Los ‘deepfake’ sexuales no son nuevos pero ahora se popularizan
Los «deepfakes» o ultrafalsos de este tipo «hace años» que existen, pero hasta hace no mucho las herramientas necesarias estaban «en manos de unos pocos». Ahora «cualquiera puede hacerlo, como se demuestra en esa ocasión», dice el director de investigación y concienciación de la empresa de ciberseguridad Eset, Josep Albors.
Los ultrafalsos son vídeos, audios o imágenes ficticios en los que se usan técnicas de inteligencia artificial para crear contenidos manipulados extremadamente realistas. Para jóvenes y adolescentes, «que son nativos digitales», acceder a este tipo de herramientas es «sencillo y gratuito», porque en la mayoría de aplicaciones no hay que registrarse o basta con un correo electrónico, indica Juan Ignacio Rouyet, profesor especializado en Ética e Inteligencia Artificial de la Universidad Internacional de La Rioja (Unir).
En la industria del cine para adultos y la pornografía, relata Albors, «lleva años sucediendo casos de actrices y actores famosos que ven cómo se utilizan sus rostros en cuerpos que no son los suyos». Fabricar imágenes falsas de desnudos con la ayuda de la inteligencia artificial (IA) es algo «relativamente fácil», solo hace falta un imagen real, una fotografía cualquiera, apunta Rouyet. A partir de ahí, la IA mantiene la cara, pero define el contorno y genera una recreación de cómo sería ese cuerpo sin ropa, explica. «No es su cuerpo, es simulado, pero parece real». A estas herramientas se puede acceder a través de una aplicación o de un página web, dice Albors, quien desconoce qué tipo se ha usado en el caso de las menores de Almendralejo (Badajoz), pero no es «difícil buscar un poco y encontrar».