Diario de León

Última semana para poder ver luciérnagas

La temporada toca a su fin, pero todavía quedan unos días para disfrutar de estas "hadas voladoras" en llos huertos y prados húmedos de León

Luciérnagas en el campo. HILDA RÍOS

Luciérnagas en el campo. HILDA RÍOS

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La luz de una luciérnaga resulta tan cautivadora que puede convertir un paseo nocturno por el campo en un momento increíblemente mágico. En los veranos de antaño se veían más luciérnagas "porque de pequeños salíamos más al campo y porque también había más huertos cerca de casa", apunta José Ramón Guzmán, ingeniero de montes y naturalista granadino de 53 años, que comparte su amor por estos simpáticos bichitos bioluminiscentes en la web Gusanos de Luz, que puso en marcha en 2009 junto al belga Raphaël de Cock, erigida hoy en un estupendo faro de información sobre las luciérnagas ibéricas y mediterráneas.

Julio y, en menor medida, agosto son los meses para ver estos lucerillos que se encienden de noche como si llevaran una diminuta bombilla a cuestas. La temporada toca a su fin esta semana, en la que aún es posible contemplar algunas criaturas en el norte peninsular. "Los últimos avistamientos que hemos recibido nos han llegado del norte, desde Cantabria a Soria", detalla Guzmán tras chequear los más recientes 'emails' de los cientos de particulares que les envían fotos y localizaciones de luciérnagas en un valioso ejercicio de ciencia ciudadana.

 

Actualmente tienen contabilizados unos cuatro mil registros de avistamientos en espacios naturales, entornos rurales, parques urbanos y jardines caseros de toda España. Y observa que el hechizo no deja de crecer. "Hay mucho interés por las luciérnagas, es un insecto muy familiar y estoy convencido de que a todo el mundo le gustaría ver alguna", resume.

Actualmente se han contabilizado cuatro muil registros de avistamientos en espacios naturales

Esa especie de led brillando de noche entre la maleza es la brillante estrategia con que la luciérnaga  hembra llama la atención de los machos que buscan pareja. El encendido reclamo se apaga en cuanto se aparean, "por lo que es posible que en un huerto cercano o en el sendero de un río haya luciérnagas, pero no las veamos porque la hembra se ha apagado al estar ya fecundada". Las luciérnagas pululan siempre cerca de lugares húmedos, prados verdes, huertas de regadío, las riberas de los ríos..., pero toda luz tiene su sombra y en los últimos años la contaminación lumínica y el avance de la urbanización amenazan con eclipsar a las 'hadas voladoras' y el misticismo de su destello

. "Hay mucha más iluminación artificial ahora que hace 30 o 40 años. Las luminarias excesivas afectan a las luciérnagas; a los machos les ciega y no son capaces de localizar a las hembras, y las hembras, si tienen luz circundante, no se activan porque solo responden al influjo de la falta de luz. Por eso se encienden con la caída del sol, en las horas del anochecer", explica el naturalista. Un uso sensato del alumbrado público y privado, "unido a todo lo que podamos hacer para ser más respetuosos con nuestro entorno", ayudaría a frenar el declive de sus poblaciones.

De momento no hay riesgo de que brillen por su ausencia. "No están en peligro de extinción", precisa Guzmán, lo que no significa que no las tengamos que cuidar. "¡Todavía hay muchos sitios para verlas!"

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