Diario de León

Daniela Grisales: «Nunca me rendí, estoy orgullosa de mi prótesis»

Tiene más de 200.000 seguidores en Instagram. La colombiana Daniela Crisales Restrepo llegó a Ponferrada en 2016 tras sufrir un accidente de moto por el que tuvieron que cortarle una pierna a la altura de la rodilla. Trabaja en una tienda deportiva.

León

Creado:

Actualizado:

La colombiana Daniela Grisales Restrepo tiene 231.000 seguidores en Instagram, una red social en a que se presenta como v_a_l_i_e_n_t_e.  Llegó a Ponferrada  en 2016 con 24 años tras sufrir en su país un accidente de tráfico en una moto el 2 de agosto de 2015. Estaba aprendiendo a conducir y una desafortunada caída le provocó una lesión en la pierna que, aunque en un principio los médicos colombianos consideraron leve, acabó por cambiarle le vida. Ahora tiene 32 años y camina con una prótesis.

«En la caída la pierna se me dobla para arriba, el momento en que yo veo así mi pierna solo pido que me la bajen, no recuerdo bien cómo lo hicieron pero al llegar al hospital la pierna estaba en su sitio y un poco inflamada la rodilla. El primer diagnóstico fue una leve fisura. Me dijeron que no me preocupase, pero me trasladaron a otro centro donde me hicieron más pruebas». De ser una fisura leve pasó a ser un fractura que había que operar para colocar unos tornillos y después, tras más pruebas, llegó el diagnóstico definitivo. «Me dijeron que si no me amputaban la pierna podría morir en menos de tres días porque la infección estaba progresando. No me lo podía creer. Tenía 24 años y no paré de llorar durante seis horas. No quería que me cortaran la pierna, pero entonces reaccioné, tenía que luchar por mi vida y por mi recuperación. Llegaron un psiquiatra y un psicólogo y me aconsejaron que tomara tranquilizantes para superar el impacto. Los tomé durante quince días, pero decidí dejarlos. No quise medicarme, quería vivir la situación como era».

Y la situación era, además, muy dolorosa. «Primero pasé tres noches con mucho dolor esperando por los tornillos que me iban a poner, que habían pedido a Bogotá. No me podían dar medicación porque lo que tenían para el dolor era Tramadol y la primera vez que me lo pusieron me dio un paro respiratorio, tuve que pasar los días aguantando el dolor. Al tercer día me hicieron nuevamente una ecografía para revisar el riego sanguíneo  y se dieron cuenta de que no había riego, que mis arterias se habían dañado en el momento del accidente y ahí todo empezó a ir a peor. Intentaron conectar las arterias pero era demasiado tarde, ya no sentía los dedos del pie y toda la pierna estaba  morado oscuro. Decidí seguir hacia adelante y luchar por mi vida».

«La vida está llena de obstáculos y está en nosotros cómo los afrontamos»

El mundo era ya diferente para ella cuando salió del hospital. «Tenía que aprender a hacer todo de nuevo, la información sobre las prótesis era muy escasa en mi país y había pocas opciones. Tomé la decisión de viajar a España con una tía que vive aquí desde hace más de 20 años y es quien me ayuda en todo el proceso. Llegué a Ponferrada y conseguí mi primera prótesis, una 3R15, una de las más básicas, pero que me ayudó a recuperar mi independencia y poco a poco mi vida vuelve a su normalidad. El proceso fue bastante difícil porque no sólo tuve que aceptar la pérdida de mi pierna, si no que me tenía que adaptar a un país diferente y estar lejos de mi familia, pareja y amigos. Tuve momentos donde me sentía muy sola pero aún así nunca me rendí. La vida está llena de obstáculos pero está en nosotros decidir cómo ver cada situación, yo decidí seguir adelante y con mi historia  inspirar a otras personas que puedan estar pasando por algún momento difícil en su vida y regalarles una dosis de motivación».

En Ponferrada consiguió toda la información sobre las prótesis que no tenía en Colombia. «Llegué como turista. Me compré una rodilla ortopédica y allí me informaron de las prótesis y nos dieron el asesoramiento adecuado. Debido a mi discapacidad—tiene un 42%— me concedieron la nacionalidad y más tarde la residencia. Encontré mi primer empleo de cajera en el supermecado de la Peregrina y ahora trabajo en la tienda deportiva Sprinter, con un contrato indefinido».

En Colombia vivía con sus abuelos. «Mi madre no me pudo atender porque tiene una enfermedad mental y estaba mucho tiempo ingresada. Mi padre no supo como atenderme y le pidió a sus padres que me criaran.  Mi novio se vino a Ponferrada. Ahora es mi marido y también tiene la nacionalidad. Trabaja en una tienda de informática».

El accidente de moto que sufrió en Colombia cambió el rumbo de Daniela, que tuvo que aprender a vivir de nuevo la vida. «Las personas mayores de Ponferrada me decían al principio que por qué no me tapaba la prótesis, pero yo estoy muy orgullosa de ella, me encanta».

tracking