Manos que suman en Alzhéimer León
Tres jóvenes extranjeras, estudiantes de español, se incorporan como voluntarias al equipo de la entidad para tareas de acompañamiento a las personas usuarias
Jóvenes extranjeros que llegan a León con el principal objetivo de aprender español tienen la oportunidad de sumarse, como voluntarios, al día a día del Centro de Atención Integral de Alzhéimer León. Los convenios que la entidad mantiene con el Centro de Idiomas de la Universidad de León y con la Asociación Auryn —perteneciente a la Federación de Centros Juveniles Don Bosco de Castilla y León— han llevado recientemente a tres jóvenes de 19 años a incorporarse al equipo de Alzhéimer León para colaborar en tareas de acompañamiento. Inés Marie Francois, de la Bretaña francesa, a la que todos tratan de ayudar, porque es la que se desenvuelve con más dificultad con el idioma, completará un periodo de seis meses compaginando sus clases para aprender español con la experiencia del voluntariado. Nacida en el neoyorquino distrito de Queens, Samantha Sestak estudia Ingeniería Biomédica en la Universidad de Harvard, en Boston, y tiene interés en dedicarse a la investigación y al diseño de maquinaria médica para clínicas. Además de sus clases de español, dedica un amplio horario a las tareas que le encomiendan en Alzhéimer León. «Ayudo con ejercicios mentales con los señores. Mucho es hablar con ellos. Mi primera meta es hablar español y he aprendido mucho de la cultura de España y también de la gramática y expresiones que no aprendí en la clase. Hablan mucho de la historia y es un placer hablar con ellos», detalla. «Es una experiencia preciosa. Para mí especialmente, porque mi español ha mejorado mucho en muy poco tiempo, porque todas las personas son muy majas, muy amables, están muy interesados en compartir sus historias. Tienen mucha energía para enseñarme. Es un placer hablar con ellos. También me interesan sus historias y sus vidas», comenta con soltura.
Las tapas de León y, sobre todo, la tortilla española también aparecen rápidamente al conversar con Camila Wu, de Crecent, en el condado de Allegheny (Pensilvania, Estados Unidos). Su familia regenta un restaurante de comida china en el que ella ayudaba, en la cocina y en la contabilidad, al tiempo que estudiaba en la Escuela de Secundaria. Lleva cinco años aprendiendo español y quiere continuar cuando inicie su formación universitaria en Biología.