PREMIOS PRINCESA DE ASTURIAS
El Rey apela al esfuerzo común para resolver los problemas de España
La sombra tenebrosa de la guerra en Oriente Próximo y los peligros que acechan a las democracias estuvieron muy presentes este viernes en la entrega de los Premios Princesa de Asturias. Sin mencionar explícitamente los avatares de la política nacional ni las tensiones secesionistas, el Rey exhortó a la unidad de España como mejor forma de superar los conflictos. «Son muchos nuestros problemas, y las soluciones llegarán —como siempre ha sucedido y demuestra la historia de España— de la unidad, nunca de la división», aseguró.
Para Felipe de Borbón, es una necesidad imperiosa preservar los logros que el país ha conquistado gracias a un esfuerzo común. «Si queremos construir algo que trascienda y tenga sentido, la colaboración y el compromiso de todos es más imprescindible que nunca». Para ello es necesario, prosiguió, «una voluntad integradora si queremos edificar algo sólido, duradero y permanente. Es con la unión, con el esfuerzo colectivo y las actitudes solidarias como se construyen las grandes obras. Es así como surgen las respuestas que realmente nos permiten avanzar».
Fieles al protocolo, los reyes Felipe VI y Letizia, acompañados de sus hijas, Leonor y Sofía, entregaron los galardones en una ceremonia en la que anualmente el monarca pronuncia uno de los discursos más importantes del año. Junto a su alocución televisada en Nochebuena, las palabras del jefe del Estado resonaron de manera especial en el teatro Campoamor de Oviedo. «En días como el de hoy, tenemos que ser muy conscientes de todo lo que hemos alcanzado como Nación, de todo lo que hemos construido y prosperado, con tanto esfuerzo; de lo necesario que es conservarlo y preservarlo de aquello que lo pueda erosionar y de que debemos cuidar lo mejor de nuestra historia», dijo el Rey.
«El don de la empatía es algo que todos compartimos como forma de acercamiento y diplomacia en un mundo cada vez más hostil y volátil. Lo importante es escuchar»
MERYL STREEP ACTRIZ
En esta ocasión, la contrariedad por las muertes recientes del intelectual italiano Nuccio Ordine (premio de Comunicación y Humanidades) y la historiadora Hélène Carrère (Ciencias Sociales) aportaron una nota de tristeza al día. Emmanuel Carrère, hijo de la historiadora Emmanuel Carrère, también distinguido con un Princesa de Asturias de las Letras, se encargó de recoger el premio. Esta edición es relevante porque anticipa la jura de la Constitución de Leonor, que tendrá lugar en el Parlamento el 31 de octubre. Será, en palabras del Rey, un acto lleno de «trascendencia institucional, simbolismo histórico y compromiso personal».
Las guerras entre Israel y Palestina, entre Rusia y Ucrania, aparte de otro sinfín de ellas que provocan indiferencia, fueron recordadas por el monarca, para quien el siglo XXI sigue evidenciando que paz es un logro bien muy frágil. «Este siglo XXI nos ha traído el regreso terrible de la guerra, de los conflictos bélicos en su versión más descarnada y brutal; así como del vértigo ante el riesgo de su extensión. Como si las lecciones severas de un pasado no tan lejano hubieran caído en el olvido, proliferan de nuevo los enfrentamientos causando auténticas tragedias de gran magnitud y alcance global, llenas de horror y devastación que ignoran y desprecian la vida, la dignidad y los derechos humanos de millones de personas».
En este contexto, conviene recordar la lección que brindaron en su día el primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el presidente de Autoridad Nacional Palestina, Yaser Arafat, reconocidos en 1994 con el Premio a la Cooperación Internacional por su interés en pacificar la región. La fractura del orden internacional, alegó Felipe VI, atenta contra la dignidad, los derechos humanos y la justicia, además de suponer un varapalo económico que perjudica a todos, pero sobre todo a los más vulnerables.
«Soy muy consciente de cual es mi deber y de lo que implican todas mis responsabilidades»
LEONOR PRINCESA DE ASTURIAS
El compromiso de Leonor
Dos semanas después de haber prestado juramento a la bandera, la Princesa de Asturias dijo conocer bien las obligaciones inherentes a su cargo. «Lo que puedo decirles es que entiendo muy bien y soy consciente de cuál es mi deber y de lo que implican mis responsabilidades», aseveró Leonor. «Quiero dar las gracias a todos nuestros premiados, también a los que nos han dejado. Por esa luz que proyectan sobre los retos y la complejidad del mundo que nos toca vivir. Y por hacer que los premios que llevan mi nombre nos animen a recorrer un camino compartido y esperanzado, sin eludir esfuerzos y con responsabilidad».
«Puede que Asturias salga del cajón de mi memoria para escribir una historia, pero no sé cuándo»
HARURI MURAKAMI ESCRITOR
La actriz Meryl Streep (Premio de las Artes), de 74 años, desplegó estos días todo su encanto y su talento para comunicar. Este viernes puso el acento en un don imprescindible en cualquier intérprete: la empatía. Streep puso énfasis y emoción al evocar la figura de Federico García Lorca, quien escribió La casa de Bernarda Alba dos meses antes de su asesinato, en víspera de «otro cataclismo». «Que el poeta pudiera ver desde tan alto, que mirara con tanta distancia los acontecimientos que tanto amenazaban su vida, es extraordinario. Que pudiera expresar, a través de Martirio, una sabiduría que no lo salvaría, pero que sería una advertencia para el futuro, es un regalo para nosotros. Actuar en una obra como esta es prestarles a los muertos una voz que los vivos pueden oír. Es el privilegio de un actor y es su deber».
El ritual del encuentro para ver un espectáculo en común se antoja, en estos tiempos desapacibles, más necesario que nunca. «La misteriosa capacidad de sentarnos juntos, extraños en un teatro o cine a oscuras, y experimentar los sentimientos de personas que no se parecen a nosotros ni suenan como nosotros, es una capacidad que todos deberíamos llevar dentro de nosotros al volver a la luz del día», sentenció la actriz.
Correr tiene el poder de unirnos donde no importa ni el origen ni el color de nuestra piel»
ELIUD KIPCHOGE ATLETA
El galardonado con el Princesa de Asturias de los Deportes, el keniano Eliud Kipchoge, dijo que su dedicación maratoniana encierra un significado profundo. «Correr es testimonio de que todos somos uno. Correr un maratón es una celebración», adujo. Hombre modesto y de hábitos sobrios, Kipchoge no derrama champán después de sus victorias. «Me gusta volver a mi campo de entrenamiento en Kenia y plantar un árbol... Ya que, una vez alcanzada la meta, el momento de gloria es fugaz. Pero la alegría que produce el crecimiento de un árbol dura muchas vidas».
Lograr que a las dolencias ‘olvidadas’ se ponga remedio es el objetivo de Iniciativas Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (DNDi, por sus siglas en inglés), organización que se ha alzado con Princesa de Asturias de Cooperación Internacional. Su director ejecutivo, Luis Pizarro, sostuvo que el tratamiento de estas enfermedades, que sufren 1.600 millones de personas cada año, requiere obstinación. Estas afecciones arruinan la vida de los enfermos por el hecho de ser demasiado pobres, lo que produce el desinterés de la industria farmacéutica. «¡Miren la pandemia de covid-19! Esta epidemia nos ha mostrado las hazañas que la ciencia puede lograr, con un poco de voluntad política: ¡en menos de un año se inventaron vacunas para una enfermedad que ni siquiera existía años atrás!