Diario de León

El Banco de Alimentos se traslada tras la Gran Recogida

A partir del 1 de diciembre se desplazan al lado del depósito de coches. Hasta septiembre atendieron a 800 familias, un 11% más que en 2022. Los días 24 y 25 son la Gran Recogida, con donación de dinero. Cuatro supermercados aceptan productos no perecederos.

Sara Campos, colombiana, vive en León desde hace siete meses con su hija de 6 años. FERNANDO OTERO

Sara Campos, colombiana, vive en León desde hace siete meses con su hija de 6 años. FERNANDO OTERO

León

Creado:

Actualizado:

Argentina tiene 46 años y una hija de 25, Tamara, que tiene una discapacidad. Junto a su pareja, fueron desahuciados el lunes del piso en el que compartían una habitación que alquilaban a su hermana. «Le dábamos 150 euros al mes por la habitación, pero ella no pagaba el alquiler del piso. Nos han desahuciado a todos. Ahora estamos en la calle, en una casa en ruinas que hay en un descampado en Armunia. Allí hemos llevado unos colchones y un hornillo de los del campo. Se pasa frío». Es la primera vez que esta familia se ve en la calle, aunque en otras ocasiones ha necesitado de la ayuda del Banco de Alimentos. «Argentina es una superviviente que ha superado muchos avatares en su vida», dice Juani Pérez, responsable del Banco de Alimentos de León, que a primera hora de la mañana recibió una llamada de esta gitana pidiéndole ayuda. Pocas horas después salen del almacén con un carro lleno de productos de primera necesidad. «Los servicios sociales saben de nuestra situación y están intentando buscarnos un alquiler, pero, mientras tanto, estamos en la calle». El único ingreso que tienen es la ayuda que recibe su hija por su discapacidad.

En las dependencias de Mercaleón, lugar en el que el Banco de Alimentos ha permanecido durante once años, quedan sólo los productos contados para repartir a las familias hasta el 30 de noviembre, fecha en la que el servicio se trasladará a otra nave de unos 300 metros cuadrados junto al depósito de coches, al lado de la grúa municipal, en el Paseo del Parque s/n. «Vamos a esperar a que termine la Gran Recogida, que se desarrollará los días 24 y 25 de noviembre, y después acabaremos de trasladar lo que nos quede». Juani hace las últimas comprobaciones para que nada falte a las familias que llegan. Cada mes atienden entre 250 y 300. «Hasta el 30 de septiembre hemos repartido alimentos a 800 familias, un 11% más que el año pasado. Hasta junio llegaron 360 familias nuevas, que no habían venido antes».

En la nueva nave de 300 metros cuadrados ya está casi todo dispuesto. El personal voluntario traslada los palés y coloca los productos en las estanterías. Está previsto atender a las familias en esa nueva ubicación a partir del 1 de diciembre. «Lo avisemos y pondremos los carteles para que las personas que están acostumbradas a venir aquí sepan que se les va a atender en la otra nave».

Varias familias eligen hoy frutas y verduras distribuidas en la entrada de la nave en Mercaléon, ayudadas por un grupo de voluntarios. Hoy hay ocho, algunos procedentes del centro de Inserción Social para realizar trabajos a la comunidad. «Por primera vez hay mujeres, que son muy trabajadoras».

En el suelo hay cajas con diversos alimentos a punto de caducar, donados por los supermercados. «Aquí ponemos los productos que están a punto de caducar pero en buen estado. Pueden coger los que quieran». Un plus añadido al carro de alimentos esenciales que preparan los voluntarios para las familias. Algunas acuden cada quince días y otras cada mes y medio. Todo depende de las necesidades.

María ha cogido una muñeca. Junto a la comida donada, alguien ha llevado un cochecito infantil. «Esto le va a gustar a mi hijo», dice. María es madre soltera y tiene dos niños. «No trabajo. Cobro el Ingreso Mínimo Vital, que son unos 800 euros, pero no me llega para pagar el alquiler, los gastos de la casa, todo lo que necesitan los niños y comer».

La mayoría de las familias que necesitan recurrir al Banco de Alimentos tienen un perfil similar al de María. «¡Claro que en España no se pasa hambre. Sólo faltaba!», exclama Juani. «La entrega de alimentos no es sólo una cuestión de hambre, es una cuestión de dignidad, una ayuda para que lleven una vida digna, porque si reciben los alimentos pueden dedicar el dinero que tienen a otras cosas, como pagar las facturas o calentar su casa. O ir al cine, tienen todo el derecho de ir al cine y llevar una vida digna, que es mucho más triste que no tener que comer. Cada vez tienen más dificultades para llevar una vida normalizada».

En la cola espera Sonia (nombre ficticio) con su pareja. «No tenemos niños. Vivimos de alquiler». Sonia trabaja esporádicamente en el sector de la limpieza y su pareja está de baja. «He solicitado una ayuda por discapacidad, pero todavía no me han contestado». Es la primera vez que recurren al Banco de Alimentos desde mayo. «Estuve trabajando en un hotel y no necesité venir. Ahora ya no trabajo».

Menos voluntarios

La Gran Recogida de alimentos tendrá lugar este viernes y sábado. Como es habitual desde la pandemia, ahora se dona el dinero en la caja de los supermercados, aunque en León se podrán entregar alimentos en Froiz, tres supermercados de Alimerka, Lupa, E. Lecler y en el Gadis de Ponferrada. «Ahora la recogida ya no es tan vistosa como otros años. El último año que se pudieron recoger alimentos tuvimos 300 voluntarios repartidos por los supermercados. Este año hay 33», asegura Juani.

En la recogida del año pasado se recaudaron en León 99.000 euros. «Desde que se dona dinero nunca hemos superado los 100.000 euros, pero casi es mejor porque con el dinero podemos comprar alimentos frescos o de marca blanca, y nos da para tener más variedad de la que se benefician todas las familias. Y podemos espaciar las comprar a medida que vamos necesitando los productos, para no acumularlos en el almacén nuevo, que tiene menos espacio». Juani destaca la caída de las donaciones. «La subida del precio de los productos nos perjudica, porque todo es más caro, pero también se nota en las donaciones que hace la gente. Antes teníamos unas treinta familias que donaban comida habitualmente durante todo el año y ahora sólo hay tres».

También ha cambiado el perfil de los usuarios. «La mitad son españoles, pero la otra mitad son inmigrantes o refugiados. Cada vez hay más refugiados en León que necesitan recurrir al Bando de Alimentos». A las puertas de la nave llegan personas de diferentes nacionalidades. «Tenemos a cuarenta familias de ucranianos al mes. Nadie se acuerda ya de ellos. Cuando salen de la protección de las asociaciones se encuentran o que no tienen trabajo o que con los trabajos que tienen cobran muy poco y no les da para vivir. Dentro de poco nos encontraremos con los africanos que están llegando a Canarias y que ya están acogidos en León».

Sara Campos reparte entre las bolsas que lleva en el bolso la comida del carro que le acaban de entregar. Llegó a León hace siete meses procedente de Colombia junto a su marido y su hija de 6 años. «Vengo cada cinco semanas. Mi marido no encontró trabajo, se agobió mucho y se marchó a Colombia. Yo trabajo en la limpieza, aunque no tengo papeles, pero me quedé. En Colombia teníamos un restaurante y nos iba bien, pero empezamos a recibir llamadas de extorsión del Ejército de Liberación Nacional y como no cedimos nos amenazaron. Yo no me voy porque aquí estoy más segura y quiero seguridad para mi hija, que va al colegio y está feliz. Vivo de alquiler, la casera es un ángel para nosotros, y tengo muchas ganas de salir adelante. Cada vez me conoce más gente y me dan trabajo, saben que soy buena persona y las mujeres lo tenemos más fácil para trabajar sin papeles que los hombres. Sólo quiero tener la oportunidad de trabajar y hacer las cosas bien. Espero poder regularizarme. La tranquilidad es lo que más valoro para mi hija y para mí, aunque mi ralación de pareja haya terminado».

tracking