El invierno se llena de ropa desgastada
La ‘anti-moda’ no solo es protagonista en firmas emergentes o nicho, sino que grandes marcas como Balenciaga o Saint Laurent trasladan esos códigos
Una modelo desfila en una pasarela de Costa Rica. JEFFREY ARGUEDAS
Asimetrías, prendas inacabadas, deshilachadas y sobredimensionadas, en tonalidades oscuras y desgastadas, son algunas de las banderas de la ‘anti-moda’, un concepto que nació en los años ochenta para reivindicar la imperfección y que protagoniza la moda de la actualidad. Si hace cuarenta años parte de la sociedad se escandalizó ante prendas rotas e inacabadas que declaraban la guerra al glamur imperante en la alta costura, la moda de la actualidad bebe de este referente andrógino, oscuro y deconstruido que sube estos días a la semana de la moda de Copenhague y a la que se suman grandes firmas de la industria.
«La ‘anti-moda’ supone cuestionarnos los convencionalismos de la industria, experimentar para saber si realmente funcionan o no y buscar alternativas», explica a Efe Carolina Ceballos, de la firma española Enneges, insignia en este tipo de prendas a nivel nacional.
Corrían los años 70 cuando la diseñadora Rei Kawakubo, harta de los parámetros hegemónicos, decidió desdibujar lo establecido para liberar una tendencia que lejos de alcanzar la perfección, celebrase lo inacabado y, en ocasiones, hasta roto y desgastado bajo la técnica de la deconstrucción.
Nombres como Yohji Yamamoto, Issey Mikaye, Maison Margiela, Rick Owens conformaron un clan de diseñadores anti-sistema, que en la actualidad se sitúan en la vanguardia, junto a nuevos nombres que beben de estas referencias.
Firmas como TG Botanical, Wood Wood, o Deadwood subían la anti-moda a las pasarelas de la semana de la moda de Copenhague la pasada semana, mientras que otras como Di Petsa convierten en emblema deshilachadas creaciones llenas de transparencias por las que apuestan desde Shakira hasta Bella Hadid.
La ‘anti-moda’ no solo es protagonista en firmas emergentes o nicho, sino que grandes marcas de aire subversivo como Balenciaga en sus últimas temporadas u otras de corte clásico como Saint Laurent trasladan estos códigos a sus creaciones.