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El Papa lamenta que las mujeres «no juegan de titulares»

Francisco afirma en Portugal que la «contribución femenina es indispensable»

El Papa observa la coreografía de bienvenida en el parque Eduardo VII. ANDRE KOSTERS / POOL

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León

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El Papa Francisco ha defendido en un discurso ante jóvenes universitarios, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que las mujeres son «indispensables» pero ha lamentado que en el «inconsciente colectivo» muchas veces está «pensar que las mujeres son de segunda».

«La contribución femenina es indispensable. En el inconsciente colectivo, ¿cuántas veces está pensar que las mujeres son de segunda? Son suplentes, no juegan de titulares, y eso existe en el inconsciente colectivo», ha advertido el Pontífice, en su segundo discurso del viaje, pronunciado íntegramente en español, en un encuentro con jóvenes universitarios en la Universidad Católica Portuguesa, en Lisboa. Tras escuchar el testimonio de cuatro jóvenes y ante la presencia de 2.000 personas y 6.500 en los alrededores, el Papa ha recordado que en la Biblia se ve «cómo la economía de la familia está en buena parte en manos de la mujer» que con su «sabiduría» es la que «regenta la casa, que no tiene como objetivo exclusivamente el beneficio, sino el cuidado, la convivencia, el bienestar físico y espiritual de todos».

Por otra parte, el Pontífice ha invitado a los universitarios a «buscar y arriesgar», a ser protagonistas de una «coreografía» que coloque en el centro a la persona, y les ha dicho que no es malo sentirse «insatisfechos» porque este es «un buen antídoto contra la presunción de autosuficiencia y el narcisismo». «En este momento histórico los desafíos son enormes, los quejidos dolorosos, estamos viendo una tercera guerra mundial a pedacitos, pero abracemos el riesgo de pensar que no estamos en una agonía sino en un parto, al comienzo de gran espectáculo, hace falta coraje para pensar esto», ha remarcado el Pontífice. Francisco ha avisado a los estudiantes que el título universitario «no puede ser visto sólo como una licencia para construir el bienestar personal» sino como «un mandato para dedicarse a una sociedad más justa, una sociedad más inclusiva, más desarrollada».