Diario de León

«La inmigración, si se regula bien, es positiva»

Mauro Guillén en una foto de archivo. BENITO ORDÓÑEZ

Mauro Guillén en una foto de archivo. BENITO ORDÓÑEZ

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Una operación de menisco obligó a Mauro Guillén (León, 1964) a «colgar las botas» y cambiar su pasión por el baloncesto «por correr y nadar, sobre todo, en verano». Y a eso piensa dedicarse este agosto en Puerto Rico —de donde procede su mujer— este brillante sociólogo y economista con residencia en Filadelfia. Catedrático en las universidades de Cambridge y Pennsylvania, jurado habitual del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales y padre de dos hijas, es también autor de libros como 2 030. Viajando hacia el fin del mundo tal y como lo conocemos , en el que pronostica que esta década que vivimos será un punto de no retorno.

—¿Hacia dónde se encaminan sus investigaciones?

—Investigo sobre las monedas globales a lo largo de la historia. Empezando con los romanos, pasando por el dólar y el euro y, en el futuro, las monedas digitales. Una moneda global confiere al país que la emite muchísimo poder. Eso es lo que quiero analizar. Sobre todo, en el contexto de la pelea entre China y Estados Unidos.

—¿Y cómo avanza el pulso?

—El poder se está desplazando hacia allí porque son muchos. Parece increíble, pero, al final, lo más importante es la población. Y, si tienes una población tan grande como China e India y consigues desarrollarte, dominas el mundo. Pero todavía les falta mucho, porque son relativamente pobres. Y también hay que tener en cuenta el cambio climático, porque son de los países que se verán más afectados. -

—Así que tenemos potencia estadounidense para rato?

—Otro medio siglo puede aguantar, pero más tiempo no lo veo claro. A menos que en China haya una catástrofe, claro.

—¿La guerra en Ucrania inaugura un nuevo orden mundial?

—Rusia es un gato panza arriba. Tiene nostalgia de la grandeza del pasado y capacidad para crear problemas porque es una potencia nuclear, pero no puede dominar el mundo. No tiene la envergadura, la economía. No tiene nada.

—¿La entrada de Ucrania en la OTAN podría provocar una tercera guerra mundial?

—Creo que sería un error, provocar a Rusia. Lo primero es terminar esta guerra con la victoria de Ucrania. Y, luego, ofrecerle garantías. Pero yo no daría el paso.

—¿Le inquieta el avance de la extrema derecha en Europa?

—Soy opuesto a muchas de las políticas de Vox y parece que el PP está empezando a adoptarlas. Por ejemplo, estoy completamente en contra de esa actitud tan negativa hacia la inmigración. La inmigración será necesaria. No me cabe ninguna duda. Si se regula bien, puede ser muy positiva. Sobre todo en países como España, que envejece tan rápidamente. Y estoy también completamente en contra del tratamiento que hacen de las personas con diferentes orientaciones sexuales y de su propuesta de eliminar las autonomías.

—Y eso que sostiene que el sistema autonómico es una locura.

—Porque tiene muchos costes y muchas duplicaciones. Pero una cosa es criticarlo con la esperanza de que se pueda mejorar y otra cosa es eliminarlo, que, además, sería imposible. Imagínate el lío que se puede montar en España. Y también estoy en contra de su visión de los impuestos. Yo creo que el IRPF tiene que ser progresivo, de manera que la gente que tiene más renta pague más.

—La economía española resiste...

—No va mal, pero todavía hay mucho margen para crear empleo y hacerla más competitiva. Es que seguimos haciendo lo mismo que hace treinta años: traer turistas que gastan muy poco y exportar productos sin gran valor añadido.

—¿Qué hacer con las pensiones?

—No podremos seguir así. No puede ser que nos jubilemos a los 62 o 63 años y todavía tengamos 25 más de vida. Eso, a largo plazo, es imposible de financiar. Una de dos: o la gente tiene más ahorros, porque se incentiva el ahorro para la jubilación, o buscamos otra manera de equilibrar las cuentas, porque no salen.

—Dígame que tenemos motivos para la esperanza.

—Claro. Estamos en un mundo lleno de oportunidades y, en los próximos años van a pasar cosas muy buenas. Hay grandes avances, por ejemplo, en el campo de la medicina. La tecnología nos va a dar grandes oportunidades, aunque también grandes dolores de cabeza. Ahí está la Inteligencia Artificial. Hay que ver cómo mantenemos el estado de bienestar, los cuidados de los mayores... Pero yo creo que se puede ser muy optimista.

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