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Nuevas formas de protesta climática

La activista Greta Thumberg se apunta a nuevas formas de activismo climático, como cerrar el puerto sueco por el que fue sacada a la fuerza y tendrá que ir a juicio

Greta Thumber, en una de sus protestas en Suiza en el mes de julio. ANDREAS HILLERGREN

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León

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La niña de colegio que hizo una huelga en su país, Suecia, para protestar por la inacción política ante el cambio climático, ya tiene 20 años. Su rostro infantil se hizo icono de una generación preocupada por el devenir del planeta, que los científicos comprueban que se encamina hacia lo irreversible. Cuando era adolescente —comenzó a figurar a los 15 años— prefirió no acaparar ella sola los focos y quiso dar paso a sus compañeros de Fridays for Future, como había bautizado a su movimiento. Incluso se negó a hablar en foros internacionales como la Cumbre del Clima de Madrid, aunque sí asistía a las acciones y mesas redondas. Su proceder era cauto, algo ingenuo, en el fondo obediente.

La emergencia, desde entonces, sigue sin mayores cambios. Y ella, que había dado un paso atrás, ha regresado a la acción. Pero es el final de la inocencia, la rabia empieza a imponerse y las formas han cambiado.

Estos años, los jóvenes han ideado nuevos tipos de protestas, cada vez más radicales. Han arrojado pintura a los óleos más preciados, siempre protegidos y sin causar estragos irreparables. Se han encadenado a las rejas de instituciones. Se han unido con fuertes pegamentos a pistas de aterrizaje, como ocurrió recientemente en el aeropuerto de Barajas.

Ante el cambio de ciclo, y las voces cada vez más desesperadas de científicos y activistas, Thunberg se pliega a los nuevos modales. A mediados de junio reapareció en un puerto sueco de Malmö. La policía pidió a los manifestantes que se marcharan. Ella insistió sin moverse. Dos agentes la sacaron a la fuerza. Si bien sus acciones quedan registradas por las agencias y los medios locales, y terminan dando la vuelta al mundo —con lo que hay pruebas de su presencia y desobediencia—, también sirven de altavoz.

La llevaron a juicio un mes después, donde dijo: «Estamos en una emergencia que amenaza la vida, la salud y la propiedad». Negó los cargos y añadió: «Innumerables personas están en riesgo». A principios de año, también había sido detenida en Alemania, en una protesta contra el uso de carbón.

Aquella manifestación de principios de verano estuvo organizada por el grupo Recuperar el Futuro (Ta tillbaka framtiden, en sueco).