El peluquero de Carrizo que ‘corta’ cabezas en Madrid
Solidaridad al pelo. Luciano Cañete, el famoso peluquero de Carrizo de la Ribera, marca tendencia en el centro de Madrid con su cadena Corta Cabeza. Siete locales desde los que proyecta una labor social de ámbito internacional con la ayuda a mujeres en África y otros países a través de la oenegé Peinando Vida.
La suya es una historia que merece ser contada. Luciano Cañete es de sobra conocido en Carrizo de la Ribera, donde se crió y donde vive su familia. Allí pasó buena parte de su infancia y allí creció uno de los peluqueros con más renombre del panorama nacional. Su nombre vale para reconocerlo en León, pero quizás fuera suene más el de su peluquería: Corta Cabeza.
Son siete locales los que tiene distribuidos por el centro de Madrid pero su trayectoria traspasa nuestras fronteras. Hasta Vietnam ha llevado Cañete su saber hacer con las tijeras y en el país asiático ha dado cursos de formación para jóvenes en riesgo de exclusión social . «Es lo más bonito que he hecho nunca», asegura. Él, que se siente «muy afortunado» por el oficio que eligió, se reconoce comprometido con causas sociales como la exclusión, las mujeres por África o la transexualidad, para la que tiene un proyecto, Peinando vida, que forma a transexuales refugiados, algunos de los cuales se han quedado a trabajar con él.
La historia de Cañete comenzó en Bélgica. Allí nació después de que sus padres emigraran en los años 60. Con 12 años vino a León y estudió en Carrizo, de donde era su madre y a la ciudad se fue con 18 para estudiar Trabajo Social. Poco sabía Luciano entonces de que lo que le deparaba la vida tendría que ver algo con esos estudios, pero mucho menos de lo que se imaginaba.
Pero el gusanillo de la peluquería le picó y ahí surgió su interés. Su primo Fernando Arias, peluquero de renombre, fomentó aquella curiosidad incipiente que llevó a Luciano a formarse con Julián Calleja, primo del aventurero leonés Jesús Calleja.
«Yo, como peluquero, he sido bastante normalito; he sido mejor empresario»
Su primer trabajo como peluquero fue en Rizos, una moderna peluquería que tuvo León en la calle Burgo Nuevo. Como era franquicia, le mandaron a Madrid a formarse. «Aquel era un centro muy bueno», recuerda. Después de un par de años, el cambio volvió a llamar a su puerta. El que llamaba era Marqués, otro de los peluqueros reconocidos en León. «Fue el mejor jefe que he tenido nunca porque me rompió todos los esquemas que yo tenía de lo que era ser un jefe», asegura Cañete.
Transformación constante
Algo más de un año después pasó por la peluquería de Ana Dupont en El Corte Inglés y de ahí se puso por su cuenta. «Tenía 24 años, me lié la manta a la cabeza y abrí un local en la calle del Carmen». Aquel espacio, que era también vivienda, se le quedó pequeño a los tres años y se trasladó a otro de 200 metros cuadrados en Gil y Carrasco. Pero las cosas volvieron a cambiar en ese proceso de transformación casi constante que ha marcado su trayectoria.
«Llego un momento en el que me agobié. Tenía la sensación de que me estaba perdiendo algo, así que traspasé el negocio y me fui a Madrid», señala. Allí comenzó una aventura que ha tenido continuidad hasta ahora. «Hice un curso de maquillaje y empecé a trabajar en Lancome. Aquello muy bonito porque recorrí toda España maquillando y peinando». Aquel plan viajero continuó al fichar por una empresa italiana en la que ejerció como técnico de color.
«Marqués es el mejor jefe que he tenido nunca. Me rompió todos los esquemas»
Ese periplo de un país a otro, llevó a Cañete a aprender francés e italiano. Hacía tres años que había llegado a Madrid y le picaba otra vez aquella curiosidad por lo nuevo que le hizo salir de León. Así que se fue a Londres a aprender inglés. Su profesión fue su sustento porque al no saber el idioma sólo podía cortar el pelo. Aquello le reconcilió con su oficio. Lo de Londres era otra cosa. Tanto, que iba por seis meses y se acabó quedando cinco años. Los dos jefes que tuvo allí le abrieron la mente y le devolvieron las ganas de abrir un local.
Aquello fue el germen de Corta Cabeza, la cadena de perluquerías que han hecho de Cañete un peluquero de renombre. Todavía en Londres, buscó un socio para su nueva aventura y contactó con Luisma, también vinculado a León, de donde son sus padres y a quien había conocido durante su periplo en Italia y le propuso aquello que le rondaba la mente: abrir una peluquerñia en Madrid, pero con otros aires. Más moderno e innovador.
Triunfar en Madrid
En octubre de 2009 abría el pimer Corta Cabeza. Y la idea triunfó. «Conseguimos abrir un local industrial que parecía estar en obras, con una música diferente y, sobre todo, una forma diferente de dirigirnos al cliente», explica Cañete. De ahí a la segunda peluquería y hasta las siete que tienen ahora en el centro de Madrid.
Hace balance de su recorrido profesional hasta el momento y asegura que «yo como peluquero he sido bastante normalito; he sido mejor empresario» y añade:»Me he sabido rodear de gente muy buena; es más importante de quién te rodeas que lo que haces».
Recuerda con nostalgia la primera vez que peinó a una famosa, la actriz y presentadora Paca Gabaldón: «Me puse muy nervioso» y asegura haber acumulado muchas anécdotas en estos años. Entre risas, menciona las novias que se ponían en sus manos en sus primeros tiempos como peluquero. «Las pruebas me salían de maravilla, pero el día de la boda...».