Diario de León

El acusado del crimen de Paula pretende demostrar que ya no era pareja de ella

Las partes se enzarzan en un debate decisivo de cara a las penas

Fiscal, abogados y acusado siguen una fase de la sesión del juicio de ayer. MÁZ

Fiscal, abogados y acusado siguen una fase de la sesión del juicio de ayer. MÁZ

León

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El Ministerio Fiscal, la representación de la familia de la víctima que encarna la letrada leonesa Beatriz Llamas y la defensa del procesado, que ostenta el abogado leonés Enrique Arce, se enzarzaron en una lucha dialéctica que hasta por tres veces obligó a intervenir al magistrado presidente, Fernando Javier Muñiz Tejerina, para calmar el tono que cobró por momentos la segunda sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial contra un varón de 30 años de edad, auto confeso antes y víctima de una amnesia ahora que le impide recordar cómo acabó con la vida de Paula, una vecina de Mansilla de las Mulas, a la que asestó tres puñaladas mortales en abril de 2021.

El quid de la cuestión ayer radicó en determinar si agresor y agredida eran pareja o no. Tiene su sentido porque depende de ello que se considere el caso un asunto de violencia de género o no. La agravante de parentesco está en juego y comporta mayor o menor pena para el sospechoso, que ayer siguió un tanto más relajado el juicio y solo se alteró apenas un poquito cuando compareció en la sala el anterior novio de la fallecida. A él le mandó fotos de la joven desnuda, convencido de que estaban tratando de recuperar la relación que habían mantenido durante trece años. El aludido lo negó: «Sólo éramos amigos, pero cuando vi lo que me mandó, le dije a ella que tenía que denunciarlo».

No lo hizo Paula. Ni tampoco cuando sus amigas le recomendaron que pusiera coto a la obsesión casi enfermiza por controlarla. «Le pedía que le hiciera videollamadas para comprobar que no estaba ligando con otros», aseguraron en sala. Había enviado hasta un centenar de whatsapps en una tarde alguna vez.

Por eso la defensa del sospechoso trató de argumentar que el asunto que realmente encerraba el crimen era una personalidad celosa extrema. Y llegó al extremo de sugerir si no habría sido una infidelidad del detonante de la explosión de su cliente. O el consumo de drogas que caracterizaba según el letrado a su ámbito de acción. «Es improcedente esa pregunta», le frenó el magistrado al letrado. Después conminó a varios testigos a no entrar en el jardín que les proponía el defensor: «No tienen por qué explicar su vida privada».

El relato de la segunda sesión resultó bastante más ágil que el del debut. «El llamó a mi puerta y dijo: ‘Está muerta, ya no hay nada que hacer’», dijo una vecina que aseguró el acusado cuando le abrieron la puerta. No eran pareja. «Estaba tan tranquilo el señorito..», lamentó la vecina. Fue con esta segunda testigo del programa con la que ya se produjo el primer cruce de argumentos respecto a la relación de pareja que mantenían la víctima y el acusado. «En la fase de investigación dijo que sí lo eran y ahora lo niega», protestó Arce Mainzhaussen.

«Hoy día es difícil decir quién es pareja o no. No sé si vivían juntos o no», señaló otro vecino. «No tengo ninguna duda de que eran pareja», dijo la emejor amiga de Paula. «Iban juntos a todas partes. Luego empezaron los celos. Le reventó la casa hasta seis veces, aunque luego él le arreglaba lo que estropeaba». Una vez «le dio un tortazo a ella delante del padre (del acusado). Paula no podía salir con ningún amigo, enseguida le decía que estaba liada con ellos, me dijo que sufría por su vida y estaba decidida a denunciarle, pero no lo hizo porque se lo pidió la hermana de él, había tenido problemas con la caza y le dijo que si le denunciaba lo metían en la cárcel».

El jefe de la Brigada de Policía Judicial de la Guardia Civil tuvo el turno más extenso. «Había un mango de cuchillo de cocina y el cadáver tenía mucha sangre. Encontramos una hoja de cuchillo en la espalda de la víctima compatible con el mango», explicó. «Tenía sangre en todo el cuerpo y en la boca». El detenido quiso declarar primero y después cambió de idea tras hablar con su abogado. «Una testigo nos dijo que a media tarde habían tenido una discusión y que volvieron a enfadarse y que después Paula estaba muy preocupada porque estaba recibiendo muchas llamadas de él».

«Decía que cómo iba a estar tranquilo si había matado una persona y alternaba estados de nerviosismo y de lucidez. Pero no parecía una persona alterada. Llegó a relatar un poco lo que había ocurrido, por encima».

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