El rumor de la vida en José Luis Puerto

JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ

«La obra de creación es inseparable de su creador»; estas palabras de José Luis Puerto gobiernan el libro de María Alcalá sobre el poeta, un volumen que supone, como reza el subtítulo, un Acercamiento a su figura humana y a su creación a través de sus textos. El trabajo de María Alcalá brota del conocimiento y el afecto, iniciándolo con la biografía del escritor, con hermosos textos del propio Puerto sobre su infancia en el ámbito rural de La Alberca (Salamanca), donde nació en 1953, y de cuyas vivencias familiares y campesinas se nutren las raíces de su obra creativa; hablamos de figuras familiares muy presentes en la obra de Puerto, de la fascinación por la naturaleza, de la vida «marcada por la pobreza y la precariedad» y por el trabajo. Vendrían después años de internado, hasta llegar a la Universidad, unos «años de descubrimientos y conocimientos». José Luis Puerto fue profesor después en institutos de Osuna, Sevilla, Segovia y León, ciudad donde reside desde 1996; en todos ellos dejó amistades, afectos y huellas que perduran, como atestigua el libro de María Alcalá, compañera del poeta en Sevilla. Estando allí apareció, en León, el primer libro de Puerto, El tiempo que nos teje (1982). En su etapa segoviana creó la revista Encuentros y la colección Pavesas de poesía, al tiempo que fueron saliendo nuevos poemarios suyos. León ha sido etapa fecunda para la poesía y la etnografía, que también cultiva Puerto, que, entre otras obras, ha publicado recientemente Dictados tópicos en el dominio leonés (2023). Hoy Puerto es poeta reconocido, traducido, estudiado y pasto de antologías.

María Alcalá traza después la semblanza del escritor, con virtudes como la sencillez, la humildad, la generosidad, la unión de las raíces locales y universales… Imposible recoger en este breve espacio las parcelas que abarca la Vida en obra, el «componente biográfico» de la escritura de Puerto, en la que destaca la creación de ciertos mitos que trascienden al autor: el jardín primordial de la niñez, la herida del exilio del jardín, la creación del espacio mítico de Alfranca relacionado con aquél… Y, entre las líneas de atención, resaltan las páginas dedicadas a la fidelidad de Puerto a su propia voz, Voz por la que circula «el rumor de la vida». Debo añadir que el largo capítulo que se titula como el propio libro, Vida en obra, es, además, una sugestiva antología comentada de la labor de Puerto como poeta.