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Las chinches de París alertan a León

Haberlas, haylas... pero no se han detectado brotes.

Javi Colmenero

León

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La chinche es un parásito que, al igual que el piojo, tiene como huésped el cuerpo humano y animal. Además, son viajeras. La movilidad y las cálidas temperaturas favorecen su retorno a países que, como los europeos, las habían dado prácticamente por erradicadas.

Las chinches de cama viajan en las maletas y bultos que cada día se mueven en aeropuertos, trenes, autobuses y puertos marítimos. En París ha saltado la alarma por la plaga de chinches de cama detectada en hoteles, metro, trenes y viviendas. «Ni siquiera Disneyland ha conseguido mantenerse al margen, con todo el perjuicio económico, además del social y sanitario asociados», asegura la Asociación Nacional de Empresas de Salud Ambiental (Anecpla).

«Desde hace un año para acá se nota un aumento de la demanda de desinfecciones porque van unidas a la movilidad y al flujo de bultos y estos han aumentado después del covid», asegura Javier Fraile, gerente de la empresa Abiomed de Salamanca.

Molestas

Las chinches de cama no transmiten enfermedades pueden generar ampollas y sobre todo mucho estrés

En León, no observan un aumento significativo. «Hubo más en el periodo 2010-2016 que ahora», apunta Alberto Lozano Verdejo, de Desinplag.

En el servicio territorial de Sanidad de la Junta en León no tienen notificaciones de brotes ni denuncias por chinches en establecimientos turísticos o albergues. Tampoco han notado este problema en centros como Calor y Café , de la Sociedad San Vicente de Paúl, donde duermen personas sin techo.

Sin embargo, las chinches de París han despertado la alarma sobre su posible presencia en León. Aparte de convertirse en tema de conversación en los ascensores de edificios de oficinas, es una preocupación que padres y madres han trasladado a algunos centros educativos al observar a sus hijos con picaduras.

«Las chinches siempre han convivido con el ser humano, que es su hospedador, pero con los pesticidas (ahora biocidas) en algunas partes del planeta se dejaron prácticamente exterminadas, quedando Sudamérica como reservorio», explica Fraile.

Sanidad ambiental

Las empresas que combaten plagas en León no ven un aumento significativo de demanda

Hay un tercer factor que favorece la propagación de este parásito. «Se han suprimido muchos biocidas por su toxicidad y la eficacia de los tratamientos baja muchísimo», señala este biólogo experto en sanidad ambiental.

Viviendas, hoteles y albergues son los espacios idóneos para aterrizar para las chinches. «Los establecimientos turísticos son los más afectados», apuntan los expertos del sector. En Salamanca, por la importante movilidad estudiantil, no son raras las llamadas a empresas especializadas para desinfectar. «Ahora usamos tratamientos alternativos combinando con el calor», apunta.

Las chinches se refugian en todos los recovecos que encuentran: somieres, costuras de los colchones, rodapiés, detrás de los cabeceros de las camas, los enchufes de la luz... Son amigas del calor. Cuando detectan el calor humano y el cuerpo está estático es cuando aprovechan para picar y chupar la sangre, que es su alimento. «El ser humano es su plato», sentencia el experto.

De esta manera, son las horas de sueño las de más riesgo para que las chinches hagan su agosto allí donde hayan podido llegar refugiadas en una maleta o en cualquier otro bulto. «Estos bichitos planos de color marrón rojizo, salen de sus escondites para alimentarse, al sentir el calor corporal y oler el dióxido de carbono que produce el ser humano a través de la respiración», explica Traconsa.

Las chinches no constituyen un problema de salud. «No se ha demostrado que transmitan enfermedades, es un tema de sanidad ambiental», subraya Javier Fraile. En personas con el sistema inmunológico más vulnerable es posible que produzcan reacciones virulentas como escozor y ampollas, pero lo normal es que apenas produzcan reacción. Las picaduras suelen aparecer juntas formando una línea o un zig zag. «El principal problema es el estrés que genera en las personas que lo sufren en casa porque supone mucha ansiedad», admite el biólogo. También pueden repercutir en una mala calidad del sueño e incluso en insomnio por la ansiedad.

Las chinches de cama son insectos hemípteros, de los que hay unas 104.000 especies en el mundo. Llevan este nombre porque las alas anteriores están divididas en una sección basal dura. Miden entre 1 y 7 milímetros de longitud y generalmente de color marrón rojizo y sin alas.

Los servicios de Sanidad solo intervienen si se producen denuncias. Se considera un tema del ámbito privado, aunque podrían intervenir en caso de que no se actuara con celeridad para atajar una posible plaga en un establecimiento público.

«Llamadas siempre hay, sobre todo al finalizar la campaña del verano; pero este año no es especialmente feo», asegura el leonés Alberto Lozano Verdejo, de Desinplag.

Además de las chinches de cama, que se nutren de sangre humana o animal, y son las que han levantado la alarma en París, existen otras variantes que afectan sobre todo a los vegetales. Se trata de las chinches verdes (tomateras, plantas de pimientos, calabacines o rábanos) y las chinches de col, de color negro y seis patas y suelen hibernar bajo las piedras.

Hay además dos especies invasoras que son la chinche asesina, que aniquila a otros insectos y es preocupante en Estados Unidos y México, y la chinche asiática o chinche marrón marmolada, que es inofensiva para humanos y animales pero puede causar daños irreparables en los cultivos.

Las chinches de cama pueden transmitirse a las mascotas aunque no es lo habitual. En París se considera que es la plaga más grave desde la IIª Guerra Mundial. El cambio climático hace que la ventana temporal que favorece su reproducción sea más amplia, según la Asociación Nacional de Empresas de Salud Ambiental.

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