Diario de León

Isabel Mijares: «En las bodegas decían que las mujeres enturbiábamos los vinos»

- La primera enóloga de España debutó en El Bierzo y, a sus 81 años, acaba de crear el vino a más altura del mundo. Isabel Mijares García-Pelayo, extremeña de padre leonés y que vivió escenas de su infancia en la Pícara Justina, también fue pionera al frente de una D.O. en Europa.

León

Creado:

Actualizado:

Isabel Mijares  (Mérida. 1942) ya era doctora en Químicas, en Enología y análisis sensorial y había sido campeona mundial de cata cuando su profesor Emile Peynaud, padre de la enología moderna, le propuso hacerse cargo de los vinos de Palacio de Arganza, en Villafranca del Bierzo,  para responder a la demanda del bodeguero Daniel Buelta.

Arrancaba la década de 1970 y ella era una joven de 28 años. «Me parecía que tenía suficiente preparación y que no había nada que pudiera impedir venir a una bodega. Después la realidad me demostró que chocaba mucho una mujer en bodega». Por aquel tiempo, había mujeres en el ámbito de la investigación, en el CSIC, como las doctoras Concepción Llaguno y Clara Díez de Bethencourt, recuerda, pero en bodega nunca se había visto a una mujer. 

Isabel Mijares vivió aquella situación sin «sufrir nada», asegura. «No tengo ni un mal recuerdo, todo pueden ser anécdotas divertidas», como que «no me dejaban entrar en las bodegas porque decían que enturbiábamos los vinos en ciertos días, apenas se dirigían a mí, sino al hombre que tuviera más cerca...». Una situación que achaca también al hecho de que «tampoco había tantas mujeres profesionales, quitando las farmacéuticas, las maestras y algunas pediatras».

Viñedos y Vinos. Bierzo, Valdeorras, León, Valles de Benavente, del catedrático de Geografía Humana de la ULE, Lorenzo López-Trigal y el fotógrafo berciano José Antonio Robés, se presentó ayer en la Fundación Sierra-Pambley de León. Además de Isabel Mijares, también han participado el presidente de la DO León, Rafael Blanco, el promotor de la edición de la Editorial Almozara, Alberto Gómez. J. NOTARIO

Viñedos y Vinos. Bierzo, Valdeorras, León, Valles de Benavente, del catedrático de Geografía Humana de la ULE, Lorenzo López-Trigal y el fotógrafo berciano José Antonio Robés, se presentó ayer en la Fundación Sierra-Pambley de León. Además de Isabel Mijares, también han participado el presidente de la DO León, Rafael Blanco, el promotor de la edición de la Editorial Almozara, Alberto Gómez. J. NOTARIO

Por encima de esta discriminación naturalizada, prima en el poso de los recuerdos de esta enóloga pionera «un recuerdo espectacular y supercariñoso del Bierzo», asegura por teléfono delante de la sede del Consejo Regulador de la D.O. Bierzo en Cacabelos.

Fueron tres años los que pasó en la comarca al frente de los vinos de Palacio de Arganza. Se alojaba tres o cuatro días en lo que entonces era albergue, aún no existía el parador, y el fin de semana en Ponferrada. Recuerda los larguísimos viajes a Madrid en el tren gallego, que llegaba a  Toral de los Vados a las cinco de la mañana. «Mi marido, francés, era director de banco en Madrid. Yo estaba encantada en la bodega, pero aquello no era vida para una mujer recién casada», apostilla.

Su labor como enóloga se sumó a las inquietudes de Daniel Buelta, que «buscaba la visión internacional» y logró colocar sus caldos en los mejores restoranes de Madrid y en países «increíbles» como República Dominicana, cuando España «ni soñaba con entrar allí». «Era un gran comercial y pensó que yo podía aportar esa visión diferente de alguien que se ha especializado fuera de España y tiene una visión más global».

Fueron tres años en los que «nos entendimos muy bien y trabajamos muy a gusto juntos». Tras aquella etapa, Isabel Mijares abrió su propio laboratorio en Madrid, empezó a trabajar en un proyecto pionero de Naciones Unidas, en la sección de Onudi (Desarrollo Industrial) que buscaba el arraigo del campesinado al suelo y al territorio a través de la viticultura y el vino. Bolivia, Perú, Albania. Moldavia y Colombia fueron los países donde se ensayó esta fórmula que hoy sigue siendo válida. «Conseguimos lo que se proponía, que era la fijación del campesino al territorio. Ya estábamos hablando de la importancia del territorio. Sin territorio no hay producto».

Una filosofía que ve reflejada en el libro de Lorenzo López-Trigal, Viñedos y vinos. Bierzo, Valdeorras, León, Valles de Benavente, cuyas presentaciones ha traído de nuevo a tierras bercianas, leonesas y maragatas a esta experta que sigue en activo a sus 81 años, viaja tres veces al año a Argentina y ha creado el vino cultivado a mayor altura en el mundo, a más de 3.300 metros, en Salta, en la zona andina argentina. El vino ‘Puna’ —palabra que designa al mal de altura— ha obtenido 98 puntos y Francia lo declaró el mejor tinto de su concurso.

«Quizá este libro sea la vuelta a reconocer el territorio, que es lo que nuestros vecinos franceses han preconizado siempre con ese término, terroir, que no era terruño, sino clima, suelo y medio ambiente, lo que es la geografía más profunda, la geografía humana», asegura. «Se nota que es un libro hecho por un geógrafo que está haciendo lo que se preconizó que terminaríamos por hacer todos, darle menos importancia a la tecnología y volver a la geografía y al medio ambiente, al entorno». El geógrafo leonés sigue los pasos de su homólogo francés Alain Huetz de Lemps, «es el vino visto desde el territorio sin entrar en el mundo técnico de la elaboración del vino porque no es su mundo». En este punto recuerda Isabel Mijares a su profesor Emile Peynaud cuando le dijo: «No te olvides que El Bierzo llegará a hacer los vinos más europeos del mundo, porque está a caballo entre la influencia gallega y la de la meseta. Y esa confluencia puede ser definitoria».

Entre Galicia y la Meseta
«El profesor Peynaud me dijo: ‘No te olvides que El Bierzo hará los vinos más europeos del mundo»

La idea de vincular el vino al territorio podría ser una herramienta de lucha contra la despoblación. «El vino, en León, podría fijar el campesino al suelo. Si se le ofrecen las ayudas suficientes para que los emprendedores jóvenes puedan llegar a montar sus industrias», afirma.  Unas ayudas que ha criticado el Tribunal de Cuentas de Europa en el caso de Castilla-La Mancha: «Castilla-La Mancha es la bodega de Europa, tenemos casi 400.000 hectáreas y del vino vive bastante más de la población. En León no es el caso. Pero podría llegar a ser y podría atraer a mucho emprendedor joven que fijase aquí su residencia y no se tenga que ir a las grandes capitales». Para que el campo sea atractivo, como son ahora las ciudades, «tiene que haber trabajo para él, trabajo para ella y que los hijos puedan salir a estudiar y volver a su lugar de su origen», remarca.   

Isabel Mijares celebra la «presencia enorme» de mujeres que  hay en la viticultura, en la enología y mucho más en el marketin y la promoción, con gran representación en la comercialización,  la exportación y la comunicación  medio siglo después de su debut en El Bierzo como primera enóloga en bodega en España. «El aporte de la mujer ha sido enorme por su lado sentimental, anímico, imaginativo... le ha aportado su mundo de entusiasmo, su mundo romántico con sus pros y sus contras... Nos habremos equivocado muchas veces, claro. También se equivocan los hombres. El problema es que cuando nosotras nos equivocamos tenemos que explicarlo siempre y tenemos que estar demostrando siempre que sabemos. Al hombre se le supone que sabe», sentencia.

De esto sabe mucho una mujer que fue la primera presidenta de una DO, en Valdepeñas, entre 1982 y 1987, que ha sido vicepresidenta de la Casa de León en Madrid y que a sus 81 años sigue al pie del cañón. «Me ha tocado ir abriendo camino», señala. Hija de un militar leonés de Bercianos del Real Camino,  nació y se crió en Mérida y tras estudiar el bachillerato y Magisterio se fue a Madrid a estudiar Ciencias Químicas y consiguió una beca para especializarse en Burdeos. Pronto viajará a Caracas al Salón de las Burbujas y tiene entre manos un nuevo proyecto en Guinea Ecuatorial. Del carácter de Isabel Mijares habla el vino. No tiene favoritos, elige el caldo «para beber según con qué y con quién», buscando «la armonía con los alimentos y la armonía con el ser humano».

tracking