La novela póstuma de Flaubert
l Llega a las librerías ‘Bouvard y Pécuchet’ en su versión más completa con edición de Eterna Cadencia y traducción de Jorge Fondebrider
efe
La novela póstuma del escritor francés Gustave Flaubert Bouvard y Pécuchet se ha publicado en su versión más completa en castellano, con edición de Eterna Cadencia y traducción, prólogo, notas de Jorge Fondebrider.
Capaz de convertir, como pocos, temas aparentemente intrascendentes en arte a través del estilo, Flaubert despliega en Bouvard y Pécuchet un abanico de personajes, situaciones y recursos que refuerzan la idea, presente en toda su obra, de que la estupidez es parte constitutiva de la condición humana.
La novela cuenta la historia de dos modestos y solitarios empleados de oficina que deciden dedicar su jubilación al estudio de las más diversas disciplinas: agricultura, química, geología, medicina, pedagogía, historia, literatura o alquimia, pero el resultado es cada vez más desastroso y desalentador, de modo que su empresa se acaba transformando en una desternillante farsa y los dos amigos se hunden poco a poco en su propia insustancialidad.
En esta edición, se ha hecho una reconstrucción minuciosa de la probable estructura de la obra, truncada a causa de la muerte de Flaubert, que constaba de dos partes.
Precisamente, esa segunda se presenta ahora en su versión más exhaustiva, con fragmentos inéditos.
Según escribe en el prólogo Fondebrider, «a diferencia de otros libros, Bouvard y Pécuchet es una novela que fue construyendo poco a poco a sus lectores, pero en paralelo generaciones de lectores fueron construyendo su importancia e imponiendo la idea de que se trata de un libro del todo singular dentro de la historia de la literatura mundial».
Tras un largo período dedicado a la escritura de Madame Bovary (1852-1856), una segunda redacción de La Tentation de Saint Antoine (1856-1857) y la escritura de Salammbô (1857-1862), Flaubert se refirió a dos nuevos proyectos de índole distinta: L’Éducation sentimentale, del que entre enero de 1843 y enero de 1845 había intentado una primera versión, y Les Deux Cloportes (Los dos porteros), que luego se convertirá en Bouvard et Pécuchet.
Su plan, apunta Fondebrider, está en el Carnet 19, donde habla de una Histoire de deux cloportes–Les deux commis, dos hojas en las que habla de tres partes: 1) los dos personajes se encuentran y deciden instalarse en el campo, 2) sus diversas experiencias y 3) la vuelta a su trabajo de copistas.
En otra hoja habla de un segundo volumen e indica que va a insertar allí su Dictionnaire des idées reçues.
Una vez publicado en 1869 L’Éducation sentimentale y tras el paréntesis que le obliga a abandonar su casa por la guerra francoprusiana que estalla en 1870, entre 1872 y 1874 retoma el proyecto de Bouvard et Pécuchet, se dedica a realizar lecturas preliminares y a tomar apuntes sobre lo leído, y finalmente, el 10 de agosto de 1874, «a las cuatro, después de una tarde de tortura, Flaubert escribe la primera frase de la novela y continúa ese año con el capítulo I, y en 1875, con el capítulo II.
Sin embargo, en ese momento, la novela se interrumpe bruscamente por una crisis económica sin precedentes, fruto de la mala administración de Ernest Commanville, marido de Caroline, sobrina de Flaubert, quien estaba a cargo de los bienes del escritor, una situación que le obligó a vender su granja de Deauville y con la amenaza de perder incluso su propia casa de Croisset. Abatido y deprimido, decidió viajar a Concarneau, a visitar a su amigo, el naturalista Félix-Archimède Pouchet y ante la necesidad de un cambio Flaubert se embarcó en una nueva aventura y entre 1876 y 1877 se dedicó a la redacción de los Trois Contes, que se publicaron y tuvieron un éxito inmediato y unánime, que compensaron las malas críticas recibidas por sus dos novelas anteriores. Habiendo recuperado la confianza, en octubre de 1877, retoma el proyecto de Bouvard et Pécuchet y entre ese mes y el mes de noviembre escribió los capítulos III y parte del IV; a lo largo de 1878, concluye el capítulo IV y continúa hasta el VIII; en 1879, continúa con el capítulo VIII y escribe el IX; en 1880, buena parte del capítulo X, que, el 8 de mayo, con la muerte de Flaubert por un derrame cerebral, queda inconcluso.