Poeta por maldición y chileno a perpetuidad
l Pablo Neruda, el más grande poeta del siglo XX, fue un testigo privilegiado de la historia que le tocó vivir
amalia gonzález manjavacas
Nacido en Ferral, en 1904, era hijo único, su madre, maestra, murió al poco de nacer él. Desde pequeño mostró interés por el mundo natural que lo rodea, que era el bosque austral chileno, que junto el mar, serán fuente de inspiración de su obra poética. Con 19 años, vende todas sus pertenencias para publicarse de su primer libro, Crepusculario (Crepúsculo), bajo el seudónimo de Pablo Neruda. En realidad, Neftalí (o Eliécer) Ricardo Reyes Basoalto, decidió cambiar de nombre y adoptar ese seudónimo para evitar conflictos con su padre, que reprobaba su afición a la poesía.
Al año siguiente, publica Veinte poemas de amor y una canción desesperada, el libro más aclamado y reconocido de la poética amorosa en habla hispana, la obra que le convirtió en una celebridad y le permitió dedicarse a la poesía. Solo Tenía 20 años. Desde entonces fue, y sigue siendo, referente obligado, la voz que mejor ha cantado al amor romántico que brilla con luz genuina, de verso torrencial.
En la madurez se vinculó a los movimientos de izquierda, reflejando su pensamiento en el épico Canto general (1950), «mi libro más importante» que calificó el propio poeta, un clásico de la literatura hispanoamericana, una obra de carácter enciclopédico, que pasa lista a múltiples temas, géneros y técnicas, dotado de una fuerte carga política y bajo un denominador común: América. Convirtiéndose su autor en símbolo de la patria común americana. Dotado de una potencia verbal descomunal, en sus textos defiende sus posiciones políticas, con entusiasmo, asumiendo riesgos que podría haber evitado pero prefiere involucrarse en acontecimientos críticos, ayudando desde su posición profesional a sus amistades, colegas o gente desfavorecida...
«Mis armas, las palabras»
Controvertido, pasional, combativo, volcánico …. con las palabras, su vasta obra poética evoluciona del romanticismo al surrealismo pero en todas destaca con brillantez. Como le definió su gran amigo, el Nobel colombiano, García Márquez, «es una especie de rey Midas: todo lo que tocaba se convertía en poesía». En palabras de otro nobel, Mario Vargas Llosa y se podría suscribir más de media humanidad lectora:
«Prácticamente, en todas las etapas de mi vida ha habido un Neruda que me seducía. De niño, el Neruda romántico, lírico, de los primeros libros. Luego, cuando era un estudiante universitario, el poeta épico y revolucionario del Canto General, de España en el corazón. Más tarde, cuando era yo más bien crítico de la poesía de propaganda y ataque, el Neruda que era mi poeta de cabecera era el Neruda de Residencia en la tierra, que yo creo que es uno de los libros más importantes que se hayan escrito en la poesía de lengua española en el siglo XX». Neruda da cuenta de lo que significa estar en el mundo, de residir en la tierra, y para ello recurre a lo bello, a lo sublime, pero también a momentos de desesperación, de desasosiego o vacío, para derivar en una poesía despojada de artificios, una poesía más cercana a la vida cotidiana, a la realidad misma, o «a esa conciencia revolucionaria que, efervescente, se encontraba en casi todos los pueblos hispanoamericanos, y en España misma». Si nos deslumbró con sus poemas de amor juveniles y después en los de madurez y siendo Canto General una obra con fuerte carga política, para muchos insuperable, en Residencia en la Tierra, Neruda hace gala de un manejo de los recursos poéticos, metáforas, rima interna, asonancias.., para elevar las experiencias cotidiana a un nivel casi metafísicos, dotando a objetos y situaciones comunes de una luz propia que trasciende lo mundano.
Inició su carrera como diplomático en 1927 y fue cónsul en Birmania, Ceilán, Java, donde se casa con la María Antonieta, Maruca, Hagenaar y tiene una niña. Tras Singapur regresa a Chile. En 1933, es cónsul en Buenos Aires, al año siguiente en Barcelona y en 1935 cónsul en Madrid, donde es abrazado por la Generación de 1927 y estrecha su amistad con Alberti, Aleixandre, Lorca, Hernández, Altolaguirre y Cernuda. En 1936 estalla la Guerra Civil en España y Neruda publica su poema Canto a las madres de los milicianos muertos de forma anónima, ya que como cónsul debe mostrar neutralidad. Inicia una nueva fase en su poesía, comprometida con la libertad y no tarda en posicionarse abiertamente con la causa republicana y expone los horrores de la Guerra Civil. Ha expuesto su rostro combatiente y eso le vale la destitución del cargo de cónsul.
Regresa a Chile y aumenta su activismo antifascista. En 1939 es designado cónsul especial para la emigración española en París, donde consigue embarcar a cerca de dos mil republicanos españoles en el barco Winnipeg de Francia a Chile.
En 1945 es ya senador, se afilia al Partido Comunista de Chile y poco después el Partido es declarado ilegal. Neruda es desaforado y perseguido. En 1949 cruza los Andes y consigue llegar a Argentina ocultándose y de allí a Europa. Concluye así el que según él es su libro más importante, Canto general. En el exilio es cuando inicia una relación con Matilde Urrutia y cuando puede volver a Chile en 1952 se separa de su esposa Delia del Carril, veinte años mayor que el poeta, y se une a Matilde Urrutia, con la que vivirá hasta su muerte y quien le inspiró sus mejores poemas de amor maduro: Los versos del capitán y Cien sonetos de amor.
Estuvo a punto de ser candidato a la presidencia de Chile. Afiliado al partido comunista, el partido le elige candidato a las elecciones presidenciales del 69 . Pero fe la izquierda chilena se aglutina en torno a la figura de su gran amigo el médico socialista, Salvador Allende, quien gana las elecciones de 1970. Es entonces nombrado el poeta embajador en Francia y ya ,en París, en 1971, recibe la noticia del Premio Nobel de Literatura.
El hombre y sus sombras
Fue el poeta comunista por excelencia pero de los pocos que atrevió a criticar las atrocidades del estalinismo delirante. Sin embargo, como muchos otros intelectuales de su época, miró para otro lado ante las barbaridades que seguían cometiendo los dirigentes de la URSS. Mientras en Hungría morían miles de personas, víctimas de la represión soviética, Neruda caía en Las uvas y el viento (1954) en la propaganda más reprobable dedicando odas a Stalin o a la China de Mao.
En esa época pensaba que la única fuerza o ideología que podía cambiar el mundo era el marxismo y el comunismo. En los últimos tiempos su figura ha estado inmersa en la polémica tras conocerse cómo abandonó en la Holanda ocupada por los nazis a su única hija, Malva Marina, de 2 años, que padecía hidrocefalia y que murió a los 8, junto a la madre de la pequeña, su primera esposa.