Diario de León
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León

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efe

En una entrevista inédita, de 1994, Gabriel García Márquez habla extensamente del Caribe, del amor, de sus ideas, pero, sobre todo, de cultura. El escritor colombiano consideraba que no se puede utilizar la música como un fusil «porque siempre sale mal, ni dispara ni sirve para bailar», al igual que sucede con la literatura. También expresaba su confianza en haber reflejado la realidad del Caribe sin dar la impresión de que trataba de hacer la revolución.

Son algunas de las afirmaciones del Premio Nobel de Literatura de 1982 en una entrevista que dio cuando tenía 67 años a Jon Intxaustegi con la participación del periodista recientemente fallecido Mauricio Vicent. Grabada el 6 de mayo de 1994 en La Habana, el escritor aseguraba que «lo del arte comprometido es una invención europea, es académica completamente». «Todo arte popular auténtico lleva por supuesto un compromiso y hasta ahí es válido», indicaba García Márquez. «Lo malo es cuando se trata de utilizar la música como un fusil porque siempre sale mal, ni dispara ni sirve para bailar».

Y eso —agregaba— «sucede no solo con la música, también con la literatura; es decir, yo tengo la pretensión de haber expresado una realidad con la que me identifico totalmente, que es la del Caribe, sin dar la impresión de estar haciendo propaganda política ni tratando de hacer la revolución, aunque sí creo que es una contribución al progreso de América Latina». La música y el Caribe son dos de los temas de los que más habla en esta extensa entrevista el colombiano, quien sostenía que para él Cien años de soledad era un vallenato de 450 páginas, mientras que El amor en tiempos del cólera era un bolero de 380 páginas. «Y lo digo con toda seriedad», sostenía. En esa música, al principio, «lo que más me interesaba era el cuento que contaban».

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