Un traje simula los efectos del envejecimiento
El objetivo es fomentar la empatía en las personas cuidadores de gente mayor
Un chaleco con lastre, unos guantes que imitan los efectos del párkinson y unas gafas que simulan distintas enfermedades de la vista son algunos de los elementos que componen el «traje de la empatía», un innovador dispositivo que recrea las dificultades físicas que enfrentan algunos ancianos.
Esta indumentaria se enmarca bajo el proyecto Vivir en casa , desarrollado por la Universidad de Málaga y financiado con fondos europeos, que busca la autonomía de las personas en situación de dependencia en el hogar a través de las nuevas tecnologías, además de generar conciencia y empatía hacia ellas.
A este traje se suma un espacio demostrador, el Social Living Lab , destinado a probar en un entorno real algunos aparatos que buscan mejorar la vida de los dependientes porque «sobre el papel todo aguanta, pero hay que probarlo», afirma en una entrevista con EFE la delegada territorial de Innovación Social de la Junta en Málaga, Ruth Sarabia.
Experimentar la vejez
El envejecimiento no solo acentúa la gravedad de ciertas enfermedades sino que hay patologías que se observan de forma casi exclusiva en personas mayores.
El «traje de la empatía» consigue imitar la sensación de estas enfermedades en el cuerpo a través del uso de unas gafas que simulan algunos problemas en la vista, unas coderas que limitan la movilidad de estas articulaciones o pequeñas pesas en las muñecas que dificultan el movimiento en las extremidades, entre otros aparatos.
Con este traje, cualquier persona puede experimentar en su propia piel las condiciones que se dan en la vejez o con alguna enfermedad crónica, percatándose de que «las limitaciones de la edad son reales» y que las personas que las padecen «no están sobreactuando». Estos aparatos también serán llevados a quince domicilios del distrito de Teatinos, en la capital malagueña, para comprobar su eficacia en el entorno doméstico y con familias reales.
El objetivo de este proyecto, asegura Sarabia, es que vivir en una residencia no sea una etapa casi obligada para las personas mayores sino que puedan tener en su hogar distintos aparatos que les permitan vivir de forma autónoma y que el asilo sea solo una opción más.
La empatía es una virtud que se «cultiva» y que su aplicación es «fundamental» a la hora de tratar con personas dependientes.
«De lo que se trata es que seamos capaces de ponernos en el lugar de la persona dependiente porque hasta que no nos ponemos, no podemos comprender sus limitaciones».