradicional Ecológica y Sostenible»

El curso de enfoscados y estucos de cal aúna el interés de una docena de personas por aprender o perfeccionar esta técnica con el sueño de la propietaria de la casa, Rosario Puente, de llevar a su nueva morada esta técnica tradicional que no sólo aportará una decoración a su fachada, sino también el aislamiento de la humedad que genera el regadío de la huerta.

Puente decidió poner el lienzo en blanco de la fachada de su casa en manos de Homo Faber porque «conozco su trayectoria». «Visitando su casa en Mansilla vi un fresco y me dije que algún día yo podría algo así en mi casa», comenta. La ocasión fue la compra de la vivienda de Villarroañe, con una fachada con mucha visibilidad porque da a la carretera y a la zona de la iglesia que da visibilidad a la obra. Ha quedado sorprendida por el interés de las mujeres, «son mayoría en el curso».

Arquitectos y arquitectas, una restauradora, una historiadora, una arquitecta de interiores, tres albañiles y personas que quieren restaurar su casa componen el perfil profesional y de intereses de este curso. «Es muy importante que los arquitectos conozcamos estas técnicas para poder prescribirlas. Son técnicas que, además, tienen importancia para la salud», destaca Marisa Fernández, de Talavera de la Reina, con la paleta en la mano.

‘Picacarnes’

«Hay muchos jóvenes hartos de estar delante de un ordenador durante ocho o más horas»

Mercedes Rodríguez, de Gordoncillo, es arquitecta de interiores y una de las que repite la formación. «La cal no se aprende en una semana, pero no se puede comparar un sitio con pared de cal. Aporta salud a los interiores», recalca. La única leonesa que participa en el curso lo intentará llevar a cabo en su propia casa.

María Fonseca es bióloga de formación pero se ha pasado a la bioconstrucción. Es portuguesa y viene desde Figueira da Foz, aunque su origen está en las Azores. Volver a las técnicas constructivas tradicionales es una forma de «no aumentar los escombros y conservar la salud», comenta.

Eneko es albañil y vino desde Vitoria a aprender la técnica de enfoscados y estucos de cal. Tiene 23 años y tras realizar un grado medio de FP de Construcción quiere aprender «para tener una base». «El primer día de clase fue química, algo que por mí cuenta era imposible. Hay miles de años de conocimiento detrás. Por eso es importante que haya gente enseñando», subraya.

María Dolores ha comprado una casa en Sahelices de Sabero y la está restaurando con técnicas tradicionales. «Aquí nos enseñan las técnicas y el amor a que no se pierda», destaca esta mujer que aprecia el entorno de León.

Paco Azconegui, el alma de Homo Faber junto con Mónica Martín, se siente feliz recuperando técnicas de emisión cero que se están perdiendo.

Tras una larga trayectoria en la que no se ha desviado de una vocación que despertó en Suiza, cuando siendo joven emigró para trabajar y formarse, señala que en España «hay que dar un vuelco a la formación profesional. Hay que mirar a Alemania, a Suiza, a Dinamarca», apostilla.

«Los oficios tienen que ser enseñados por maestros que indiquen cómo hacer las cosas y sepan hacerlo. En España. como se dice en Francia, todo el mundo quiere ser cuadro pero la realidad es que en este momento gana más un albañil», añade. Y no se encuentran. Por eso ve necesario dignificar estas profesiones manuales y acabar con el estereotipo de que «a los oficios van los burros». Hay que transmitir a los jóvenes, añade, que estos oficios dan «para comer, vivir, tener hijos...». Y a la sociedad recordarle que «todo el mundo tiene una casa hecha por albañiles, carpinteros, fontaneros...».

Mónica Martín ve un error que la albañilería y otros oficios se hayan incluido entre las profesiones de difícil cobertura, lo que facilita su precarización, en lugar de apostar por formar nuevas generaciones de profesionales para que los desempeñen. «Hay que llegar a los jóvenes, hacerles ver a través de ‘influencer’ y si es necesario espectáculos que son oficios dignos y de los que se puede vivir bien», subraya.

Pero están olvidados por la administración, a pesar de la demanda que existe. «La gente que se dedica a la obra en León tiene trabajo para dos años», recalca. Durante dos años, la Diputación subvencionó a jóvenes que se matricularan en los cursos de Homo Faber.

Martín tiene el sueño de crear en León una Escuela de Arquitectura Tradicional Ecológica y Sostenible que integre a especialistas en albañilería, carpintería e incluso fontanería con la formación adecuada para «arreglar las casas de los pueblos».

Ahora mismo hay proyectos parados por falta de mano de obra, mientras hay cada vez más jóvenes «hartos de estar durante ocho o más horas delante de un ordenador en profesiones (‘picacarnes’, se han bautizado) que al año siguiente las desempeña una máquina», apunta. Modelos como Francia con jornadas de cuatro días a la semana serían otro incentivo para una profesión que sufre mucho físicamente y quienes se dedican a ella llegan a la jubilación con lesiones. Con los fondos Next Generation, lamenta, se ha perdido una oportunidad para apostar por esta corriente que cada vez tiene más demanda entre los consumidores que buscan espacios más amables y saludables para vivir. «Actualmente no tiene sentido hacer nuevos edificios, todo se tendría que enfocar a la rehabilitación.