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Procesión a La Virgen, sin falta desde 1521

Reina y madre del pueblo leonés, la estrofa del himno a la patrona de la Región Leonesa, que desde hace más 500 años invocan los fieles

El rey de España besa el manto de la virgen del Camino en una visita institucional. ARCHIVO

Publicado por
L. U.
León

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La peregrinación es de nuevo el argumento que mueve a miles de personas hacia el Santuario de La Virgen del Camino, donde se le toca la nariz del Santo, se besa el manto de la virgen y, entre otras posibilidades, se compran los perdones avellaneros para conseguir las disculpas que se deseen, manteniendo la costumbre que ya cita el autor de La Pícara Justina en el siglo XVII: «es uso llamar perdones a todo lo que se da en romería, porque se tiene por devoción, como si fuera pan bendito».

No se conoce interrupción de los actos desde sus posibles comienzos como tal «romería de San Froilán», aunque ya anteriormente se celebraba como «romería de la virgen» el 16 de agosto, lo cual se documenta por primera vez, según el historiador Juan Pastrana en 1521.

Adicionalmente, por tradición iniciada en 1956, el alcalde de León realiza una ofrenda a la virgen en nombre de la ciudad y de los ayuntamientos de Valverde de la Virgen, Valdefresno y Villaturiel, entregando dos cirios y un ramo de flores. Un grupo de danzas tradicionales canta un «ramo» y, al término de los actos religiosos, se agasaja a San Froilán colocándole una «cuelga» sobre la imagen que tiene en el retablo del santuario.

Es la romería por excelencia de la capital leonesa y de gran parte de la provincia. Además, la distinción que se aprecia de modo notable se relaciona fundamentalmente con la vistosidad de los desfiles de carros engalanados y de los pendones que participan cada año en la romería y que se derivan del indiscutible arraigo popular de la fiesta; y con la reivindicación del mantenimiento del recuerdo de modos de vida superados: el transporte de carros tirados por animales. El periodista e historiador Modesto Lafuente, a mediados del siglo XIX, ya documenta la concurrencia de carros engalanados a esta romería, así como su carácter singular: «Son los típicos ¡Carro a la virgen!, exclusivos de León. Los toldos los constituyen infaliblemente las colchas de las camas, lo cual hace una visualidad semichinesca y tan taraceada de remiendos de diversos colores que nada me parece tan comparable como al mosaico del mundo».

La gran atención que ha suscitado entre escritores de toda época y condición la romería de San Froilán, resulta un hecho que garantiza su conocimiento a pesar del paso del tiempo. Artículos, actas y otros documentos, dan fe de una tradición que se erige como una de las más antiguas del norte de España y en la que se mantienen vivas numerosas costumbres que se arrastran desde su origen.

Los argumentos precedentes justifican la singularidad respecto a otras tradiciones similares que, sin embargo, no alcanzan la distinción de este momento en el que el pueblo de León decide subir al carro y caminar a la Virgen para cumplir con la devoción mariana del pueblo leonés, de la Región Leonesa, de la que es patrona nuestra señora del Camino, reina y madre del pueblo leonés. hay estrofas que no necesitan más decoro que su contenido.